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CAPITULO XIII

EL DERECHO A LA SALUD

 

A. CONSIDERACIONES GENERALES

 

1. La Declaraci�n Americana estipula:

Art�culo XI. Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentaci�n, el vestido, la vivienda y la asistencia m�dica, correspondientes al nivel que permitan los recursos p�blicos y los de la comunidad.

2. La Declaraci�n Universal de Derechos Humanos por su parte hace una referencia indirecta al derecho de la salud y al cuidado m�dico en su art�culo 25. Sin embargo, el Pacto Internacional de Derechos Econ�micos, Sociales y Culturales contiene una disposici�n expl�cita en cuanto al derecho a la salud. El art�culo 12 del Pacto establece:

1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del m�s alto nivel posible de salud f�sica y mental.

2. Entre las medidas que deber�n adoptar los Estados Partes en el pacto a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurar�n las necesarias para: (a) la reducci�n de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los ni�os; (b) el mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente; (c) la prevenci�n y el tratamiento de las enfermedades epid�micas, end�micas, profesionales y de otra �ndole, y la lucha contra ellas; (d) la creaci�n de condiciones que aseguren a todos asistencia m�dica y servicios m�dicos en caso de enfermedad.

 

B. EL MARCO LEGAL

3. La Constituci�n de Cuba establece, en su art�culo 8 que "El Estado socialista…garantiza…que no haya enfermo que no tenga atenci�n m�dica…". El art�culo 42, por su parte, estipula que "El Estado consagra el derecho conquistado por la Revoluci�n de que los ciudadanos, sin distinci�n de raza, color u origen nacional…reciben asistencia m�dica en todas las instalaciones hospitalarias…". Finalmente, el art�culo 49 de la Constituci�n dispone:

Art�culo 49. Todos tienen derecho a que se atienda y proteja su salud. El Estado garantiza este derecho:

- con la prestaci�n de la asistencia t�cnica y hospitalaria gratuita, mediante la red de instalaciones de servicio m�dico rural, de los policl�nicos, hospitales, centros profil�cticos y de tratamiento especializado;

- con la prestaci�n de asistencia estomatol�gica gratuita;

- con el desarrollo de los planes de divulgaci�n sanitaria y de educaci�n para la salud, ex�menes m�dicos peri�dicos, vacunaci�n general y otras medidas preventivas de las enfermedades. En estos planes y actividades coopera toda la poblaci�n a trav�s de las organizaciones sociales y de masas.

 

C. LA PRACTICA

4. Es un fen�meno reconocido que antes de 1959 la salud del pueblo cubano era razonablemente buena. Un reciente estudio afirma que el pa�s gozaba de "niveles de salud relativamente altos" antes de la revoluci�n.1 En otro trabajo se concuerda con este criterio, afirmando que "Cuba pre-revolucionaria hab�a realizado avances significativos tanto en los servicios de salud p�blicos como privados".2 De hecho, podr�a afirmarse que la tasa de mortalidad era baja mientras el n�mero de m�dicos y camas de hospital per c�pita era bastante alto. Sin embargo, la distribuci�n real de los servicios de salud, recursos humanos y enfermedades presentaban caracter�sticas que resulta importante destacar.

5. As�, se ha afirmado que:

Los servicios m�dicos,…no estaban disponibles para los habitantes de las �reas rurales; los servicios m�dicos y los recursos humanos estaban concentrados en las grandes ciudades. M�s del 60% de todos los m�dicos en 1958 viv�an y trabajaban en La Habana…

La tendencia hacia una concentraci�n en la ciudad de La Habana fue tambi�n visible entre los dentistas. En 1957, el 62% del total de ellos se encontraba en la capital… Las enfermeras segu�an un patr�n similar.

En 1958 hab�an 88 hospitales en Cuba con una cama cada 300 personas, pero la distribuci�n era irregular y completamente inadecuada cuando se tomaban en cuenta las tasas de densidad y morbilidad de la poblaci�n. Las �reas urbanas recib�an tratamiento preferencial con el 80% de todas las camas ubicadas en La Habana. Para toda la poblaci�n rural exist�an solamente 10 camas en un solo hospital…3

6. No se sabe con certeza cu�l era la verdadera situaci�n de la salud en todo el pa�s antes de 1959, ya que la informaci�n que existe es limitada.

