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CAP�TULO VIII

DERECHO A LA EDUCACI�N Y DERECHO A LA PRESERVACI�N  
DE LA SALUD Y EL BIENESTAR

La Declaraci�n Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.  


Art�culo XII.  Toda persona tiene derecho a la educaci�n, la que debe estar inspirada en los principios de libertad, moralidad y solidaridad humana.

 

Asimismo tiene el derecho de que, mediante esa educaci�n, se le capacite para lograr una digna subsistencia, en mejoramiento del nivel de vida y para ser �til a la sociedad.

 

El derecho de educaci�n comprende el de igualdad de oportunidades en todos los casos, de acuerdo con las dotes naturales, los m�ritos, y el deseo de aprovechar los recursos que pueden proporcionar la comunidad y el Estado.

 

Toda persona tiene derecho a recibir gratuitamente la educaci�n primaria, por lo menos.

 

Art�culo XI.  Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentaci�n, el vestido, la vivienda y la asistencia m�dica, correspondientes al nivel que permitan los recursos p�blicos y los de la comunidad.1

 

          1.          Es dif�cil evaluar las actividades del Gobierno de Hait�, encaminadas a promover estos derechos fundamentales y el derecho b�sico al trabajo de que se habl� en el cap�tulo IX, debido a su renuncia a proporcionar informaci�n estad�stica actualizada a los organismos internacionales pertinentes.  A�n cuando la Constituci�n de Hait� dej� claramente establecidos estos derechos (Art�culo X), hay pocas pruebas concretas de que haya habido un esfuerzo sistem�tico para garantizar su plena aplicaci�n.  

          2.          El compromiso al pleno desarrollo de estos derechos est� seriamente limitado en Hait�, debido a una serie de factores pol�ticos e hist�ricos restrictivos que exacerban los problemas creados por condiciones de absoluta pobreza. En un informe publicado por el Banco Mundial en noviembre de 1978, se estimaba que el 89.7% de la poblaci�n total tiene un ingreso per c�pita inferior al gasto de consumo m�nimo necesario en Gourdes, y que el 94.4% de la poblaci�n rural vive en estado de privaci�n.  S�lo el 30% de la tierra de Hait� es susceptible de cultivo debido a su car�cter generalmente monta�oso, y una gran parte de esta zona relativamente peque�a consiste en peque�as parcelas que han sido subdivididas tantas veces que no pueden proporcionar mantenimiento a una familia.  La erosi�n constituye un problema devastador ocasionado por la tala indiscriminada de los bosques para obtener madera para la exportaci�n en el siglo XIX y por la producci�n de carb�n en el siglo actual, problema acentuado gravemente por la falta de asistencia oficial que permita la aplicaci�n de t�cnicas agr�colas mejoradas.  El Gobierno de Hait� no ha emprendido medidas oficiales de reforma agraria, condici�n que es exacerbada por la confiscaci�n en gran escala de las tierras de los campesinos por Ton Ton Macoutes locales a ra�z de una disputa o denuncia.  Las restricciones f�sicas y pol�ticas se superimponen notablemente en Hait�: tiene una densidad demogr�fica de 393 personas por km2 de terreno cultivable, un PNB de $232 por persona en 1977, y una utilizaci�n demasiado intensa y erosi�n del suelo, se combinan y emanan de un descuido gubernamental hist�rico con la mayor�a de la poblaci�n.2 Los servicios del Gobierno que existen, como los de apoyo agr�cola del Departamento de Agricultura, enfrentan dificultades debido a un financiamiento deficiente y falta de personal.3  

          El an�lisis de los procedimientos presupuestarios gubernamentales realizado por el Banco Mundial da una idea del grado en que las fortunas econ�micas del pueblo haitiano dependen de la realidad pol�tica contempor�nea.  En 1977, el 39% de todos los gastos y el 35% de los ingresos totales se canalizaron a trav�s de cuentas corrientes especiales mantenidas en el Banco Nacional; por ende, fue casi imposible determinar su fuente o utilizaci�n final.  En tales condiciones, es dudoso que los programas de asistencia exterior, tan imprescindibles, se provean con eficacia a los pretendidos beneficiarios.  Las operaciones de la R�gie du Tubac del gobierno tambi�n indican las amplias reformas que son necesarias para que el respeto de los derechos humanos sea m�s que un objetivo a lograr.  

