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CAPITULO IX

DERECHOS ECONOMICOS Y SOCIALES [1]

 

A.        Consideraciones Generales  

        1.        En el Informe Anual de la Comisi�n Interamericana sobre Derechos Humanos correspondientes a 1979-1980, la Comisi�n expres�, con respeto a los derechos econ�micos y sociales lo siguiente: 

        El elemento social de la obligaci�n jur�dica asumida por todo gobierno en esta materia  es procurar la realizaci�n de las aspiraciones sociales y econ�micas de su pueblo siguiendo un orden que de prioridad a las necesidades b�sicas de salud, nutrici�n y educaci�n.  La prioridad de �los derechos de supervivencia� y �las necesidades b�sicas� es una consecuencia natural del derecho a la seguridad personal. 

        2.        Debido al gran �nfasis acordado a la igualdad econ�mica y social en la reconstrucci�n de Nicaragua, este cap�tulo examinar� la pol�tica del nuevo r�gimen nicarag�ense, encaminada hacia una redistribuci�n de la riqueza del pa�s, y, sobre todo, a sus esfuerzos por mejorar la calidad de vida de las clases m�s necesitadas. 

        3.        Para tal objeto, la Comisi�n emplear�, en primer lugar, como fuentes para la elaboraci�n de este cap�tulo los estudios e informes preparados por organizaciones intergubernamentales, especialmente el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisi�n Econ�mica para Am�rica Latina (CEPAL) y las Organizaciones de las Naciones Unidas para la Alimentaci�n y la Agricultura (FAO) y para la Educaci�n, Ciencia y Cultura (UNESCO).  A falta de informaciones provenientes de esas organizaciones, la Comisi�n utilizar� los datos suministrados por el Gobierno de Reconstrucci�n Nacional.  En uno u otro caso, la Comisi�n mediante notas de pie de p�gina o referencias en el propio texto citar� la fuente a la que se ha recurrido.

 

B.     La Estructura Social y Econ�mica Prerrevolucionaria  

        1.        la estructura social prerrevolucionaria en Nicaragua ha sido clasificada como perteneciente a un modo de producci�n de car�cter feudalcolonial, con un reducido n�mero de ricos terratenientes y una gran masa de campesinos sin tierra.  De acuerdo al �nico estudio de distribuci�n del ingreso en Nicaragua, llevado a cabo en 1970, el 5% de la poblaci�n nicarag�ense recib�a el 28% del ingreso nacional, mientras que el 50% de la poblaci�n recib�a solamente el 15% del ingreso, y los niveles intermedios recib�an el saldo.[2]  

        2.        A pesar del surgimiento en Nicaragua de una clase media despu�s de la Segunda Guerra Mundial, se evidenciaban grandes divergencias en la distribuci�n del Ingreso, en la tenencia de la tierra, en la educaci�n y en los indicadores b�sicos de la calidad de la vida.  El poder econ�mico y pol�tico continuaba como siempre en manos de una reducida oligarqu�a.  El 2% de las fincas, ocupaban el 40% de toda la tierra arable, mientras el 50% de las fincas, ocupaban solamente el 3.4% de la tierra arable.  Las escuelas secundarias se encontraban ubicadas en las ciudades y en vista de que la mayor�a de las clases despose�das se encontraban en el sector rural, las escuelas de hecho serv�an a las clases medias y alta.[3]  

        3.        Nicaragua compart�a con algunos otros pa�ses latinoamericanos subdesarrollados las incongruencias de una econom�a dual, en particular en el sector agr�cola, que representa la base de la econom�a nicarag�ense.  El cultivo de cosechas para la exportaci�n, en particular el algod�n, se llevaba a cabo en grandes extensiones de tierra, utilizando sofisticada tecnolog�a moderna.  Por otro lado, las peque�as propiedades del sector de subsistencia se caracterizaban por m�todos de cultivo primitivos (e.j., el arado de buey de madera, de origen espa�ol, as� como variantes del palo para arar que utilizaban los ind�genas), y baja productividad.  

        4.        La agricultura representaba los dos tercios de las exportaciones nicarag�enses, principalmente el algod�n, el caf�, el az�car y la carne; empleaba el 42% de la poblaci�n econ�micamente activa y produc�a el 23% del Producto Interno Bruto (PIB).  Por su parte, el sector manufacturero contribuy� en 1978 al 20% del PIB y emple� al 16% de la poblaci�n econ�micamente activa.  Sin embargo, la agricultura tambi�n dominaba el sector manufacturero, dado que el procesamiento de los productos agr�colas representaba casi el 50% del valor total de la producci�n de este sector.  

        5.        La mecanizaci�n de la agricultura en Nicaragua comenz� en la d�cada de 1950, causando una disminuci�n en el campo de la clase media y un incremento proporcional en el n�mero de campesinos de subsistencia (dado el alto costo de mecanizaci�n), as� como una gran migraci�n rural hacia los centros urbanos en busca de trabajo.  Sin embargo, desde la d�cada del 1960, estos trabajadores rurales desplazados no eran absorbidos por el sector industrial sino por el creciente sector de servicios, sector de gran expansi�n bajo el aumento de la participaci�n de la mujer en la fuerza laboral.    

Porcentaje de las fuerzas de trabajo en:  

Agricultura                                Industria                         Servicios

1960-1978                                1960-1978                     1960-1978 
 
62    44                                   16     15                        22     41  

        6.        Durante los a�os 1971-1975, el 56.8% de los ni�os nicarag�enses menores de 5 a�os padec�an en alg�n grado de desnutrici�n.[4]  Sin embargo, en 1976, los gastos militares exced�an m�s de tres veces los gastos de salud.[5]  Para una poblaci�n de 2.3 millones, exist�a una Guardia Nacional con 5.000 hombres, los que llegaron a ser 15.000 en los a�os siguientes  hab�an 13.000 maestros y 1.400 m�dicos. [6]  Las tasas de mortalidad general e infantil y el nivel de analfabetismo han sido tradicionalmente muy altas (13.9 por 1.000 personas, 120 por 1.000 nacimientos, 52%, respectivamente).[7]  Dada la falta del n�mero adecuado de escuelas en las �reas rurales, aproximadamente el 70% de la poblaci�n rural y el 20.4% de la poblaci�n urbana era analfabeta.  El promedio de a�os de asistencia escolar era de 2.4, a�os, ya que el 76% de la poblaci�n escolar abandonaba la escuela en la primaria. [8]  La esperanza de vida se estima en 1979 en 55 a�os de edad.  