7. Cabe se�alar, asimismo, que los servicios de salud eran obtenidos, en general a trav�s del desembolso de dinero, siendo limitada la atenci�n m�dica gratuita. La calidad de la prestaci�n era inferior en las instituciones p�blicas y si bien las asociaciones caritativas y de socorro mutuo efectuaban una contribuci�n a la salud de la poblaci�n urbana, a veces cobraban por sus servicios. Igualmente, debe apuntarse que no exist�a una centralizaci�n administrativa para la prestaci�n y control de los servicios de salud, lo cual contribu�a a acentuar la desigualdad en el acceso a esos servicios y la eficiencia en la prestaci�n de los mismos.

8. En 1958, Cuba ten�a una tasa de mortalidad bruta (muertes por cada mil personas) de 6.5. Esta era una tasa que se aproximaba considerablemente a la de los pa�ses desarrollados. Sin embargo, esta cifra debe tomarse con cierta reserva ya que menos del 90% de todas las defunciones eran registradas (las muertes de ni�os no se registraban si �stos mor�an antes de que se registrara su nacimiento). La tasa de mortalidad infantil oficial era de 33/1000 nacidos vivos. Las enfermedades infecciosas y parasitarias eran las enfermedades principales que afectaban a los ni�os. La gastroenteritis, por ejemplo, fue responsable de la muerte de 41.1 de cada 100.000 ni�os. Se ha dicho que:

de las enfermedades transmisibles en Cuba la principal era el parasitismo intestinal. El Banco Internacional de Reconstrucci�n y Fomento inform� en 1951 que entre el 80% y el 90% de los ni�os en las �reas rurales sufr�an de esa enfermedad. En 1956 una encuesta de las familias rurales revel� que por lo menos el 36% de ellas estaban conscientes de que ten�an par�sitos. En 1957 se llev� a cabo un estudio sobre ni�os menores de un a�o para quienes se procuraba asistencia m�dica en centros de salud p�blica, el cual revel� que el 55% de los ni�os examinados ten�an par�sitos. En 1959 un estudio exhaustivo realizado por las autoridades del sector de salud p�blica a trav�s del pa�s demostr� que el 71.96% de todos los cubanos sufr�an de parasitismo; en las zonas rurales el porcentaje era de 86.54%".4

9. En 1956 aproximadamente el 14% de la poblaci�n rural sufr�a o hab�a sufrido de tuberculosis. Las muertes relacionadas con la diarrea sumaron casi 7000 en 1958, resultando en una tasa de 103 muertes por cada 100.000 habitantes. La totalidad de los hospitales y otros centros de salud del pa�s dispon�an de 380 camas por cada 100.000 personas y para el mismo n�mero de cubanos hab�a 92 m�dicos y 31 dentistas. Cuba gast� en 1958 $3.25 per c�pita para mejorar la salud mental y f�sica del pueblo. La Comisi�n Econ�mica para Am�rica Latina (CEPAL) ha considerado que grandes sectores de la poblaci�n urbana marginal y "pr�cticamente toda la poblaci�n rural" no gozaba de la protecci�n del sistema m�dico.5

10. En general, puede concluirse que antes de 1959 el sistema de salud cubano era: (a) desigual en el suministro de servicios, pues depend�a del �rea de residencia (las �reas rurales recib�an menos servicios y cuidados que las �reas urbanas), o del ingreso (los pobres ten�an un niel de salud m�s bajo); (b) el sistema no contaba con una coordinaci�n nacional; las instituciones privadas, caritativas y p�blicas exist�an independientes unas de otras en detrimento de la cobertura y calidad del servicio; (c) no exist�a un programa nacional para reducir de manera sistem�tica las enfermedades transmisibles; (d) el Estado no garantizaba que toda persona gozar�a de igual protecci�n como derecho humano reconocido; (e) cualquier mejor�a en el campo de la salud era m�s un resultado de tendencias seculares a la modernizaci�n que el resultado directo de medidas gubernamentales; (f) la prevenci�n, el tratamiento y el control de las enfermedades no era un objetivo nacional; (g) la cobertura por el sector p�blico de las necesidades de salud de la poblaci�n era deficiente e insuficiente; (b) la calidad de la medicina p�blica era inferior a la del sector privado.

