CIDHHeader.GIF (12169 bytes)

 

CAPITULO V

DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL[1]

 

A.          Consideraciones Generales 

1.          Como se ha expresado anteriormente, cuando las fuerzas sandinistas apoyadas por una insurrecci�n popular, lograron derribar el r�gimen de Somoza, una mitad de la entonces Guardia Nacional hab�a abandonado el pa�s.  Dichos elementos muchos de ellos oficiales o combatientes, pasaron a los pa�ses vecinos o a los Estados Unidos. 

La fracci�n que se entreg� lleg� a la llamada Zona Franca y se rindi� a la Cruz Roja Nacional con la esperanza de que esta instituci�n les podr�a proteger de represalias populares. 

Sin embargo, al poco tiempo las fuerzas militares del nuevo Gobierno rodearon la Zona Franca y tomaron presos a sus ocupantes.  A la vez, dichas fuerzas lograron, en gran medida, calmar las pasiones de la muchedumbre popular que exig�a una venganza en contra de quienes consideraban responsables de graves violaciones de derechos humanos. 

          2.          Desde el primer d�a de la Revoluci�n, el Gobierno de Reconstrucci�n Nacional tuvo que responsabilizarse por los miles de presos, ex-miembros del ej�rcito vencido o vinculados estrechamente al anterior r�gimen.  Adem�s de tener que protegerlos, tuvo tambi�n necesidad inmediata de albergarlos y alimentarlos. 

Todo ello, adem�s, se dificult� por la escasez de recursos humanos y materiales causada por la guerra civil. 

Necesariamente el Gobierno tuvo que utilizar las instalaciones carcelarias del antiguo r�gimen, las que eran rudimentarias en sus mejores tiempos y que se hab�an deteriorado notablemente en los a�os anteriores a la ca�da de Somoza. 

3.          Aunque, como se expondr� posteriormente, la Comisi�n hall� deplorables las condiciones de las c�rceles, al propio tiempo reconoce que tales condiciones, en importante medida, se deben a las circunstancias especiales padecidas por Nicaragua.  Asimismo, la Comisi�n constat� que no existe un prop�sito deliberado por parte de las m�s altas autoridades para inferir a los prisioneros un tratamiento cruel e inhumano, aunque �ste, en el hecho, resulta en raz�n de las condiciones mismas existentes en los centros de reclusi�n. 

4.          Tal prop�sito por parte del Gobierno de Reconstrucci�n Nacional se expresa en varias disposiciones del Estatuto sobre Derechos y Garant�as de los Nicarag�enses, las que tienden a asegurar el derecho a la integridad personal.  Entre esas disposiciones, cabe citar las siguientes: 

Art�culo 6: Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad f�sica, ps�quica y moral.  La pena no trascender� de la persona del delincuente.  Nadie ser� sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.  No se podr� establecer pena o penas que, aisladamente o en conjunto, duran m�s de treinta a�os.

Art�culo 9: Los procesados estar�n separados de los condenados, y las mujeres de los varones, con tratamiento adecuado a su propia condici�n.  Los ni�os s�lo podr�n ser llevados ante Tribunales de Menores y en ning�n caso ser�n conducidos a las c�rceles comunes.  Para ellos habr� centros de adaptaci�n, bajo la tutela del Ministerio de Bienestar Social.


Art�culo 10
: La finalidad esencial del r�gimen penitenciario ser� la readaptaci�n social del penado, y procurar� su incorporaci�n al proceso productivo.

          5.          En el presente cap�tulo, la Comisi�n se referir� a la inspecci�n de los centros de reclusi�n que realiz� durante su observaci�n in loco; a los principales problemas que, a su juicio, presentan esos centros; al tratamiento dado a los periodistas; y a la especial situaci�n de los ni�os y los ancianos.

 

B.          Inspecci�n de c�rceles y centros de reclusi�n 

          1.          La CIDH durante su observaci�n in loco, visit� diez c�rceles en distintas partes de Nicaragua.  Los centros de detenci�n inspeccionados por la Comisi�n fueron: 

a)         Jorge Navarro (La Modelo), en Tipitapa, cerca de Managua;  
b)          H�roes y M�rtires de Nueva Guinea (Zona Franca), en Managua;  
c)         El Chipote, en Managua;  
d)         Orlando Betancourt, en Chinandega;  
e)         Benjam�n Zeled�n (Coyotepe), cerca de Masaya;  
f)         Juan Jos� Quezada, en Jinotepe;  
g)         Jos� Luis enriquez, (La P�lvora), en Granada;  
h)         Ruth Rodr�guez (C�rcel de Mujeres), en Granada;  
i)       La Quinta Rodr�guez (C�rcel de Mujeres), en Granada.  
j)         El Centro de Readaptaci�n Juvenil �Francisco Meza�.[2]   

2.                   En todos esos centros de detenci�n o reclusi�n, la CIDH fue recibida por las autoridades penitenciarias, las cuales le brindaron una amplia colaboraci�n.  Despu�s de estas entrevistas con esas autoridades los miembros de la Comisi�n, efectuaron un recorrido por los centros carcelarios, sosteniendo, como es la pr�ctica de la Comisi�n, entrevistas con un n�mero de reclusos en cada c�rcel.  En algunas ocasiones, la Comisi�n indic� su deseo de reunirse (siempre en privado) con uno u otro reo cuyo caso estaba bajo investigaci�n.  En otros casos, los miembros seleccionaron al azar diferentes n de conversar con ellos.  Lo que sigue son res�menes de dichas visitas y entrevistas:

 

          a)          C�rcel Jorge Navarro (La Modelo)  

3.                   La Comisi�n visit� el viejo local de la c�rcel �Modelo�, hoy denominada Jorge Navarro, el d�a jueves 7 de octubre de 1980.  Este centro tiene una poblaci�n carcelaria de aproximadamente 2450 personas, aunque fue construido originalmente para albergar a un m�ximo de 1800 presos.  El Director, Sr. Juan Carlos Molina L�pez, encabeza un equipo de 230 custodios, un m�dico, un dentista, dos enfermeras, cuatro param�dicos y un laboratorista. 

4.       Las celadas de la c�rcel Jorge Navarro est�n instaladas en siete grandes pabellones distribuidos a partir del edificio principal, tres a cada lado y uno al fondo.  Dentro de los pabellones las celdas est�n repartidas en dos pisos.  En cada pabell�n hay un ba�o y una enfermer�a peque�a encargada a uno de los prisioneros.  En dichas celdas est�n los reos encerrados casi durante las 24 horas del d�a y en cada una hay un promedio de entre cinco y ocho presos.  Todos duermen en el suelo apretujados unos contra otros en unos peque�os colchones.  Casi la totalidad de los detenidos son ex-miembros de la Guardia Nacional.  El Director manifest� que existe una celda de aislamiento pero que hasta el momento no hab�a sido utilizada, lo que contradice a lo afirmado por varios reos durante las entrevistas quienes aludieron a �La Chiquita�, como un lugar de castigo. 

          Las condiciones de hacinamiento, alimentaci�n, higiene y cuidados m�dicos son verdaderamente inaceptables en esta c�rcel.

 

b)       Centro de Reclusi�n �H�roes y M�rtires de Nueva Guinea� (�La Zona Franca�) 

5.                   Este centro de reclusi�n, ubicado a pocos minutos del aeropuerto y del hotel Camino Real de Managua, junto con la c�rcel Modelo de Tipitapa, es el que alberga la mayor poblaci�n penal.  Como otro centro de detenci�n, la mayor�a de los reclusos son ex-miembros de la Guardia Nacional.  Tambi�n este centro de reclusi�n es conocido como la �Zona Franca�, porque fue instalado en antiguos almacenes aduaneros, los que fueron transformados en recintos penitenciarios en los primeros d�as posteriores al triunfo revolucionario. 

La Comisi�n visit� ese centro de reclusi�n en la tarde del d�a 7 de octubre y, despu�s de entrevistarse con las autoridades penitenciarias, recorri� extensamente sus instalaciones teniendo oportunidad de entrevistarse en privado con varios internos. 

Este centro esta constituido por tres grandes pabellones.  Cuando la Comisi�n lo visit�, en dos de ellos se encontraban los detenidos que a�n no estaban sometidos a proceso; en el otro, se encontraban los reclusos que ya hab�an sido condenados por los Tribunales Especiales.  

En general, cada uno de esos pabellones est� constituido por unas 20 celdas, cada una de las cuales, a su vez, alberga aproximadamente a unos 40 reclusos, lo cual significa que, al momento que la Comisi�n visit� �la Zona Franca�, hab�an unas 2.400 personas recluidas.

Cada una de las celdas tiene una superficie de aproximadamente de unos 40 metros cuadrados, lo que se traduce en inaceptables condiciones de hacinamiento, agravadas por el hecho de que algunos internos no tienen siquiera colch�n y deben dormir en el suelo.  

La gran mayor�a de los reclusos son ex-guardias o personas que ocuparon posiciones de importancia en el anterior gobierno o fueron dirigentes del Partido Liberal.  Entre �stos �ltimos se contaban dos m�dicos y un dentista, quienes proporcionan su asistencia profesional, contribuyendo de esa manera a mejorar las precarias condiciones de salubridad existentes.  

A este �ltimo respecto, la comisi�n constat� que algunos de los reos padec�an de enfermedades infecto-contagiosas, que exigen su separaci�n del resto de los reclusos.  Tambi�n en algunas celdas, la Comisi�n comprob� la detenci�n de varios menores, de aproximadamente 15 a�os de edad, cuyo traslado a centros de rehabilitaci�n la Comisi�n ha recomendado. 

En una celda especial, donde las condiciones de detenci�n eran relativamente mejores, se encontraban recluidas algunas personas detenidas en raz�n de la seguridad del estado, como el periodista Guillermo Treminio, y algunos miembros del Frente Sandinista, a quienes se les imputaba actos de abusos de autoridad. 

Tambi�n en este centro de reclusi�n, la Comisi�n hall� insoportables las condiciones de hacinamiento, alimentaci�n, higiene y cuidados m�dicos.

 

            c)          El Chipote  

6.                   Este antiguo centro de detenci�n forma parte de una instalaci�n militar bastante extensa.  Est� ubicada cerca del famoso �Bunker� donde se aloj� el alto mando de Somoza durante el �ltimo per�odo de la guerra civil. 

La Comisi�n lo visit� el 7 de octubre, siendo atendida por el propio Ministro del Interior, Comandante Tom�s Borge. 