        7.        Desde el punto de vista de derechos humanos, un an�lisis de estos indicadores sociales es sumamente �til porque revela que aproximadamente la mitad de la poblaci�n nicarag�ense viv�a en un estado de pobreza absoluta.  La pobreza absoluta, el producto de una mala distribuci�n de la riqueza, ha sido definida como una condici�n de vida tan limitada por la desnutrici�n, enfermedad, analfabetismo, una esperanza de vida baja y una mortalidad infantil alta como para estar por debajo de cualquier definici�n racional de decencia humana.  La autoperpetuaci�n de la situaci�n del pobre absoluto ha contribuido a separarlo del progreso econ�mico que ha tenido lugar en otras �reas de su propia sociedad.  Ha permanecido mayormente marginado de todo el esfuerzo de desarrollo, sin poder contribuir o contribuyendo poco a �ste, ni benefici�ndose de �l�.[9]  

        8.        En Nicaragua como en otras partes, las aspiraciones para mejorar los niveles de vida eran adem�s frustradas por un persistente proceso inflacionario, marcado por el incremento en el precio del petr�leo y el consecuente aumento del desempleo y del subempleo.  En 1978, el desempleo lleg� en Nicaragua al 14.5%, comparado con un promedio de 9% en los a�os 1974-1977.  Esta alta tasa de desempleo revela un problema m�s serio cuando se toma en consideraci�n el gran n�mero de dependientes afectados, ya que la mitad de la poblaci�n nicaraguense tiene menos de 15 a�os de edad.  

        9.        Sin embargo, el mayor obst�culo para el mejoramiento de la calidad de la vida de la mayor�a de la poblaci�n nicarag�ense era la familia Somoza.  Cuando el General Anastasio Somoza Garc�a, padre del General Anastasio Somoza Debayle, ascendi� al poder ten�a poco m�s que una finca de caf� en deplorable estado.  A la muerte del General Somoza Garc�a, este hab�a acumulado una gran fortuna.  

        10.        Un observador de la pol�tica nicaraguense [10] escribi� un libro sobre el r�gimen somocista del cual es pertinente citar los siguientes p�rrafos:  

        Los resultados de 40 a�os de resignaci�n al r�gimen somocista es evidente en todas las facetas de la vida nicaraguense.  Mientras la econom�a ha atravesado un crecimiento considerable en la d�cadas recientes, el beneficio de este incremento ha sido mayormente absorbido por los Somozas, sus �ntimos colaboradores, y los miembros de la oligarqu�a.  Como consecuencia en parte del Mercado Com�n Centroamericano, ha tenido lugar en Nicaragua cierto desarrollo industrial, pero gran parte de las empresas se encuentran en manos extranjeras y el resto es propiedad de la familia Somoza, sirviendo frecuentemente m�s como agencias subvencionadas y protegidas para el empleo de familiares y oficiales retirados de la Guardia que como una contribuci�n real a la econom�a nacional.  

        La estrangulaci�n de la econom�a nacional por la familia Somoza se extiende mas all� de las industrias, incluyendo aquellas que producen telas y zapatos para la Guardia, y la agricultura.  Son due�os de las aerol�nea nacional, La Nica�, y de la �nica l�nea mar�tima, Mamenic Lines.  Poseen considerables intereses en la banca, hoteles y bienes ra�ces, pesca, radio, televisi�n y peri�dicos.  Controlan hasta los parqu�metros de Managua y la recolecci�n de la basura.  Adem�s, ahora exportan sangre e importan autom�viles Mercedes Benz los cuales, por coincidencia, son utilizados exclusivamente por la polic�a de Managua que forma parte de la Guardia Nacional.  

        Mientras que los colaboradores de la dinast�a han prosperado el pueblo ha sufrido.  Como siempre, la pobreza ha estado acompa�ada de desnutrici�n cr�nica, enfermedades, y falta de centros de salud.  La gastroenteritis y otras enfermedades diarr�icas continuaban siendo las causas primordiales de muerte en la d�cada del 70, siendo responsables del 23.6% de todas las muertes.  M�s del 90% de estas muertes ocurrieron entre ni�os menores de 5 a�os.  El nicarag�ense que ha tenido la suerte de vivir m�s all� de esta edad ha debido enfrentar otros problemas.  Nicaragua tiene el nivel de homicidios m�s alto del mundo, un nivel de muertes accidentales extremadamente alto y el nivel de alcoholismo cr�nico m�s alto de Centroam�rica.

        La clave para mantener este sistema de exageradas desigualdades sociales y econ�micas ha sido y contin�a siendo el control de la Guardia Nacional.  

        En 1979, el General Anastasio Somoza Debayle perdi� ese control, pero antes de que Nicaragua pudiese ser reconstruida fue destruida a�n m�s.

 

C.     La Insurrecci�n y sus Consecuencias Econ�micas [11]  

        1.        La fase final de la insurrecci�n se inici� en septiembre de 1978 con una huelga general y ataques coordinados dirigidos por el FSLN contra los destacamentos de la Guardia Nacional en las principales ciudades del pa�s y concluy� 10 meses m�s tarde con un cambio de gobierno, despu�s de un estado de guerra generalizado durante los meses de junio y julio de 1979.  

        2.        De acuerdo a informaciones recibidas por la Comisi�n decenas de miles de personas perdieron sus vidas durante 45 a�os de oposici�n a la dictadura de la familia somoza.  De ellas aproximadamente 35.000, o sea el 1.5% de la poblaci�n, perdieron sus vidas durante esos �ltimos 10 meses.  El 80% de los muertos fueron civiles, v�ctimas sobre todo de los bombardeos indiscriminados de ciudades llevado a cabo por la Guardia Nacional.  Los heridos se calcularon en aproximadamente 100.000, m�s de 150.000 personas abandonaron sus hogares en busca de refugio; m�s de 40.000 ni�os se convirtieron en hu�rfanos.  Solamente en Managua, mas de 400.000 personas debieron ser alimentados, y alrededor del 40% de la poblaci�n nicarag�ense estaba apunto de morir de hambre.  La econom�a y los servicios p�blicos fueron paralizados, y brotes de epidemia amenazaban con desatarse.  En agosto de 1979, los m�dicos en el hospital Occidental de Managua se�alaron que de cada 5 casos que trataban diariamente dos eran de malaria.  En muchos sectores de Managua la basura se hab�a acumulado durante semanas junto a los cuerpos de personas que hab�an muerto durante la guerra, y la interrupci�n del suministro de agua agrav� las condiciones poco sanitarias de estos barrios, contribuyendo al crecimiento de incestos que transmiten enfermedades infecciosas.  