11. A partir de 1959, el Estado cubano reconoci� el derecho de toda persona a recibir servicios de salud y m�dicos a ning�n costo directo. Ello ha sido definido por las autoridades de Cuba como un "derecho biol�gico". El Estado ha asumido la responsabilidad de suministrar los recursos y medios para cumplir con este derecho, que fue formalmente reconocido en la Constituci�n de 1976.

 

1. Servicios de Salud

12. En 1959 se tomaron una serie de medidas administrativas con el objeto de introducir un sistema de cuidado m�dico m�s amplio y comprensivo, que cambiaron radicalmente el sistema m�dico en el pa�s. Se le otorg� al Ministerio de Salud P�blica el poder de centralizar la autoridad, de supervisar el funcionamiento de las instituciones y el personal m�dico en el pa�s y de unificar los procedimientos. Se facult� tambi�n al Ministerio a ejercer un control total sobre los recursos financieros. En 1963 los hospitales y cl�nicas privadas fueron nacionalizadas (las cl�nicas de socorro mutuo continuaron funcionando hasta 1969). A partir de ese momento se puso en vigencia un plan uniforme a trav�s de todo el pa�s, y la planificaci�n se convirti� en una parte esencial de los cuidados de salud.

13. Los servicios de hospital est�n distribuidos en cuatro niveles diferentes: el nacional, el provincial, el regional y el local. El Ministerio de Salud P�blica supervisa cada nivel pero administra solamente el nacional. Existen 14 provincias en el pa�s, cada una de las cuales (as� como la Isla de la Juventud) tiene un hospital provincial con alrededor de 600 camas. Las unidades provinciales suministran servicios especializados a una �rea con aproximadamente 500,000 habitantes.

14. Cada provincia est� dividida en regiones m�dicas, de acuerdo con la geograf�a y la densidad poblacional. En 1974 exist�an 44 regiones (sus n�meros aparentemente cambiaron con la reestructuraci�n administrativa de 1976). Cada regi�n tiene un hospital urbano con capacidad para 350 pacientes cada uno, en el cual se puede realizar cirug�a general. Las regiones fueron adem�s subdivididas en �reas de salud (hab�a 334 �reas en 1974) cada una con al menos un policl�nico. El policl�nico es el coraz�n del sistema de salud cubano. "El policl�nico, una instituci�n para pacientes externos con funciones preventivas y sociales, cuenta con un ginec�logo, dentistas, pediatra, epidemi�logo, enfermeras y un m�dico practicante de servicio. Disponen tambi�n de trabajadores de la salud, que ense�an a las comunidades vecinas los principios y m�todos elementales de higiene. Cada policl�nico rural tiene de 20 a 30 camas y est� equipado para enfrentar problemas de medicina general, obstetricia y pediatr�a. Aquellos casos que requieren cirug�a son remitidos a los hospitales regionales".6

15. Los policl�nicos, los hospitales rurales y los servicios m�dicos rurales tienen la responsabilidad de prestar el tratamiento m�dico elemental, ejecutar una serie de actividades para la "promoci�n, protecci�n y restablecimiento de la salud de las personas, as� como, realizar actividades encaminadas a proteger y mejorar el medio ambiente".7 Cada �rea de salud presta servicios a 30.000 habitantes, y, a su vez, cada �rea est� subdividida en sectores de salud. En 1974 hab�an 334 �reas con 2.267 sectores; cada sector abarca un territorio con aproximadamente 3.000 personas. Los m�dicos y enfermeras al nivel de �rea tienen asignados un n�mero determinado de personas, sin importar si gozan o no de buena salud. El personal m�dico tiene que llevar a cabo este servicio m�dico/comunitario personalizado con prop�sito preventivo.

 

a. Crecimiento de las instalaciones de salud

16. Para asegurar un cuidado m�dico adecuado a toda la poblaci�n, el Gobierno inici� en 1959 un programa para aumentar el n�mero de hospitales. En 1959 hab�a 79 hospitales en todo el pa�s (54 p�blicos y 25 privados), y para 1982 la cantidad hab�a llegado a 326, es decir un aumento de un 312%.8

17. El incremento mayor ocurri� entre 1959-1969 cuando fueron construidos 128 hospitales nuevos. En 1978 hab�an 13 tipos diferentes de hospitales, dependiendo de la especialidad; la mayor�a de ellos se encargaba de la medicina general (34.7%), despu�s segu�an los especializados en maternidad (22.1%), cuestiones rurales (19.8%), cuidado infantil (8%), psiqui�trico (4.9%), y otros.