El lugar cuenta con celdas, tanto colectivas como individuales, repartidas en dos niveles, ya que el centro fue construido pegado a un cerro.  

El nivel inferior, la Comisi�n se entrevist� con varios reos reci�n arrestados en Bluefields, que fue el escenario de unas manifestaciones antigubernamentales que coincidieron durante la visita de la Comisi�n.  

Estos presos se albergaban en dos grandes dormitorios.  Ellos mismos se encargaban de las tareas de aseo y, aunque ten�an camas, muchos dorm�an en el suelo en colchones port�tiles.  

Adem�s de los detenidos en Bluefields, El Chipote, ten�an en ese momento una poblaci�n carcelaria de 68 presos.  

En el nivel m�s alto, la Comisi�n visit� una serie de celdas donde hab�a solo uno o dos presos.  Estas med�an aproximadamente tres metros cuadrados y todas contaban con camas y un peque�o lavamanos que tambi�n serv�a de urinario.  El Chipote tambi�n tiene una celda de castigo que se llama �La Chiquita� y aunque est� supuesta a ser de uso individual, en algunas ocasiones ha alojado hasta nueve presos.  �La Chiquita� no tiene ba�o ni luz natural y la luz el�ctrica permanece encendida durante las 24 horas del d�a.  

El Ministro del Interior, quien se�al� que �l mismo hab�a estado preso en la misma c�rcel en un �poca anterior, indic� a la Comisi�n que las peores celdas de El Chipote no han sido utilizadas por expresa orden de �l; no obstante, reconoci� de que las condiciones carcelarias en ese momento eran perores que cuando �l estuvo preso debido a una falta de recursos adecuados. 

Casi todos los presos en El Chipote estaban esperando sus juicios, sindicados de actos contrarrevolucionarios.  Entre ellos se encontraba Bernardino Larios, quien fue el primer Ministro de Defensa del actual Gobierno, y con quien la Comisi�n tuvo oportunidad de conversar en privado.

 

d)         Centro de Reclusi�n �Orlando Betancourt  

7.                   Esta nueva c�rcel todav�a esta bajo construcci�n en el momento en que la CIDH la visit�.  Durante el primer a�o, ex-miembros de la Guardia Nacional de la zona de chinandega fueron encarcelados en una prisi�n provisional muy primitiva que se llamaba el Hotel Cosigűina, ubicado dentro de esa ciudad.

La nueva instalaci�n evidentemente es mucho mejor que la anterior.  Es una construcci�n de ladrillo de un solo piso, que se divide en varias celdas comunes que cuenta con camarotes y colchones nuevos.  Dado que s�lo la mitad de las celdas hab�a sido completada, los presos viv�an temporalmente en un hacinamiento insoportable de no menos de 24 reos por celda. 

No obstante, dada la rapidez de la operaci�n de transferencia del Hotel Cosigűina al nuevo centro de detenci�n, esta situaci�n se mejor� en alguna medida despu�s de los d�as siguientes a la visita de la Comisi�n.  

La c�rcel Orlando Betancourt conten�a al tiempo de la visita de la Comisi�n 561 reos, todos hombres, pero dado su dise�o, una vez en pleno funcionamiento, representar� una mejor�a significativa dado que, adem�s, cuenta con iluminaci�n natural y con espaciosos patios donde los presos pueden tomar sol y hacer recreo.  Asimismo, las condiciones de higiene y cuidados m�dicos son satisfactorios.

 

e)         La C�rcel Benjam�n Zeled�n  

8.                   Este centro de detenci�n, conocido tambi�n como El Coyotepe, consiste en un viejo fuerte espa�ol ubicado a un kil�metro de la ciudad de Masaya.  La casi totalidad de sus celdas son subterr�neas y sin luz ni ventilaci�n adecuadas.  El clima de esa zona es muy tropical y cuando la Comisi�n visit� esta prisi�n estaba siendo remodelada. 

Hasta aproximadamente un a�o despu�s del triunfo revolucionario sirvi� como centro de detenci�n.  Al conversar con las autoridades penitenciarias, la Comisi�n fue informada que la intenci�n del Gobierno de Reconstrucci�n Nacional era restaurar y mejorar la c�rcel, aunque hab�a un reconocimiento general de que no era un local id�neo para fines carcelarios, ha habido la intenci�n de convertirlo en un centro penal funcional.  

          No obstante, la Comisi�n informalmente hizo la sugesti�n de que �El Coyotepe� no fuera utilizado nunca m�s como centro de detenci�n dada us horrorosas caracter�sticas, no susceptibles de ser cambiadas. 

          Recientemente, el Gobierno de Nicaragua inform� a la Comisi�n que hab�a estudiado nuevamente el problema y hab�a tomado la decisi�n de clausurar la unidad Benjam�n Zeled�n para siempre.  Antes de su clausura dicha unidad albergaba unos 140 presos.

 

f)         La C�rcel Juan Jos� Quezada  

9.       En el centro de la ciudad de Jinotepe se encuentra ubicada la c�rcel de esa localidad, destinada a albergar, pr�cticamente en un 99%, a ex-miembros de la Guardia Nacional.  En la actualidad este centro penitenciario se denomina �Unidad Juan Jos� Quezada�.  Alberga solamente a varones. 