        3.        La situaci�n de la vivienda en Managua era dr�matica a�n antes del terremoto de 1972.  Un estudio concluido ese a�o indicaba que el 73.7% de las viviendas eran inadecuadas.  Los da�os ocurridos a la viviendas durante la insurrecci�n estimados por el Ministerio de la Vivienda y de Asentamientos Humanos ascend�an a 38 millones de d�lares, y exist�a un d�ficit de 500.000 unidades.  El da�o total a la infraestructura f�sica (i.e. edificios no para viviendas) fue estimado en 80 millones de d�llares.  

        4.        Las p�rdidas sufridas por el sector agr�cola se estimaron en 28 millones de d�lares, correspondiendo 23 millones al sector ganadero.  Durante la insurrecci�n gran cantidad de exportaciones ilegales de ganado tuvo lugar, en particular toros de cr�a; y la ingente p�rdida de vacas (100.000) debido al contrabando y el sacrificio de ganado result� en una reducci�n de 5 millones de litros de la producci�n lechera, agravando a�n m�s la desnutrici�n infantil.  

        5.        La situaci�n pol�tica tambi�n caus� una reducci�n dram�tica en las exportaciones de algod�n, que tradicionalmente hab�an representado una cuarta parte del valor total de las exportaciones nicarag�enses.  Como la temporada de siempre hab�a pr�cticamente terminado cuando la guerra a mediados de julio de 1979, solamente se hab�an sembrado 36.250 hect�reas de algod�n de las 175.000 que por lo general se siembran.  

        6.        El da�o al sector industrial se estim� en 150 millones de d�lares: 60 millones debido a la destrucci�n de los inventarios y materias primas, 35 millones a equipo y maquinaria, 15 millones a edificios e instalaciones y 40 millones de cuentas incobrables.  Afortunadamente, la mayor�a de las industrias que produc�an materiales de construcci�n no sufrieron da�os y, en consecuencia, las reparaciones se iniciaron inmediatamente.  

        7.        Los da�os causados al sector comercial se estimaron en 220 millones de d�lares y se divid�an en tres tipos:  

        a)        120 millones de d�lares, o sea m�s de la mitad, como resultado de los asaltos, ya que las tiendas principales de las ciudades m�s grandes fueron saqueadas antes de que los sandinistas restablecieran el orden; b) cuentas incobrables, y c) edificios, mobiliarios y equipos destruidos por los bombardeos y el fuego.  

        8.        Los da�os materiales que resultaron de la insurrecci�n fueron estimados por las Naciones Unidas en un monto total de 480 millones de d�lares.  

        9.        Aparte del da�o humano y f�sico causado por la guerra el futuro nicarag�ense fue seriamente hipotecado por la deuda externa ascendiente a 1.500 millones de d�lares contra�da por el r�gimen somocista.  De esta cantidad, aproximadamente 400 millones fue contra�da por el sector bancario y privado en la forma de obligaciones de corto plazo y, en consecuencia, un n�mero considerable de pagos deb�an efectuarse en 1979.  Estas deudas tuvieron que ser renegociadas ya que Nicaragua no ten�a reservas, en vista de que Somoza y sus ac�litos hab�an transferido pr�cticamente todas las divisas fuera de Nicaragua desde 1978.

 

D.     La Pol�tica del Gobierno en el Campo de los Derechos Econ�micos, Sociales y Culturales.  

1.  El 9 de julio de 1979 el programa del Gobierno de Reconstrucci�n Nacional previ� el inicio de tres planes para la reconstrucci�n del pa�s: un plan de emergencia, un plan de recuperaci�n econ�mica a corto plazo y plan para la reconstrucci�n, transformaci�n y desarrollo socio-econ�mico.  

2.  El plan de emergencia, puesto en marcha pocos d�as despu�s del cambio de gobierno, estaba dise�ado a cubrir las necesidades m�s urgentes de la poblaci�n:  

             Un Plan de Emergencia, dirigido a atender, principalmente, las siguientes necesidades b�sicas de la poblaci�n a) la disponibilidad y distribuci�n de alimentos; b) la situaci�n econ�mica de las familias afectadas o diezmadas por la guerra; c) la reconstrucci�n de las ciudades y barrios marginados; d) las condiciones de nutrici�n y salud; y, e) la eficiente reorganizaci�n y funcionamiento de los servicios p�blicos: transporte; energ�a; agua; comunicaci�n.

Por ejemplo, los Ministerios de Bienestar Social y de Salud P�blica, auxiliados por los comit�s y consejos vecinales, asumieron la tarea de distribuir comidas y medicinas que hasta ese momento ven�an desempe�ando la Cruz Roja.  A mediados de agosto de 1979, el nuevo Gobierno hab�a establecido la organizaci�n interna necesaria para poder responder a emergencias inmediatas.  

3.  El plan de recuperaci�n econ�mica de corto plazo, el cual no requer�a la conclusi�n del plan de emergencia antes de ser implementado, enfoc� sobre los sectores claves de la econom�a se�alados para una transformaci�n interna:  

           Un Plan de Recuperaci�n Econ�mica Inmediata, cuyo prop�sito ser� impulsar la reactivaci�n y estabilizaci�n de la econom�a nacional.  Dicho plan deber� incluir medidas o programas espec�ficos, principalmente sobre los siguientes aspectos: empleo; producci�n agr�cola e industrial; pol�tica monetaria y cambiaria; comercio exterior; pol�tica fiscal y de gasto p�blico; renegociaci�n de la deuda p�blica externa; orientaci�n del nuevo endeudamiento; pol�tica financiera para el desarrollo; y los servicios.  

En el mensaje de a�o nuevo correspondiente a 1981, la Junta [12] inform� que se hab�an cumplido los siguientes objetivos durante el a�o 1980:  

-    La tasa nacional de desempleo fue reducida a un 17 por ciento, una de las m�s bajas que ha tenido hist�ricamente el pa�s; lo cual quiere decir que crearon m�s de 110.000 empleos nuevos, y de estos empleos, cerca de 50.000 fueron creados en el �rea agropecuaria.  