18. El aumento de los hospitales rurales ha sido significativo. En 1958 hab�a un hospital rural en el pa�s, representando el 1.8% del total. A trav�s de la d�cada de 1960 la proporci�n aument�, llegando a un m�ximo de 24.8% del n�mero total de hospitales. A partir de 1966, sin embargo, la proporci�n de hospitales rurales con respecto al n�mero total de hospitales declin� progresivamente hasta 1978. Desde entonces, el Estado ha emprendido un esfuerzo mayor para cerrar la brecha existente entre el n�mero de hospitales rurales y urbanos. Para 1982 hab�an 117 hospitales rurales en Cuba, es decir, el 35.8% de todos los hospitales de la naci�n.9

19. El policl�nico, como se mencion� antes, es la espina dorsal del sistema de salud cubano. Exist�an 52 policl�nicos en 1958 y 22 a�os m�s tarde este n�mero hab�a aumentado a 389, es decir un incremento de un 648%.10 Cabe observar que la funci�n del policl�nico de servicio m�dico rural y de los hospitales rurales es prestar servicios de medicina general; �stos no proporcionan tratamiento intensivo ya que existen otras instituciones para ese prop�sito. En consecuencia, estas instalaciones no cuentan con el n�mero de camas por paciente que se podr�a esperar.

20. Adem�s de aumentar el n�mero de hospitales las autoridades tambi�n incrementaron la cantidad total de camas en los hospitales. La mayor parte del esfuerzo ocurri� durante los 10 primeros a�os del gobierno revolucionario. En 1958 hab�a 25.745 camas, y en los pr�ximos 11 a�os se a�adieron 19.498 camas adicionales. De 1969 a 1982 hubo un aumento de solamente 926 camas. Por tanto, mientras el n�mero total de hospitales subi�, el n�mero de camas se mantuvo bastante constante y la tasa de camas en hospital por cada 1.000 habitantes no ha cambiado mucho: en 1958 era 3.8 y en 1982 solamente 4.7.11 Si se toma el a�o 1976 como punto de comparaci�n con el a�o 1958, se nota que a pesar de que el n�mero total de camas aument� un 65.3%, ciertas provincias hab�an disfrutado un aumento mayor que otras. Por ejemplo, en la provincia de La Habana, donde se encontraban concentradas la mayor�a de las camas antes de 1959, la tasa de incremento fue de s�lo 10.8% durante esos 17 a�os. Las provincias que en el pasado se hab�an visto rezagadas, experimentaron aumentos notables: Las Villas (87.9%), Pinar del R�o (161.1%), Matanzas (159.8%), Oriente (179.7%), y Camag�ey (189.2%). Ha ocurrido una inversi�n fundamental en la distribuci�n de camas en los hospitales; en 1958 la ciudad de La Habana monopolizaba alrededor del 62% de todas las camas, mientras el resto del pa�s contaba con un 38% solamente, veinte a�os m�s tarde la capital ten�a el 39% de las camas mientras el resto del pa�s disfrutaba del 61% de �stas.12

 

b. El personal

21. En 1959, con 6.286 m�dicos, la tasa de m�dicos por cubano era de 1:1.107; veintid�s a�os m�s tarde hab�an 16.193 m�dicos, es decir, una tasa de 1:600. A pesar de que persiste la diferencia entre las provincias, �sta ha sido reducida en m�s de la mitad durante la revoluci�n. En 1980 la tasa era la siguiente: Isla de la Juventud (1:611), Matanzas (1:615), La Habana (1:862), Villa Clara (1:923), Pinar del R�o (1:1500), Guant�namo (1:1520), y Granma (1:1855). No fue posible obtener informaci�n para el resto de las provincias.13

22. La distribuci�n provincial de los m�dicos ha sido mejorada, pues antes de la revoluci�n alrededor del 33% de todos los doctores se encontraba fuera de la capital, pero en 1978 ocurr�a exactamente lo opuesto: el 36% de todos los m�dicos viv�an en La Habana mientras el 64% resid�a en el resto del pa�s.14