El d�a de la visita de la Comisi�n, el registro de la Alcald�a se�alaba un n�mero de 251 presos, de los cuales, solamente cuatro hab�an ido a los Tribunales Especiales y todos los dem�s se encontraban recluidos a�n sin juicio ni proceso.  Don Angel Cabrera Sequeira es el Director de la c�rcel.  El local, ubicado en una esquina, tiene aproximadamente ocho celdas, en seis de las cuales se encuentran recluidos los ex-Guardias Nacionales. 

Las celdas son de diferente tama�o, pero ninguna de ellas es lo suficientemente amplia como para albergar adecuadamente a las personas que se encuentran detenidas.  Debido a la superpoblaci�n carcelaria y a la limitaci�n del espacio, los presos duermen en unas tarimas pegadas contra la pared que dan la impresi�n de una estanter�a de biblioteca.  Las camas se encuentran ubicadas dentro de estas estanter�as y los presos duermen desde el nivel del suelo casi hasta el techo, uno encima del otro, en algunos casos en cuatro niveles diferentes.  Mientras los presos est�n en sus camas el �rea de circulaci�n permite dar algunos pasos dentro de las celdas, pero cuando los presos descienden de estas estanter�as al suelo, forman un conglomerado humano que hace pr�cticamente imposible caminar, ya que quedan uno al lado de otro.  De esta manera resulta imposible que los presos puedan realizar movimientos que les permita ejercitar las piernas dentro de las celdas.  Esta situaci�n, sumada al hecho de que los 251 detenidos se encuentran pr�cticamente todo el d�a consignados dentro de sus celdas, da como consecuencia el que la falta de ejercicio haya afectado necesariamente el estado f�sico y a�n moral de los detenidos. 

Adem�s de ello, la mayor�a de los reclusos se quejaron de la alimentaci�n y de la falta de cuidados m�dicos. 

En una de las celdas, un grupo de detenidos, interrogados en privado, inform� a la CIDH de que en la misma hab�a 43 personas y que exist�a un proceso de deshidrataci�n y sofocaci�n producida por el gran calor que dentro de ella reinaba.

 

          g)         C�rcel Jos� L. Enriquez (�La P�lvora�)  

10.         La Comisi�n visit� este centro de detenci�n, ubicado en Granada, el d�a 8 de octubre.  

Las autoridades penitenciarias proporcionaron a la Comisi�n la lista de las 315 personas que se encontraban all� detenidas, con varias de las cuales la Comisi�n tuvo oportunidad de entrevistarse en privado. 

Aproximadamente cada celda alberga a unos 40 reos, no obstante que cada celda fue construida para un n�mero no superior de 10 personas.  La mayor�a de los reclusos duermen en el suelo ya que no tienen cama o colchones, lo que agrava el problema del hacinamiento, que, en concepto de los detenidos, constituye el mayor de los problemas que padecen.  

La gran mayor�a de los detenidos adujeron ser reclutados por la Guardia Nacional, aunque en algunos pocos casos tambi�n hab�an oficiales de ella.  

Uno de los principales problemas, adem�s del hacinamiento y la falta de adecuada alimentaci�n, que la Comisi�n constat� en esta c�rcel fue la absoluta falta de ventilaci�n de las celdas, lo que unido a la c�lida temperatura de esa zona hac�an sumamente penosa la reclusi�n. 

Durante la visita a este centro de detenci�n, algunos de los detenidos conformaron a la Comisi�n las ejecuciones que durante el mes de julio de 1979 tuvieron lugar en La P�lvora por orden del Comandante Wilmer, quien en esa �poca era el responsable de ese presidio.[3]

 

          h)          Ruth Rodr�guez  

11.                   La CIDH visit� el 8 de octubre este Centro de Detenci�n de Mujeres ubicado en la Granada, encontrando satisfactorias sus condiciones.[4]

 

i)         La Quinta Ye  

12.                   Dicha casa fue expropiada por el Gobierno revolucionario, ahora sirve como un centro de detenci�n en las afueras de la ciudad de Le�n.  Actualmente, tambi�n sirve como una base militar peque�a.  Desde su expropiaci�n ha sido denominada oficialmente la Unidad Oscar P�rez Cazar. 

La Quinta Ye no fue listada como un centro de detenci�n por el Gobierno, quiz�s porque no forma parte del Sistema Penitenciario Nacional.  No obstante, dicha instalaci�n depende del Departamento de Seguridad del Estado y alberga a 23 acusados.  

El Jefe de Operaciones de la Quinta Ye e el Sr. Carlos Najar.  Seg�n �l, de los 23 presos, todos varones, 17 eran ex-miembros de la Guardia Nacional y los dem�s fueron acusados de haber cometido actos contrarrevolucionarios como porte ilegal de armas y falsificaci�n de documentos.  La Quinta Ye se considera un centro de detenci�n temporal por sus autoridades.  La mayor�a de los presos hab�an estado all� aproximadamente un mes durante el cual las autoridades realizaban sus investigaciones respectivas.  

          De los detenidos entrevistados dos indicaron que ten�an 16 a�os.  El mayor ten�a 66 a�os.  Seg�n los mismos reos su tratamiento era m�s bien bueno.  La comida era adecuada e inclu�a arroz, frijoles, carnes, refrescos y caf�.  Dec�an que recib�an regalos de sus familiares pero que no se les permit�an visitas. 