 -    La producci�n agropecuaria super� sus metas y tuvieron excelentes cosechas de ma�z y sorgo, y alcanzaron los niveles previstos en el arroz.  No sucedi� as� con la cosecha de frijoles, las excesivas lluvias disminuyeron la producci�n, y tendr�n que importar este grano en 1981.  La organizaci�n y desarrollo de la reforma agraria continu� adelante y la reactivaci�n del sector industrial se alcanz� en m�s de un 80 por ciento.  

-    Las metas del Plan Econ�mico de 180 fueron cumplidas en su casi totalidad; la tasa de crecimiento econ�mico fu� de las m�s altas de Am�rica Latina; lograron disminuir el acelerado ritmo de inflaci�n que result� ser m�s baja que en cualquier otro pa�s centroamericano.  Para ello, aplicaron importantes subsidios a productos b�sicos de consumo, tales como los granos b�sicos, el aceite, los huevos, la leche, y el transporte colectivo, lo cual ha permitido hacer posible un salario real mas s�lido para los trabajadores.  Se aplicaron adem�s incrementos de salarios que aunque modestos, pudieron beneficiar a las capas m�s pobres de la poblaci�n.  

-    Fue conquista tambi�n la renegociaci�n de la deuda externa con m�s de un centenar de bancos extranjeros, con un amplio plazo de gracia y con nuevas condiciones para el pago de intereses, todo lo cual garantiza un margen financiero para llevar adelante el proyecto de reconstrucci�n nacional.  

-    Sostuvieron una balanza de pagos adecuados, controlando las importaciones no-esenciales para el desarrollo econ�mico; y ejecutaron un presupuesto de gastos de la Rep�blica que tuvo un moderado d�ficit, inferior a�n al que estaba previsto, debido al notable incremento de las recaudaciones fiscales, y a una ejecuci�n responsable del presupuesto que redujo los gastos.  

             Los objetivos fijados para 1981 incluyen los siguientes:  

             En 1981, avanzaremos en la producci�n y tambi�n conquistaremos nuevas metas en salud, educaci�n, fuentes de trabajo, extensi�n de servicios de electricidad y agua potable, construcci�n de viviendas en centros de producci�n tales como las minas, plantaciones bananeras, y centros de producci�n azucarera, en la construcci�n de caminos de penetraci�n y carreteras rurales, y en el mantenimiento de los mismos; avanzaremos tambi�n en la comunicaci�n con el Atl�ntico y otras zonas del pa�s.  

4.  El plan de reconstrucci�n, transformaci�n y desarrollo socio-econ�mico fue dise�ado para reestructurar la base socio-econ�mica de Nicaragua.  Este dice as�:  

           Se elaborar� y ejecutar� un Plan de Reconstrucci�n, Transformaci�n y Desarrollo Socio-Econ�mico a mediano plazo, cuya finalidad ser� el sustancial mejoramiento del nivel y calidad de vida de nuestro pueblo, basado en el incremento de la producci�n nacional y en una equitativa distribuci�n de la riqueza.  Este plan incorporar� a todos los sectores de la Naci�n a las tareas de reconstrucci�n nacional y al desarrollo integral del pa�s.  Formar�n parte del mismo lo planes sectoriales que se mencionan en este Programa.  

El resto de este cap�tulo considerar� especialmente las dos �reas que atraviesan una transformaci�n estructural y que son de particular inter�s a los derechos humanos: a) la reforma agraria y b) el sector educativo.

 

E.      La Reforma Agraria[13]  

1.  El programa de acci�n de la Junta expresaba que el nuevo Gobierno buscar�a crear gradualmente una econom�a mixta, en la cual coexistir�a tres formas b�sicas de propiedad de los medios de producci�n: el sector de propiedad estatal y social, el sector de propiedad privada, y un sector mixto de propiedad p�blica y privada.  

De acuerdo al programa, el sector de propiedad estatal y social de la tierra consistir�a en los terrenos nacionalizados que hab�an pertenecido a Somoza y a sus colaboradores.  

        2.  El programa del 9 de julio de 1979 detallaba cu�les tierras ser�an objeto de expropiaci�n:  

        (1)  Las tierras y explotaciones agr�colas recuperadas de la familia Somoza y sus allegados, que pasar�n a formar parte del Patrimonio de Reconstrucci�n Nacional;  

        (2)  Las propiedades de deudores de las instituciones Financieras del Estado que se hubieran beneficiado dolosamente de vinculaciones con el r�gimen somocista.  

        (3)  Las propiedades de los defraudadores fiscales;  

        (4)  Las tierras que fueron nacionales y hayan sido asignadas por el r�gimen con fines pol�ticos;  

        (5)  Las propiedades agr�colas que hayan ido abandonadas por sus due�os.  

        (6)  Las tierras ociosas, tanto de los latifundios existentes como del Estado.  

Aunque estas tierras, recientemente adquiridas, fueron denominadas �propiedades pertenecientes al pueblo�, de acuerdo al Programa, no ser�an distribuidas a campesinos para la explotaci�n privada, sino que �al entregarse a sus nuevos propietarios, las tierras afectadas ser�n organizadas, para fines productivos, principalmente en formas asociativas que aseguren el cumplimiento de la funci�n social de la propiedad�.  

3.  El Decreto No. 3, emitido el 20 de julio de 1979, es decir, el d�a siguiente al cambio de gobierno, facult� al Procurador General �para que de inmediato proceda a la intervenci�n, requisaci�n y confiscaci�n de todos los bienes de toda la familia Somoza, militares y funcionarios que hubiesen abandonado el pa�s a partir de diciembre de 1977�.  El Instituto Nicarag�ense de Reforma Agraria (INRA) fue creado en agosto de 1979, aproximadamente 1.500 fincas con una extensi�n de alrededor de 800.000 h�ctareas, hab�an sido expropiadas a los somocistas sin compensaci�n.  Para mediados de julio de 1980, el INRA hab�an adquirido unas 200.000 hect�reas adicionales que, aunque no estaban sujetas al Decreto No. 3, hab�an sido, sin embargo, ocupadas por campesinos o confiscadas por el Gobierno.  En la actualidad, el INRA controla aproximadamente el 25% de las tierras f�rtiles de Nicaragua, aunque solamente una porci�n de �stas se encontraban bajo cultivo; el resto se utilizaba como pasto para ganado o se encontraba bald�a.  