          La R�gie du Tubac, monopolio de la familia Duvalier, ejerce control exclusivo sobre la distribuci�n de pescado, algod�n, leche evaporada, condensada y fresca, manteca, queso, margarina, vino, champa�a, whiskey, ron, perfumes, productos odontol�gicos, jab�n, vendas, acondicionadores de aire, autom�viles, aviones y la mayor�a de los accesorios el�ctricos.  Adem�s, en 1977, la R�gie recibi� ingresos de aproximadamente G4.9 millones pero s�lo asign� 02.9 millones al Tesoro para gastos presupuestarios generales, sin revelar el destino de los dos millones de Gourdes restantes.4  Al analizar esta situaci�n, es evidente que deben producirse reformas pol�ticas espec�ficas antes de que las encomiables metas de la Constituci�n haitiana puedan comenzar a hacerse realidad en el �rea de los derechos fundamentales a la educaci�n y la salud.  

          3.          Los art�culos 29 y 180-1 de la Constituci�n haitiana establecen una meta de educaci�n libre y obligatoria en las escuelas primarias, como medio de reducir el analfabetismo.  La mayor parte de la informaci�n reciente de que se dispone indica que el 76.7% de la poblaci�n de Hait� es analfabeta.5  La misma fuente indica que el 85.5% de la poblaci�n no hab�a recibido instrucci�n escolar en 1971 y que s�lo el 4% hab�a terminado la escuela primaria.  Las leyes de educaci�n obligatoria de Hait� tienen poco m�s que un inter�s acad�mico ya que, con frecuencia, no hay escuelas adecuadas, a una distancia razonable, en las zonas rurales. En 1974, el �ltimo a�o para el que se dispone de datos, los gastos gubernamentales totales para la educaci�n ascend�an solamente a G24.300.000, o $4.8 millones, lo que representa gastos del 0.7% del Producto Nacional Bruto.6  

          En 1978, el Banco Mundial calcul� que esta es la tasa de gastos m�s baja del mundo, agregando que el analfabetismo es el m�s elevado del hemisferio, con un 83%, y con m�s del 90% en las zonas rurales.  

          4.          El compromiso oficial del Gobierno de Hait� para el mantenimiento de la salud y el bienestar general de la poblaci�n se encuentra en el Art�culo 162 de la Constituci�n:  El r�gimen econ�mico se ocupa de asegurarles a todos los miembros de la comunidad una existencia digna del ser humano.  B�sicamente cumple con los principios de la justicia social.  Sin embargo, en realidad, los art�culos de primera necesidad de la vida, tales como el calzado, una vivienda adecuada y agua potable para beber y lavarse, son lujos fuera del alcance de la familia promedio.7  Por ejemplo, un informe del Banco Mundial de 1978 indica que de acuerdo con las estimaciones m�s recientes, el 96% de toda vivienda ocupada no tiene agua corriente, y menos del 30% tienen acceso a la energ�a el�ctrica.  

          5.          La vida promedio en Hait� figura entre las m�s bajas del hemisferio occidental, estim�ndose a 52 a�os, de acuerdo con el informe del Banco Mundial de 1978.  Este mismo informe refleja cifras para la mortalidad infantil de 149.1 por 1000 ni�os que nacen vivos (este porcentaje s�lo es m�s alto en un otro pa�s del hemisferio).  De acuerdo con el Informe del Banco Mundial de 1978, la tasa de fallecimientos de ni�os de 1 a 4 a�os era 33 por 1000 en 1970, lo cual representa un aumento sobre la tasa de 1960 que era del 27 por 1000.  En el �ltimo informe de la OMS relacionado con las estad�sticas de vida en Hait�, el Gobierno de Hait� s�lo proporcion� una de las cinco cifras solicitadas por los gobiernos miembros. Por tanto, es imposible apreciar la mejora o el deterioro del estado de salud del ni�o haitiano.  

          6.          El estado de la nutrici�n de la poblaci�n de Hait� figura probablemente entre los peores del hemisferio occidental, dej�ndola susceptible a la enfermedad (m�s del 75% de los ni�os menores de cinco a�os sufren de desnutrici�n).8  A partir de la edad de cuatro (4) meses, los ni�os haitianos presentan tasas de crecimiento por debajo de la norma, que empeoran continuamente debido a deficiencias tanto cal�ricas como prote�nicas.  El crecimiento inferior a la norma termina con grandes diferencias entre 1.5% de los ni�os urbanos criados en familias ricas y el ni�o rural promedio: al llegar a los diez a�os, hay una diferencia de 50 libras en el peso y seis pulgadas en la estatura entre los ni�os de ambas clases.9  Las tasas de morbilidad y mortalidad de las enfermedades contagiosas vinculadas con la desnutrici�n �-el paludismo hiper�ndemico, la diarrea, la ameobiasis, la tuberculosos, la �kwashiorkor�, la avitaminosis, el marasmo, el t�tano y la framesia existen en tasas que quiz�s no se hallan superadas en el hemisferio occcidental.10  Adem�s de los ni�os, las mujeres de edad reproductiva y los hombres activos que participan en la fuerza de trabajo han sido objeto de estudios selectivos y se les han encontrado desnutridos, lo cual produce niveles inferiores de salud y productividad: el consumo cotidiano promedio de prote�nas es de 39 gramos y de calor�as, 1700; estas cantidades son muy inferiores a las necesidades m�nimas calculadas para el ser humano.  