          La Quinta Ye tiene cinco celdas, adem�s de una de castigo.  Todas realmente son deplorables.  Cada una de ellas es peque�a y c�lida; no cuenta ni con camas ni ventanas.  A los detenidos no se les permit�a ni tomar el sol ni hacer ejercicios fuera de sus celdas.

 

j)                   Centro de Readaptaci�n Francisco Meza  

13.                   Bajo la jurisdicci�n del Ministerio de Bienestar Social, se hab�a inaugurado recientemente este nuevo centro juvenil.  En el momento de la visita de la CIDH albergaba a 22 menores, todos varones de 15 a�os o menos. 

         Los menores hac�an artesan�as y tambi�n tomaban clases acad�micas.  Gozan de facilidades de recreo, como volley-ball.        

         La encargada, se�ora Marcia Ram�rez, le inform� a la Comisi�n que un primer grupo de 20 menores ya se hab�an graduado y que 19 de ellos estaban trabajando.

 

C.          Principales Problemas que presentan los Centros de Detenci�n y Reclusi�n  

1.                   Como lo se�al� la CIDH al Gobierno de Reconstrucci�n Nacional en sus Recomendaciones Preliminares, en general, las condiciones carcelarias son incompatibles con las normas m�nimas recomendadas internacionalmente.  Dentro de los varios problemas que existen, la Comisi�n se referir� a los siguientes cuatro que considera prioritarios: a) el hacinamiento; b) las condiciones de salubridad; c) la alimentaci�n; y d) el r�gimen de visitas.

 

a)          Hacinamiento  

          2.          Una generalizaci�n innegable con respecto a todas las c�rceles visitadas por la Comisi�n tiene que ver con su superpoblaci�n.  Esta situaci�n es m�s aguda en las c�rceles Juan Jos� Quezada, Jorge Navarro (La Modelo) y la de H�roes y M�rtires de Nueva Guinea (la Zona Franca). 

Las autoridades han reconocido la gravedad del problema y entienden de que, en gran medida, varios de los problemas especiales que se detallen a continuaci�n, est�n relacionados estrechamente con estas circunstancias de hacinamiento. 

La construcci�n de la nueva facilidad carcelaria en Chinandega muestra una voluntad de atenuar el problema.  Tambi�n el indulto reciente de m�s de 500 reos, incluyendo unas 72 detenidas de la C�rcel de Mujeres de Granada durante la observaci�n in-loco de la Comisi�n, han tendido a aliviar, en parte, el problema.  

No obstante, la clausura de la c�rcel �El Coyotepe�, si bien era imprescindible, por otro lado, ha agudizado el problema de hacinamiento en las dem�s c�rceles, por lo menos temporalmente.  

Tambi�n, las m�s recientes detenciones de personas acusadas de conducta contrarrevolucionaria ha neutralizado, en cierta medida el alivio de congestionamiento de presos logrado por los mencionados indultos hechos durante la �poca reci�n pasada. 

Tampoco se puede dejar de notar que una nueva c�rcel planificada y cuya construcci�n fue empezada en Granada, tuvo que abandonarse cuando se percibi� que el dise�o original era irremediablemente deficiente.

 

b)                   Condiciones de salubridad e higiene  

          3.          No cabe la menor duda de que los detenidos y condenados, tanto pol�ticos como comunes, no tienen la atenci�n m�dica que requieran y se encuentran bajo deplorables condiciones higi�nicas. 

Aunque existe un departamento m�dico encargado de atender las necesidades de las prisiones, �ste no da abasto para atender la situaci�n de todas las c�rceles del pa�s.  Como consecuencia, existe un gran n�mero de personas desatendidas que expresaron su angustia y hasta su desesperaci�n.  Enfermos de la columna con tremendos dolores suplicaban ser trasladados y tratados m�dicamente.  Se encontr� un gran porcentaje de presos infectados con malaria, otros con tuberculosis, que no se encuentran separados del resto de los presos que no tienen s�ntomas de la mismas enfermedades infecto-contagiosas, pero que por la continuada convivencia, deben de estar igualmente condicionados a ser tambi�n portadores de esas enfermedades.  Para estos presos enfermos no solamente no hay tratamiento, sino que hay medicinas.  Asimismo, la Comisi�n ha comprobado un buen n�mero de casos de hepatitis, en algunos caos muy avanzado, tambi�n sin la atenci�n m�dica correspondiente y sin que sean aislados del resto de la poblaci�n todav�a sana, creando un clima de proclividad a la generalizaci�n de las enfermedades, no s�lo el resto de los detenidos sino tambi�n inclusive a sus guardianes y visitantes.  

Un factor mas bien obvio e indudablemente vinculado con esta situaci�n generalizada tiene que ver con el estado antihigi�nico y a�n de suciedad en que viven los presos. 

         La insuficiencia de ba�os y facilidades para lavar sus ropas contribuye a aumentar la insalubridad de los centros de detenci�n, sobre todo cuando se toma en cuenta el calor casi constante que caracteriza la mayor parte del territorio nicarag�ense.