4.  El sector p�blico, conocido como el �rea de propiedad estatal y social, est� organizada de la siguiente forma:  

        (1)  Grandes mataderos integrados verticalmente, y plantaciones de az�car y caf� con sus respectivos molinos, los cuales fueron situados bajo el control de Agro INRA.  Estas empresas verticalmente integradas controlan un total de 90.000 acres: y  

        (2)  �Unidades de Producci�n Estatales�(UPES), compuesta de fincas expropiadas y operadas por INRA, en consulta con representantes de los obreros agr�colas pertenecientes a la asociaci�n campesina independiente conocida como la Asociaci�n de Trabajadores del Campo (ATC).  Existen aproximadamente 2.200 UPES con una extensi�n de m�s de 2 millones de acres, integrando 170 unidades de producci�n, las cuales a su vez conforman 27 empresas agr�colas (e.g. empresas de caf�, empresas de algod�n, etc.).  

5.  Las cooperativas de producci�n, llamadas Cooperativas Agr�colas Sandinistas (CAS), tambi�n han sido promovidas, pero la participaci�n en ellas es estrictamente voluntaria.  A fines de 1980 exist�an 1.400 cooperativas de producci�n formadas por peque�os campesinos cuyo objetivo era unir sus peque�os terrenos para cultivarlos colectivamente, aprovechando de esa manera los nuevos servicios y cr�ditos disponibles a las cooperativas.  Una tercera parte de estas tierras fueron alquiladas a los campesinos por el Gobierno, y las otras dos terceras partes por el sector privado.

La Asociaci�n de Trabajadores del Campo tambi�n ha organizado m�s de 60.000 campesinos en 1.200 cooperativas de cr�dito y servicios quienes recibieron m�s del 50% del cr�ditoagr�cola distribuido.  El Instituto Nicaraguense de Reforma Agraria (INRA) estableci� una entidad llamada PROCAMPO con el objeto de proporcionar asistencia t�cnica y de mercadeo y estas cooperativas simplemente compran los insumos y las cosechas.  Las cooperativas y los peque�os agricultores tienen asegurados el acceso a cr�dito con el Banco Nacional de Desarrollo, a una tasa de inter�s que fluct�a entre el 7% y 11%.  La tasa m�s baja claro est�, se encuentra disponible para las cooperativas, como un incentivo econ�mico para la colectivizaci�n de la producci�n.  Bajo Somoza, la mayor�a de los productores agr�colas no ten�an acceso a cr�dito, ya que el 90% de todo el cr�dito agr�cola se dirig�a a las cosechas de exportaci�n que se produc�an en las grandes fincas.  

El Gobierno tambi�n ayud� al peque�o campesino, nacionalizando todo el sistema de mercado de los productos agr�colas para la exportaci�n, comprando y vendiendo directamente los granos b�sicos y controlando los alquileres.  El control estatal del comercio exterior permiti� por primera vez al Gobierno establecer impuestos directos sobre este sector y aumentar el salario m�nimo de 1.70 a 4,20 d�lares diarios.  

6.  Aunque la contribuci�n del peque�o agricultor a la producci�n agr�cola total fue significativa, las grandes fincas comerciales privadas todav�a representan la mayor parte de la producci�n para las exportaciones, tal como la indican las siguientes estad�sticas:  

        Producci�n de Productos Agr�colas por Tipo de Propiedad en 1979/80    

Cosecha

Sector Estatal
(INRA) %

Peque�os Productores
(menos de 15 has.) %

Grandes Productores, %

Algod�n    

20.00

18.0

62.0

Caf�    

15.0

30.0

55.0

Ganado    

15.0

73.0

12.0

Ma�z    

8.7

87.2

4.4

Frijoles      

17.0

79.1

3.8

Los productores agr�colas y ganaderos est�n asociados en la UPANIC (Uni�n de Productores Agr�colas Nicarag�enses), una de varias organizaciones que integran el COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada).  El Gobierno trat�, mediante incentivos econ�micos, de dirigir y mantener una participaci�n activa del sector privado en la producci�n agr�cola.  Se estableci� un fondo para la estabilizaci�n del caf� con el fin de proteger a los productores cafetaleros contra la inestabilidad de los precios en el mercado mundial, se facilitaron cr�ditos a bajo inter�s, y el impuesto sobre la renta y el impuesto a las sociedades de la sociedad fueron intencionalmente mantenidos bajos para estimular la inversi�n privada.

7.  Una de las quejas fundamentales del sector privado se basa en que consideran muchas de las expropiaciones de tierra como injustas e ilegales.  En el documento de COSEP �An�lisis sobre la Ejecuci�n del Programa del Gobierno de Reconstrucci�n Nacional�, publicado en noviembre de 1980, el sector privado aleg� que el Gobierno no hab�a definido claramente la extensi�n del sector estatal: �El �rea estatal no tiene un alcance preciso ni est� claramente delineada, a pesar de la justificada y persistente insistencia del COSEP de que esto se haga.  Si esto no se define claramente, el concepto de econom�a mixta ir� perdiendo su contenido...�  

Espec�ficamente, el COSEP alega que: �Se han producido expropiaciones, sin debida compensaci�n, de propiedades agr�colas de ciudadanos no comprendidos en los Decretos Nos. 3 y 38, sol� por el hecho de que el INRA considera esas propiedades indispensables para el desarrollo agropecuario a pesar de que no existe un plan comprensivo de reforma agraria�.  

Durante la visita de la Comisi�n a Nicaragua en octubre de 1980, UPANIC present� el caso de la confiscaci�n de ASGANIC (Asociaci�n de Ganaderos de Nicaragua), una organizaci�n que forma parte de UPANIC.  Las propiedades de ASGANIC fueron confiscadas y su status jur�dico fue revocado.  UPANIC argumenta que ASGANIC no se enmarca dentro de los par�metros establecidos por los Decretos No. 3 o 38 ya que es una entidad jur�dica y no un particular sujeto a confiscaci�n como establecen estos decretos.  Sin embargo, los �nicos dos presidentes de ASGANIC desde su establecimiento en 1955, fueron Luis Somoza y Oscar Sevilla Sacasa, ambos parientes del General Anastasio Somoza.  Empero la situaci�n a considerar es el alcance legal del t�rmino �allegados al somocismo� del Decreto No. 3, el cual las nuevas autoridades aparentemente interpretan de una manera m�s amplia que las personas y asociaciones del sector privado cuyos intereses han sido directamente afectados.  