23. En la actualidad, el Ministerio de Salud cuenta con 157.933 personas de las cuales 16.193 son m�dicos, 14.156 son enfermeras, 4.087 son dentistas y el resto son farmac�uticos, t�cnicos, administradores y personal de servicios de apoyo.15 El Ministerio tambi�n supervisa 326 hospitales, 389 policl�nicos, 115 cl�nicas dentales, 37 laboratorios de salud, 60 hogares de maternidad, 67 hogares para los impedidos f�sica o mentalmente, 22 bancos de sangre y 10 hogares para las personas en edades avanzadas.

24. El presupuesto de salud p�blica que en 1958 era de 22 millones de pesos ($3.30 por persona) aument� a $236 millones en 1969 (29.50 per c�pita) y a $388 millones en 1978 ($40 por persona). De 1958 a 1969 el presupuesto de salud p�blica se multiplic� por 10.7 mientras que entre 1970 y 1978 aument� s�lo 1.6 veces.16

 

2. Situaci�n de la Salud

25. Pueden utilizarse numerosos indicadores para determinar el nivel de salud de la poblaci�n. Uno de ellos es la tasa de mortalidad bruta anual, o tasa de mortalidad (el n�mero de muertes por cada 1.000 habitantes). A este respecto cabe se�alar que en Cuba hubo un incremento significativo en el n�mero de muertes notificadas en el per�odo de 1959 a 1962, resultando que este �ltimo a�o registr� la tasa m�s alta en todo el per�odo revolucionario. A partir de ese momento, la tasa declin� hasta 1967, salvo un breve intervalo (1968-1969) cuando volvi� a aumentar. Desde 1970 la tasa de mortalidad ha descendido al nivel m�s bajo de Latinoam�rica; mientras la tasa de mortalidad disminuy�, la esperanza de vida ha aumentado de 61.8 a�os para el per�odo 1955-1960 a 73.5 para el lapso 1980-1982.17

26. La distribuci�n de muertes por edad ha sido marcadamente alterada en la �ltima d�cada. Entre 1959 y 1966 la poblaci�n infantil contribuy� con un 19% de todas las muertes, pero ya en 1978 la cifra se hab�a reducido a un 6%. Lo mismo ha ocurrido para los menores de 1 a 14 a�os. Hasta mediados de la d�cada de 1960, los ni�os y los adolescentes representaban el 5.7% de todas las muertes, pero para 1978 representaban s�lo un 3.3%.18

27. Un an�lisis de la mortalidad infantil sirve como indicador m�s exacto de las condiciones de salud en un pa�s. La mortalidad infantil (defunciones de menores de un a�o por cada 1.000 nacimientos) tiende a ser m�s elevada en los pa�ses pobres. Al respecto, un autor ha escrito que "las naciones subdesarrolladas demuestran una alta tasa de mortalidad infantil debido a la falta de servicios, los bajos ingresos, la inadecuada nutrici�n de los padres, y la mala higiene. Cuando estas condiciones cambian, la mortalidad infantil disminuye".19

28. En un reciente estudio, un equipo de epidemi�logos urbanos expres� que antes de 1959 y durante los primeros a�os de la revoluci�n no se pod�a confiar en los datos existentes sobre la mortalidad infantil en Cuba, ya que exist�a una marcada tendencia a no notificar muchas defunciones y nacidos vivos. En esa �poca no exist�a una clara definici�n de los nacidos vivos o de la mortalidad infantil, y adem�s, en muy pocas ocasiones se llevaban registros en las �reas rurales. Fue en 1965 que las autoridades cubanas adoptaron la definici�n y diferenciaci�n de nacimientos vivos propuesta por la Organizaci�n Mundial de la Salud (neonatal precoz, neonatal tard�o y postneonatal). A partir de ese momento, la recopilaci�n de datos lleg� a ser m�s confiable, pero no fue hasta despu�s de 1968 que se comenzaron a llevar registros minuciosos sobre las causas de la mortalidad infantil.20