 

c)         Alimentaci�n  

          4.          En cuanto a la comida, basta decir que es mala, insuficiente y casi invariable.  Generalmente consist�a en una porci�n de arroz sancochado con frijoles.  De vez en cuando aparec�a un pedacito de carne.  Normalmente los presos com�an una vez al d�a. 

          La falta de frutas y otros alimentos ahora ha sido corregido en cierta medida, porque las autoridades penitenciarias est�n permitiendo la introducci�n de comestibles provenientes de los familiares de los reos, seg�n informaci�n recibida por la Comisi�n con posterioridad a la observaci�n in-loco.

 

d)         Visitas  

          5.          Con respecto a la pol�tica de visitas hay que tener en cuenta la pr�ctica seguida en el Sistema Penitenciario Nacional por un lado y la que est� aplicada en los llamados �centros de reclusi�n� que est�n a la orden del Departamento de Seguridad del Estado.  Entre �stos son el Chipote, la Quinta Ye y anteriormente el Coyotepe. 

          Todo el an�lisis siguiente se relaciona con el Sistema Penitenciario Nacional.  En cuanto a los �centros de reclusi�n� hay que decir que ellos albergan a acusados, bajo investigaci�n y todav�a no juzgados.  En el Centro de Reclusi�n el Chipote, por ejemplo, los reos no tienen horarios de visitas establecidas.  El hecho de que estos centros militares no est�n bajo la jurisdicci�n del Sistema Penitenciario Nacional indica su car�cter excepcional. 

Con respecto a las c�rceles administradas por el Sistema Penitenciario se puede afirmar que hasta aproximadamente un mes antes de la observaci�n in-loco realizada por la CIDH, el r�gimen carcelario de Nicaragua permit�a una visita mensual por parte de los familiares y amigos de los presos.  En la actualidad, los presos pueden recibir visitantes dos veces al mes.  

Anteriormente, los visitantes sol�an esperar horas para ingresar a las instalaciones penitenciarias, a veces, teniendo que aguantar per�odos de fuerte sol o lluvias. 

Tambi�n, los visitantes eran rutinariamente sujetos a revisiones minuciosas de sus personas y bienes.  Luego, las visitas necesariamente ten�an que tener lugar en �reas abiertas, a pesar de los elementos clim�ticos. 

          Empero, en los �ltimos tiempos se han adoptado algunas medidas para remediar estos problemas.  La Comisi�n ha sido informada de que los per�odos de espera ya no son tan prolongados y las pesquisas se efect�an en una manera menos ofensiva.  Tambi�n, como en el caso de la c�rcel Jorge Navarro (La Modelo), se ha construido un galp�n para acomodar y dar techo a los prisioneros y sus visitantes.  Lo mismo puede decirse del ingreso de los abogados defensores quienes ahora gozan de un mayor acceso a sus sindicados. 

Tambi�n se permite ahora el ingreso de materiales para que los prisioneros puedan hacer trabajos manuales y de artesan�a. 

Por otro lado, aunque se permita la introducci�n m�s frecuente de comida, hay que notar que el r�gimen de las distintas c�rceles var�a mucho en este particular.  Es decir, de una visita a otra, los comestibles y otros art�culos que son permitidos traer a los presos cambian sin previo aviso y por razones dif�ciles de entender.  Por ejemplo, en diferentes momentos se ha permitido y luego prohibido, o viceversa, la introducci�n del peri�dico �La Prensa�, radios de m�s de una banda, jab�n en polvo (detergente), sal, fruta, limones, salsa de tomate, mostaza, salsa inglesa, etc. 

          Estos cambios pueden tener su raz�n, por lo importante en esta materia es fijar un r�gimen sin variaciones frecuentes. 

Aunque la ley contempla visitas conyugales, debido al hacinamiento de las c�rceles y la falta de facilidades apropiadas, este privilegio no est� en vigencia.

 

D.          Tratamiento de los prisioneros por los custodios  

1.                   En general, se puede afirmar que no se practican torturas en las c�rceles de Nicaragua.  Al parecer, a�n cuando ocurren incidentes de esta naturaleza, no son autorizados por las autoridades superiores.  El Gobierno inform� que los responsables por los excesos son castigados, pero los expedientes respectivos, solicitados por la Comisi�n, no le han sido proporcionados. 

2.                   No obstante lo anterior, han ocurrido abusos.  Algunos de los casos alegados son los siguientes: 

a) ALBERTO SUHR, arquitecto, soltero, 38 a�os, condenado a 10 a�os de prisi�n por asociaci�n para delinquir y tentativa de homicidio, v�ctima de polio desde su ni�ez y actualmente hospitalizado y en terapia f�sica, al ser arrestado fue golpeado repetidamente durante varios d�as en diferentes partes de su cuerpo.  Result� temporalmente sordo del o�do derecho.  Tambi�n el dedo me�ique de la mano derecha estaba inerta por golpes de tubo de hule infringidos en el bicep.  Las torturas aludidas fueron suspendidas despu�s de sus primeras semanas de encarcelamiento en la c�rcel El Chipote.[5]  

b) DONALDO RICO MORALES, de 22 a�os de edad, actualmente preso en la Zona Franca hab�a estado en la E.E B.I. durante 6 meses antes de la insurrecci�n.  Fue salvajemente torturado hasta el extremo de tener dos costillas quebradas y hematomas por todo el cuerpo.  Un m�dico que estaba preso lo examin� y dijo que las hematomas se deb�an a sangre coagulada, el m�s grande lo ten�a en la zona baja del om�plato.  