          El Banco Mundial estima que ser� necesario desembolsar 200 d�lares o 1000 gourdes per c�pita para permitir el acceso al r�gimen alimenticio m�nimo recomendado y para la compra de art�culos de consumo alimenticio.  Estas cifras arriba expuestas reflejan que m�s del 90% de la poblaci�n de Hait� no es capaz de obtener la norma m�nima de consumo.  Por tanto, el consumo m�nimo per c�pita de calor�as recomendadas para Hait� es de 2000 diarias.  Sin embargo, un informe de la Oficina de la Salud, Educaci�n y el Bienestar (HEW) de los Estados Unidos de Am�rica citado por el Banco Mundial en 1979, menciona un promedio diario de aproximadamente 1500, sin tomar en cuenta el equilibrio entre las prote�nas y las grasas.  Muchas personas adolecen de deficiencias nutricionales m�ltiples, y s�lo el 13% de todos los ni�os haitianos se consideraban normalmente alimentados en 1975.11  Incluso esta cifra parece elevada cuando se la compara con el 9.6% en las zonas urbanas del norte y el 8.1% en las zonas rurales del norte que est�n adecuadamente alimentados.  De acuerdo con un informe del Banco Mundial de 197812 m�s del 50% de los ni�os haitianos con menos de cinco a�os de edad sufren de desnutrici�n hasta tal punto que requieren asistencia m�dica.  El mismo informe se�ala que Hait� se ha distinguido como el �nico pa�s del hemisferio donde el consumo de calor�as es la que m�s ha disminuido, aunque el consumo de calor�as per c�pita tambi�n fue el m�s bajo en 1971-73.  El Dr. Kendall W. King lleg� a la conclusi�n siguiente:  �A menos que se encuentren medios para reactivar los servicios gubernamentales vitales tales como los de otras p�blicas, educaci�n, agricultura y salud, no es realista prever mejoras importantes en la condici�n nutritiva de la poblaci�n�.13  

          El Gobierno de Duvalier ha emprendido pocas medidas, si bien algunas, para reducir esta desnutrici�n debilitante y general en el pa�s.  De hecho, en 1978, el informe del BID reflej� que la situaci�n hab�a empeorado.  

          7.          De acuerdo con el Banco Mundial, el estado de la salud p�blica en Hait� es totalmente inadecuado.  Las instalaciones m�dicas y el personal capacitado en el pa�s son m�nimos.  En 1970, hab�a un m�dico por cada 13.000 habitantes. La verdad del caso es a�n peor:  la mitad de todos los m�dicos y una gran proporci�n de instalaciones hospitalarias se encuentran concentrados en Port-au-Prince y la mitad de la poblaci�n no recibe asistencia m�dica alguna.  M�s de la mitad de los m�dicos y enfermeras capacitados en Hait� han salido al exilio debido a motivos pol�ticos y econ�micos.  

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1   Convenci�n Americana sobre Derechos Humanos

Art�culo 26.  Desarrollo Progresivo

Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperaci�n internacional, especialmente econ�mica y t�cnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas econ�micas, sociales y sobre educaci�n, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organizaci�n de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por v�a legislativa u otros medios apropiados.

2   Informe del Banco Mundial, diciembre de 1978.

3   Ibid.

4   Banco Mundial, Informe, diciembre de 1978.

5   UNESCO, Anuario Estad�stico 1977, p. 45.

6   Ibid.

7   Vera Rubin y Richard P. Schaeder, Eds. 1975.  The Haitian Potential: Research and Resources of Haiti.* N.Y. Teachers College Press, p. 158.

*  El Potencial Haitiano: Investigaci�n y Recursos de Hait�.

8   Informe del Banco Mundial, p.30.

9   Rubin y Schaeder, supra, p. 148.

10   Informe Estad�stico Anual de la OMS.

11   Informe del Banco Mundial, 1978, p. 64.

12   Progreso Econ�mico y Social en la Am�rica Latina, 1978, p. 138.

13   Rubin y Schaeder, supra, p. 156.