8.  La Comisi�n considera que el Gobierno de Nicaragua necesita establecer un procedimiento expedito para la soluci�n de conflictos judiciales concernientes a los derechos de propiedad, que le permita asegurar que el proceso de reforma agraria sea consolidado de una manera justa sin la continua hostilidad del sector privado.[14]

 

F.  Reformas Educativas Fundamentales [15]  

1.  la importancia atribu�da a la educaci�n por el nuevo Gobierno de Nicaragua fue demostrada por la designaci�n oficial de 1980 como �A�o de la Alfabetizaci�n� y por la impresionante campa�a de alfabetizaci�n iniciada el 24 de marzo de 1980 con el objeto de ense�ar a cada nicarag�ense a leer y escribir, y, en consecuencia, tratar de incorporarlo al proceso econ�mico y social.

El motivo de alta prioridad acordado a la reforma educativa fue establecido en el Programa del 9 de julio de 1979, en los siguientes t�rminos:  

             Se realizar� una reforma profunda en los objetivos y en el contenido de la Educaci�n Nacional, para convertirla en factor clave del proceso de transformaci�n humanista de la sociedad nicarag�ense y orientarlo en un sentido cr�tico y liberador.  Esta reforma tendr� un car�cter integral y comprender� todas las etapas del proceso, desde la educaci�n pre-escolar hasta la de car�cter superior.  

             Por estos efectos, se elaborar� un Plan Nacional de Desarrollo Integral de la Educaci�n y se dictar� una Ley General de Educaci�n.  

        2.  Los elementos de la reforma educativa ser�n los siguientes:

(1) educaci�n primaria y secundaria gratuita y obligatoria; (2) control de precios de los libros y �tiles escolares; (3) regulaci�n de colegios privados; (4) creaci�n de escuelas t�cnicas vocacionales; (5) establecimientos de centros educativos rurales; (6) respeto a la autonom�a de la Universidad Nacional; y (7) erradicaci�n del analfabetismo.  

Estas reformas ser�an logradas a trav�s de la puesta en marcha de un plan compuesto de varias etapas.  La primera analizar� las necesidades y reclamos del pueblo nicarag�ense, levantando un inventario de la infraestructura f�sica (escuelas, libros, etc.), as� como un estimado de los recursos humanos que se necesitan.  A continuaci�n, se iniciar�n varios programas de acci�n inmediata.  Siendo la campa�a nacional de alfabetizaci�n �H�roes y M�rtires por la liberaci�n de Nicaragua� el programa inmediato m�s importante.  

3.  Una segunda medida es la �Gran Consulta�, la que comprender� la participaci�n de las organizaciones pol�ticas, laborales, profesionales y sociales en el dise�o de un nuevo sistema educativo.  El resultado de la consulta popular ser� el �Plan Nacional de Desarrollo Integral de la Educaci�n�, el cual establecer� las pautas para el desarrollo de este nuevo sistema educativo.  

4.  Otra medida ser� la creaci�n d un �Consejo Nacional de Desarrollo Integral de la Educaci�n�, el cual estar� encargado de elaborar una estrategia de educaci�n pol�tica que refleje la voluntad del pueblo y consolide los principios de la revoluci�n sandinista.  Una �ltima medida involucra la creaci�n de un Consejo Nacional de Educaci�n Superior, encargado de coordinar las instituciones educativas superiores.  

             Espec�ficamente, se han puesto en marcha las siguientes medidas de reforma:  

             a)  Educaci�n gratuita y obligatoria:

5.  De acuerdo con el Estatuto de Deberes y Garant�as de los Nicarag�enses, la educaci�n primaria y secundaria es gratuita y obligatoria.  A nivel universitario los estudiantes deben pagar una cuota semestral 68,00 c�rdobas (equivalente a 6,8 d�lares estadounidenses) al momento de registro en la Universidad Nacional Aut�noma de Nicaragua, lo cual implica una reducci�n de un 90% de la matr�cula.  Adem�s, el Ministerio de Educaci�n P�blica supervisa y regula los precios de los libros y materiales escolares y se encuentra involucrada en la producci�n y mercadeo de textos b�sicos para suministrarlos gratuitamente.  

Seg�n informaci�n proporcionada por el Gobierno nicarag�ense, se ha aumentado en un 68% la matr�cula escolar en los �ltimos dos a�os.  A finales de 1978 hab�an 502,000 estudiantes; en 1979, despu�s del 19 de julio 578,000 y en la actualidad 843,000.  Hay 341,000 personas m�s estudiando ahora que hace dos a�os.  Comparado con 1978, el a�o de mayor escolaridad bajo el somocismo, se ha triplicado la matr�cula pre-escolar, elevando en un 36% la matr�cula de primaria y secundaria, quintuplicando la matr�cula de educaci�n especial, m�s que duplicada la matr�cula universitaria y ampliada en catorce veces la educaci�n para adultos.  

           b)  Regulaci�n de las escuelas privadas   

6.  Para asegurar el cumplimiento de la adhesi�n de las escuelas privadas a la pol�tica educativa nacional, el Ministerio de Educaci�n P�blica est� encargado de regular el enrolamiento y el costo de la matr�cula en las mismas.  Algunas escuelas privadas y religiosas ser�n nacionalizadas, pero solamente cuando lo soliciten sus propietarios.  

           c)  Expansi�n de los servicios educativos  

7.  Como consecuencia de los da�os causados por la guerra, una de las tareas principales del nuevo Gobierno fue reconstruir las plantas f�sicas de las instituciones educativas.  Como parte de un programa de emergencia el Gobierno inici� la reconstrucci�n de 74 escuelas.  El costo total de reconstrucci�n de �stas lleg� a la cantidad de 1.544.318 c�rdobas ) 154.431 d�lares estadounidenses), para lo cual varios sindicatos suecos hicieron una donaci�n de un mill�n de c�rdobas.  Adem�s, se rehabilitaron 22 escuelas secundarias.  El financiamiento para este proyecto fu obtenido a trav�s de un pr�stamo proporcionado por el Banco Mundial.  

En la actualidad, se encuentran bajo construcci�n en las �reas rurales 22 escuelas primarias y 18 escuelas secundarias a un costo total de 45 millones de c�rdobas.  Mientras que en 1979/1980 la atenci�n fue concentrada sobre la reconstrucci�n de las plantas educativas, los esfuerzos del a�o 1980/1981 se concentraban en la construcci�n de nuevos centros educativos en las �reas rurales.  El siguiente cuadro contiene los aumentos anuales en los gastos gubernamentales en el sector educativo:  

Crecimiento de los gastos gubernamentales en la educaci�n

A�o                             Miles de c�rdobas                Indice de Crecimiento  

1976                                  320.669                              100%

1977                                  337.951                               105%

1978                                  341.024                               106%

1979                                  409.715                               128%

1980                                  888.249                                277%

 

8.  El Gobierno nicaraguense ha informado que aument� considerablemente el n�mero de profesores al incorporar 2.100 maestros a la ense�anza primaria, 1.200 de los cuales provienen de Cuba (La Brigada Internacional Augusto C�sar Sandino) y otros de Espa�a, Costa Rica, M�xico y Venezuela.  Aunque inicialmente estaba programado que los maestros cubanos permanecieran en Nicaragua durante un per�odo de dos a�os, la Comisi�n fue informada que la mayor�a hab�a partido de Nicaragua a fines de julio de 1980.  La mayor parte de los maestros cubanos trabajaron en el sector rural y en la campa�a de alfabetizaci�n.