29. De 1959 a 1969 el n�mero de casos de mortalidad infantil notificadas aument� progresivamente. As�, el 1969 registr� la tasa de mortalidad infantil m�s alta, llegando a ser de 46.7/1000 nacidos vivos. Adem�s, la mortalidad infantil que represent� un 13.8% del total de las defunciones registradas en 1958 aument� a un 20.6% once a�os m�s tarde (la tasa de 1964 fue a�n m�s alta con un 21%). En un gran n�mero de los casos (80%), las causas principales de defunci�n fueron seis: enfermedades perinatales, enteritis, enfermedades diarr�icas agudas, influenza, neumon�a, y anomal�as cong�nitas. Si bien la mala nutrici�n no puede considerarse como una causa directa de la defunci�n, aparentemente complica la situaci�n. En ese a�o, adem�s, el pa�s se vio afectado por una epidemia de influenza, lo cual llev�, dada la cr�tica situaci�n de salud infantil a una campa�a sistem�tica para mejorar su salud. La campa�a tuvo resultados positivos, ya que de 1970 a 1979 la tasa de mortalidad infantil disminuy� de 38.8/1000 nacidos vivos a 19.3/1000, es decir una reducci�n de un 50%.21

30. En 1976, Cuba reestructur� sus sistema administrativo y pol�tico, creando 14 provincias en lugar de 6. Las nuevas provincias, como regla general, representaban �reas rurales con menos hospitales u otros recursos m�dicos, y en consecuencia registraban una incidencia de mortalidad infantil m�s alta (En particular en el caso de las provincias de las Tunas, Guant�namo, Granma, Sancti Spiritus y Ciego de Avila). En la d�cada de 1970 se asignaron recursos extraordinarios a esas provincias, con el objeto de reducir la tasa de mortalidad infantil, con resultados positivos.22

31. El cambio en las causas principales de defunciones ha sido notable. Antes de 1959, la mayor�a de las enfermedades responsables de las defunciones en Cuba eran aquellas que tradicionalmente se han asociado con el subdesarrollo: enfermedades del sistema digestivo, enfermedades en el primer per�odo de la infancia, problemas respiratorios tales como la tuberculosis, etc. En la actualidad, las causas principales de defunci�n en Cuba son b�sicamente las mismas que las del mundo desarrollado: anomal�as cong�nitas, lesiones que afectan el sistema nervioso central, diabetes, etc. En otras palabras, las principales causas de defunci�n han cambiado de enfermedades transmisibles a enfermedades degenerativas.

32. Asimismo, el cuadro de morbilidad ha cambiado de manera notable. Cuba ha erradicado la poliomelitis, difteria, malaria, t�tano y paludismo. Los casos de fiebre tifoidea se han convertido en una cifra estad�stica insignificante; la poliomelitis desapareci� en 1963, seguida por la malaria en 1967, la difteria en 1970 y el t�tano en 1976.23

33. Un aspecto significativo del cuidado de la salud en Cuba es que ha logrado romper con la tradicional vinculaci�n entre morbilidad y mortalidad. A pesar de que ha ocurrido un incremento en la incidencia de algunas enfermedades, en muchos menos casos el resultado final es la muerte. Las tasas de diarrea aguda, por ejemplo, se elevaron de 5.707/100.000 en 1965 a 8.286 en 1973, pero al mismo tiempo, la tasa de mortalidad de esta enfermedad disminuy� de 25.8/100.000 a 9.9; y en 1980 la tasa de mortalidad era de 3.1.

34. Los casos notificados de tuberculosis por cada 100.000 habitantes aumentaron en un 261% de 1958 a 1965. Sin embargo, a pesar de que el 60.1% de aquellos que ten�an tuberculosis murieron como resultado de la enfermedad en 1959, el n�mero de defunciones en ese momento, cuando la enfermedad estaba en su apogeo, disminuy� a un 24.4%. Desde mediados de la d�cada de 1960, la tasa de morbilidad y mortalidad ha declinado a su punto m�s bajo en toda la historia con registro en el pa�s.

35. Con el paso de los a�os las autoridades cubanas han puesto m�s �nfasis en la medicina preventiva. La pol�tica ha tenido como eje central la vacunaci�n de posibles v�ctimas de enfermedades transmisibles. Desde que se inici� la campa�a en 1960, los ni�os cubanos han sido vacunados constantemente. Por ejemplo, en 1974 1.1 mill�n de ni�os recibieron vacunas orales, representando el n�mero m�s alto alcanzado en un a�o. El n�mero de vacunas ha declinado en t�rminos absolutos, de acuerdo con las caracter�sticas demogr�ficas de la poblaci�n.