Aunque se pueden considerar estos casos como aislados y an�malos, sin embargo evidentemente merecen una investigaci�n y la determinaci�n de las responsabilidades correspondientes a los autores de esos delitos. 

3.                   En relaci�n al tratamiento de los prisioneros, es importante tambi�n notar que algunos centros de detenci�n se practica hostigamientos y humillaciones innecesarias hacia los reos.  Por ejemplo, los presos de la c�rcel Jorge Navarro (La Modelo) han sido obligados a cantar el himno Sandinista y asistir a tertulias pol�ticas obligatorias (estas pr�cticas ahora han sido suspendidas) y en varias oportunidades han sido sujetos a revisiones f�sicas nocturnas.

 

Otro tema que debe mencionarse trata de la entrada de materiales para leer.  Durante m�s de un a�o despu�s de la Revoluci�n no les fue permitido a los presos recibir libros, peri�dicos o revistas con la excepci�n del diario oficial del Gobierno, �Barricada�.  Felizmente esta pr�ctica se cambi� como un mes antes de la visita de la Comisi�n. 

4.                   Otro problema es la cuesti�n de recreo.  Como regla general los reos gozan de muy poca facilidades recreativas.  El n�mero de horas en las cuales pueden tomar sol son muy reducidas y a veces caprichosamente variadas.  Ninguna de las c�rceles visitadas por la Comisi�n ten�an facilidades deportivas. 

Finalmente, es necesario tener presente que la mayor�a de los reos profesan como creencia religiosa la cat�lica.  Sin embargo, no se les permite asistir a la misma ni que se confiesen con un sacerdote; o en el caso de los gravemente enfermos, acceso al �ltimo sacramento.

 

E.          Situaci�n especial de los menores y ancianos  

1.                   Una situaci�n que preocupa especialmente a la Comisi�n es la que se refiere a los menores de edad y ancianos que se encuentran recluidos.  A ella podr�an haberse agregado la de las mujeres, pero este problema, con muy pocas excepciones, se encuentra superado en virtud de los indultos concedidos, por el Gobierno y de la ley de �Perd�n de la Justicia Revolucionaria�, publicada el 10 de octubre de 1980, seg�n la cual toda mujer mayor de 50 a�os al 31 de diciembre de 1980 que se encontraba encarcelada o que ten�a su casa por c�rcel fue indultada.

 

a)         La situaci�n de los menores  

2.                   Durante la visita, la Comisi�n constat� la presencia de menores de edad conviviendo con los presos mayores.  Muchos de los j�venes, casi todos ex-soldados rasos y campesinos, hab�an sido reclutados por la Guardia Nacional, otros se hab�an refugiado junto con sus padres militares en el momento del triunfo; varios muchachos criados en las barracas de la Guardia Nacional y un n�mero reducido eran ex-miembros de la Escuela de Entrenamiento B�sico de Infanter�a. 

3.                   En su visita a las c�rceles de Nicaragua, la Comisi�n entrevist� a varios menores de edad, que declararon haber sido reclutados por la Guardia Nacional a temprana edad. 

La Comisi�n tuvo oportunidad de entrevistar en la c�rcel �Modelo�, entre otros, a un menor a quien los carceleros llamaban �el saca ojos�, apodo que, seg�n se inform�, ten�a como explicaci�n el que dicho menor se dec�a que era utilizado en los procedimientos de tortura contra los miembros del Frente Sandinista a varios de los cuales les hab�a arrancado los ojos con los dedos de las manos.  El ni�o que dijo tener 14 a�os, neg� reiteradamente tal acusaci�n e inform� haber sido enrolado a la Guardia Nacional pr�cticamente a la fuerza.  Inform� que su trabajo dentro de la tropa hab�a sido el mismo que realizaba en el penal, el aseo y la limpieza de los dormitorios, de los ba�os y la cocina, cosa que efectivamente hace en la c�rcel, lo que, naturalmente, lo mantiene en contacto con todos los presos.  

Otro menor de edad entrevistado inform� haber sido cadete de la Guardia Nacional y haber sido alumno de la Academia Militar hasta el momento de ser detenido, negando toda participaci�n en acciones militares.  Los carceleros tambi�n los sindicaban como saca ojos�, y la misma cosa se dijo de otro m�s.  

Otro centro de reclusi�n donde tambi�n se mantienen a menores de edad, es el Centro de Readaptaci�n Social �H�roes y M�rtires de Nueva Guinea�, mejor conocido como c�rcel de la �Zona Franca�.  

4.                   La situaci�n que crea la presencia de tantos menores de edad detenidos en las c�rceles comunes, es muy delicada y la Comisi�n no puede pasarla por alto en consideraci�n a su gravedad y a los serios traumas ps�quicos que se puedan crear en las mentes a�n en formaci�n de esos ni�os, dejando en ellos huellas indelebles en su formaci�n moral.  

En parte, esa situaci�n est� siendo resuelta, aunque a�n en forma insuficiente, con el traslado de esos menores a centros tutelares de menores dependientes del Ministerio de Bienestar Social.[6]

 

b)         Loa Ancianos  

5.                   Seg�n las cifras suministradas a la Comisi�n, ha habido 277 prisioneros en las distintas c�rceles de Nicaragua de 50 o m�s a�os.  El preso m�s anciano en ese momento ten�a 80 a�os.  Ultimamente se han indultado nueve de esos ancianos y a otros se les ha cambiado la c�rcel por el arresto domiciliario.  