  9.  Por otra parte, se implement� el Programa Estudio-Trabajo del 1� al 20 de diciembre de 1980, habiendo participado en �l m�s de 120,000 j�venes en todo el pa�s (entre el 90 y 95%) de la matr�cula a nivel medio y de los grados 5to. Y 6to. de primaria; con este programa pudieron realizarse una gran cantidad de proyectos productivos y de proyecci�n social.  Paralelamente se implement� el programa �Retaguardia, Estudio-Trabajo�  con la participaci�n de alrededor de 304,430 ni�os de primero a cuarto grado de primaria.

10.  En resumen el Gobierno en los 12 meses despu�s del 4 de mayo de 1980 ha invertido la suma de C$138.6 millones en escuelas e institutos.  

El presupuesto para educaci�n en Nicaragua ha pasado de 330.1 millones de C�rdobas en 1978 a 381.6 millones en 1979; 909.7 millones en 1980 y a 1.152 millones en 1981, un aumento del 349.2% comparado a la �poca somocista.  Adicionalmente, el presupuesto para la educaci�n superior a trav�s de CNES pas� de C$115 millones de 1980 a C$164 millones en 1981.  Esto representa un aumento del 364% comparado a los 45 millones que en 1978 el somocismo presupuest� para la universidad.  

           d)  La erradicaci�n del analfabetismo  

11.  Considerado como el acontecimiento educativo m�s importante en la historia de Nicaragua, la cruzada de alfabetizaci�n �H�roes y M�rtires por la Liberaci�n de Nicaragua� fue iniciada en marzo de 1980 y concluy� en agosto de ese mismo a�o.  Esta primera etapa de la campa�a, de cinco meses de duraci�n, redujo, seg�n se ha informado al analfabetismo de un promedio de 50% (87% de algunas �reas rurales), a menos de 13%.  Se estima que m�s de 400.000 nicaraguenses aprendieran a leer y escribir durante esta fase de la campa�a.  

Mientras se defin�an los m�todos y contenidos de la campa�a de alfabetizaci�n, fue organizado y llevado a cabo un censo nacional de alfabetizaci�n para determinar el nivel de analfabetismo de la poblaci�n nicaraguense mayor de 10 a�os de edad.  El censo, realizado por el Instituto Nacional de Estad�stica y Censo de Nicaragua, revel� que el 52% de la poblaci�n mayor de 10 a�os de edad estaba compuesta por analfabetos funcionales y que en algunos sectores el porcentaje llegaba hasta un 80%.  Asimismo, se determin� que entre los ni�os de 10 a 14 a�os de edad, el analfabetismo llegaba en �reas hasta un 74% y que de cada cinco analfabetos cuatro ten�an m�s de 14 a�os.  

12.  La Comisi�n Nacional de Alfabetizaci�n, encargada de la direcci�n organizativa de la campa�a, dirig�a tres grupos de alfabetizadores: 1) Los Alfabetizadores Populares (AP), el Ej�rcito Popular de Alfabetizadores (EPA), y 3) las Milicias Obreras de Alfabetizaci�n (MOA).  Mientras la AP y MOA ense�aban solamente durante parte del tiempo, la EPA pod�a trasladarse a las �reas rurales y monta�osas durante varios meses continuos.  Por otro lado, la AP y MOA fueron asignadas a la ciudad para alfabetizar en los lugares de trabajo, los mercados y los barrios pobres; las Milicias Obreras de Alfabetizadores Populares eran sobre todo amas de casa y empleados civiles que no pod�an trasladarse durante meses a las �reas rurales y monta�osas.  

Aparte del entrenamiento pedag�gico, que se inspir� en las ideas del educador brasile�o Pablo Freire adaptadas a las condiciones nicarag�enses, los brigadistas recibieron entrenamiento de escultismo a trav�s del movimiento Scout, as� como nociones de primeros auxilios e higiene, con el fin de poder colaborar en la campa�a de erradicaci�n de la malaria.  

Aunque todav�a no se ha realizado una evaluaci�n de la campa�a, se espera que en un futuro cercano la UNESCO lleve a cabo una evaluaci�n de los logros.  

13.  La campa�a fue objeto de fuertes controversias en Nicaragua con respecto a sus objetivos.  El Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) denunci� que los textos de ense�anza utilizados en la campa�a eran de alto contenido pol�tico.  Se�ala que, por ejemplo, el cuaderno de alfabetizaci�n, uno de los textos b�sicos, consiste en 23 temas, todos relacionados con el programa de acci�n del Gobierno y el proceso revolucionario.  Un informe del Ministerio de Educaci�n nicarag�ense indica que en el primer tema del texto, los estudiantes aprender�an las cinco vocales contenidas en las palabras �la Revoluci�n�.  Igualmente, se�ala el informe, el nombre Fonseca, el apellido de uno de los fundadores del FSLN, muerto en combate, permitir�a el aprendizaje de las s�labas si, so, se y sa.  

14.  El costo de la campa�a, estimado en 200 millones de c�rdobas (20 millones de d�lares estadounidense) fue cubierto en parte por el Gobierno nicarag�ense.  Treinta y seis pa�ses y varias organizaciones regionales e internacionales proporcionaron asistencia financiera.  

Empe�ado en mantener el nivel de alfabetizaci�n logrado y de erradicar completamente el analfabetismo, el Gobierno est� expandiendo los servicios educativos a todos los niveles, en particular, la educaci�n primaria y adulta en las �reas rurales.  Si estas medidas no resultan enteramente satisfactorias, el Gobierno ha propuesto llevar a cabo una campa�a de alfabetizaci�n cada 10 a�os.  Un Vice-ministerio de Educaci�n de Adultos para asegurar que la poblaci�n adulta recientemente alfabetizada no sea ignorada.  Otra responsabilidad adicional de esta entidad ser� la de crear un programa permanente de educaci�n para adultos.  