En la mayor parte, dichos ancianos son presos pol�ticos, aunque unos pocos son delincuentes comunes.  

Otra cifra interesante que vale la pena considerar es que 115 de los reos tienen m�s de 60 a�os.  

As� se desprende que, a�n descontando los nueve reos que han sido puestos en libertad, quedan encarcelados un n�mero elevado de ancianos.  

          En este particular la Comisi�n recomienda que las autoridades nicarag�enses busquen una forma de identificar a los presos ancianos, quienes efectivamente no pueden amenazar el orden p�blico y, en la medida de lo posible, indulten a los que lo ameritan o, que sustituyen la pena por el arresto domiciliario.[7]


[ Indice| Anterior | Pr�ximo]


[1]           El Art�culo 5 de la Convenci�n Americana prescribe: �Derecho a la Integridad Personal.  1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad f�sica, ps�quica y moral.  2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.  Toda persona privada de libertad ser� tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.  3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.  4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y ser�n sometidos a un tratamiento adecuado a su condici�n de personas no condenadas.  5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.  6. Las penas privativas de la libertad tendr�n como finalidad esencial la reforma y la readaptaci�n social de los condenados.

[2]           En el mes de junio de 1981 el gobierno avis� a la Comisi�n que todos los ex-miembros de la Guardia Nacional y los dem�s reos pol�ticos encarcelados en Nicaragua actualmente, han sido trasladados a los centros de detenci�n �Jorge Navarro� (La Modelo) y �H�roes y M�rtires de Nueva Guinea� (Zona Franca).  Han sido clausurados el Penal �Benjam�n Zeled�n� (El Coyotepe), el �Jos� Luis Enriquez� (La P�lvora) y el �Jos� Quezada� (Jinotepe).  El nuevo centro �Orlando Betancourt�, ahora se usa exclusivamente para delincuentes comunes.

[3]           Este problema de las ejecuciones en �La P�lvora� se trata en el Cap�tulo II, secci�n B. Pag, 38 y siguientes.

[4]             Posteriormente, como se ha expresado en el Cap�tulo II, secci�n E, 72 mujeres fueron liberadas, permaneciendo s�lo 2 detenidas.

[5]           El caso de Alberto Suhr, Caso No. 7484, se trata en el Cap�tulo III.  Ver p�gina 61.

[6]           Con posterioridad a la observaci�n in-loco de la Comisi�n, el Gobierno ha informado que todo menor de 17 a�os ha sido trasladado a centros de rehabilitaci�n del Ministerio de Bienestar social.

[7]           El Gobierno en sus observaciones al Informe Preliminar de la CIDH declar� que hab�a acogido varias de las recomendaciones preliminares hechas por la Comisi�n in-situ y que procedi� a poner en pr�ctica las siguientes reformas: 1) La poblaci�n penal que cumple sentencia de los Tribunales Especiales, se ha disminuido a 3580 reos hasta esta fecha, cifra que seguir� disminuyendo por el cumplimiento de condenas de reclusos con penas de 1 a 2 a�os. 2) La frecuencia de las visitas es realizada de la siguiente manera: a) cada 8 d�as para los internos que realizan toda labor de producci�n, la que en todo caso es remunerada; b) cada 15 d�as para los internos que no realizan ning�n tipo de labor.  En ambos casos est� autorizada la entrada de alimentos, revistas, peri�dicos, libros y radios. 3) se han instalado nueve ba�os e inodoros en cada una de las galer�as, lo que ha permitido solucionar los problemas que al respecto exist�an.  Asimismo, los reclusos tienen acceso a lugares donde pueden lavar su ropa con mayor frecuencia. 4) En los casos en que vigilantes, violando las leyes y reglamentos, han cometido abusos con un detenido o recluso, se ha hecho m�s severa la sanci�n, pas�ndolo de inmediato a la orden de la Auditor�a Militar para su juzgamiento y condena en su caso.  En la actualidad hay varios vigilantes detenidos. 5) los medicamentos llegan a los internos a trav�s de los m�dicos del SISTEMA PENITENCIARIO NACIONAL, de los m�dicos del Comit� Internacional de la Cruz Roja y de los POLIVALENTES que controlan directamente la salud de los reclusos. 6) En todos los Centros Penitenciarios se permite la celebraci�n y asistencia de todo tipo de culto religioso. 7) Se han tomado medidas para el registro que se hace a los familiares de los reclusos se lleve a cabo de la manera m�s adecuada posible; en muchos caso no se practica. 8) No existen ya en las c�rceles menores de edad, pues todos han sido trasladados a centros controlados por el Ministerio de Bienestar Social. 9) Las condiciones higi�nicas de los detenidos se han mejorado notablemente desde hace varios meses. 10) Se est� estudiando la ampliaci�n f�sica de la unidad �Jorge Navarro� que permitir� descongestionar los centros ya existentes. 11) Desde hace cierto tiempo se aboli� la pr�ctica de exigir que los presos canten el HOMNO SANDINISTA y asistan a tertulias pol�ticas.