15.  En 1978, el �ltimo presupuesto ejecutado por el gobierno somocista fij� el monto de C$530.3 millones para el gasto social.  Esa cifra represent� el 16.1% del presupuesto total.  El presupuesto para el �rea social de 1981 alcanza el nivel de C$2,518 millones o sea el 28.6% del presupuesto total.  Esta cifra incluye los Ministerios de Salud, Educaci�n, Bienestar Social y Cultura.  Los �ltimos dos Ministerios no existieron como tales en el antiguo r�gimen.  El aumento representa casi C$2,000 millones, o sea casi cuatro veces m�s en 1981 que en 1978.  Se proyecta gastar en 1981 C$1,212 millones en el Ministerio de Salud y C$1,152 millones en el Ministerio de Educaci�n.  En t�rminos absolutos el sector social del Estado recibe casi cinco veces m�s en 1981 de lo que recibi� en 1978.

La Comisi�n considera que los aspectos m�s importantes de estos cambios son la campa�a de alfabetizaci�n, el cambio de �nfasis de la educaci�n urbana hacia la poblaci�n rural, de la educaci�n universitaria hacia la educaci�n primaria y secundaria, y de la educaci�n acad�mica a la preparaci�n vocacional.  

16.  La Comisi�n considera que el Gobierno de Nicaragua est� empe�ado en resolver muchos de los problemas educativos, gran parte de los cuales son comunes a la mayor�a de los pa�ses latinoamericanos: analfabetismo, un alto porcentaje de abandono de las escuelas, un sistema educativo altamente deficiente o inexistente en las �reas rurales, y que favorece a la poblaci�n escolar de las clases media y alta del sector urbano.  Sin embargo, estas nuevas reformas educativas corresponden a profundos cambios que se llevan a cabo en la totalidad de los sectores econ�micos y sociales.  El Gobierno de Reconstrucci�n Nacional se encuentra empe�ado en la redistribuci�n de la riqueza con el objeto de proporcionar mejor acceso para las clases despose�das de la poblaci�n a los servicios p�blicos b�sicos, en particular, a la educaci�n, a los servicios de salud, a mejores viviendas y a una mejor nutrici�n.

 

        G.  Otros derechos econ�micos-sociales  

1.  En sus observaciones al Informe provisionalmente aprobado por la Comisi�n, el Gobierno tambi�n hizo presente algunos logros alcanzados en los campos de la salud, vivienda, seguridad y bienestar social.  

2.  En s�ntesis esas informaciones se�alan que en salud el presupuesto subi� a C$890 millones despu�s del triunfo revolucionario; que el gasto proyectado para 1981 es de C$1.212 millones; y que el nivel del gasto de 1979 y 1980 representa el 13.4% y 13.8% del total del presupuesto del Estado, respectivamente, en comparaci�n con el gasto del 6.1% del somocismo.  

3.  En vivienda, seg�n lo manifestado por el Gobierno, hasta la fecha se han reparado m�s de 3.600 viviendas y reconstruido 450, restaur�ndose as� poco a poco los da�os durante la guerra.  

4.  En materia de seguridad social, seg�n el Gobierno, ha habido un incremento de un 67% de la poblaci�n protegida total al pasar de 156.556 personas cuando cambi� el gobierno a 262.519 a finales de 1980.  

5.          Tambi�n el Gobierno ha suministrado a la Comisi�n diversas informaciones en lo que respecta al bienestar social, las que tienden a beneficiar al ni�o, la madre y la familia.

 

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[1]           El Art. 26, el �nico en el Cap�tulo III de la Convenci�n Americana sobre Derechos Humanos, establece: Derechos Econ�micos, Sociales, y Culturales.  Desarrollo Progresivo.  Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperaci�n internacional, especialmente econ�mica y t�cnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas econ�micas, sociales y sobre educaci�n, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organizaci�n de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por v�a legislativa y otros medios apropiados.

[2]           Grupo asesor de la FAO para la integraci�n centroamericana, Plan perspectivo para el desarrollo y la integraci�n de la agricultura en Centroam�rica (Ciudad de Guatemala) (GAFICA 4/72, 1972).

[3]           En 1977, el 55% de la poblaci�n (1.278.750 personas) viv�a en el �rea rural.  Esta y las otras estad�sticas no identificadas en esta parte del informe fueron tomadas de publicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo.

[4]           BID:  Informe del Progreso Econ�mico y Social en Am�rica Latina (IPES) (1978) pp. 130.

[5]           US Arms Control and Dissarmament Agency: World Military Expanditures and Arms Transfers (1960-78) pp. 61.

[6]           Ibid, pp.103

[7]           BID, IPES (1979) pp.320 et seq.

[8]           BID, IPES (1979) pp.129

[9]           Banco Mundial:  �Pobreza y Necesidades B�sicas�, septiembre de 1980.

[10]          Richard Millet: Guardians of the Dynasty (1977) p. 253.

[11]          Las estad�sticas utilizadas en esta parte del informe fueron tomadas del estudio de las Naciones Unidas, CEPAL: Nicaragua: Repercusiones Econ�micas de recientes acontecimientos pol�ticos, E/CEPAL/G.1091 (Septiembre 1979).

[12]          El Nuevo Diario: �Mensaje de la Junta de Gobierno�, (2 de enero de 1981).

[13]          Las estad�sticas han sido tomadas de: �Nicaragua�s Agrarian Reform: The first Year (1979-1980)�by David Kaimowitz and Joseph Thome in Nicaragua in Revolution, Thomas Walker, ed. (Praeger, 1981).

[14]          Al respecto, en sus observaciones al informe provisional de la CIDH, el Gobierno de Nicaragua inform� a la Comisi�n que mediante decreto n�mero 329, publicado en La Gaceta del 4 de marzo de 1981, se estableci�: �En adelante, y fuera de los caso contemplados en este decreto, s�lo lo se�alado en expropiaciones de tierras por razones de reforma agraria, seg�n lo se�alado en Art. 27 del Estatuto sobre Derechos y Garant�as de los Nicaraguenses, regulados conforme a leyes generales y reglamentos que se dar�n para el caso, y de acuerdo a las indemnizaciones que deber�n contemplar esas mismas leyes�.

[15]          La fuente principal de informaci�n de esta secci�n se encuentra en: La Educaci�n en el Primer a�o de la Revoluci�n Popular Sandinista, Ministerio de Educaci�n, Managua, Nicaragua (1980).