36. La tuberculosis ha sido combatida tambi�n con un programa de vacunaci�n. En 1959 s�lo 10.000 personas recibieron la vacuna BCG; desde entonces se ha vacunado un promedio anual de 300.000 personas (en 1969 el n�mero fue 649.296). Como parte de la campa�a preventiva contra la tuberculosis el Ministerio de Salud tom� radiograf�as del t�rax a 5.8 millones de personas entre 1960 y 1970. En la actualidad, el BCG se le aplica aproximadamente al 95% de los reci�n nacidos y m�s tarde se repite con los ni�os de edad escolar. La vacuna en contra del t�tano ha sido distribu�da ampliamente; entre 1967 y 1978 se aplicaron 17.6 millones de vacunas. Lo mismo ha ocurrido con la fiebre tifoidea, aunque no con el sarampi�n, ya que s�lo fue en 1972 cuando se inici� la campa�a en contra de esta enfermedad. Entre 1971 y 1978, poco m�s de 1.7 millones de personas fueron vacunadas. La incidencia de la enfermedad ha disminu�do consistentemente a trav�s de la d�cada de 1970, llegando al punto m�s alto de 264.5/100.000 habitantes en 1977. Desde entonces, ha declinado dr�sticamente a 50.5 casos por cada 100.000 habitantes, y la tasa de mortalidad por 100.000 habitantes es menos del 1 desde 1972.

37. Los casos de lepra han declinado de 4.2/100.000 en 1965 a 3.3 en 1980. El Ministerio de Salud controla muy de cerca el 98% de los casos notificados. Por su parte, la hepatitis infecciosa, las enfermedades ven�reas y las enfermedades respiratorias han aumentado. La tasa de mortalidad causada por la s�filis, sin embargo, ha sido reducida veinti�n a�os m�s tarde de 95/100.000 en 1960 a 2/100.000. Cabe se�alar que resulta preocupante el incremento de la tasa de suicidios, la cual pas� de 17.2 por cada 100.000 habitantes en 1975 a 21.3 en 1980, apareciendo "entre las primeras causas de muerte en los grupos de 15-49" a�os de edad.24

38. Cabe se�alar que todas las vacunas son suministradas gratis a la poblaci�n a trav�s de las organizaciones de masas.

 

3. Cobertura

39. La atenci�n m�dica b�sica del actual sistema social en Cuba est� dirigida a tratar y prevenir las enfermedades en todos los cubanos. En los primeros cinco a�os del r�gimen revolucionario (1959-1964) se concentraron esfuerzos en el tratamiento as� como en facilitar el acceso al cuidado m�dico para el mayor n�mero posible de personas; es decir, la igualdad y el tratamiento avanzaron al mismo paso. Despu�s de 1965 se ha producido una concentraci�n sistem�tica de los esfuerzos para prevenir las enfermedades contagiosas. La prevenci�n y la promoci�n con igualdad se han convertido en la perspectiva dominante, y el crecimiento de las instalaciones m�dicas y de los recursos humanos son testimonio de la actual pol�tica del pa�s sobre el cuidado m�dico.

40. El n�mero de visitas m�dicas y dentales ha aumentado de manera consistente en los �ltimos 23 a�os. No se tiene informaci�n de cu�ntos pacientes recibieron tratamiento m�dico en 1958, pero para el a�o 1963 �stos llegaron a 13.8 millones; dieciocho a�os m�s tarde, alcanzaban a m�s de 49 millones. Para colocar esta cifra en perspectiva, debe se�alarse que la Organizaci�n Panamericana de la Salud estableci� la meta de dos visitas m�dicas per c�pita a partir de 1980. En 1981, Cuba alcanz� la proporci�n de 5.04 visitas per c�pita.25 El n�mero absoluto de visitas m�dicas hab�a aumentado en 276% entre 1963 y 1981. Lo mismo ha ocurrido con las visitas dentales: en 1963 se realizaron solamente 700.812 visitas, pero en 1981 hab�an alcanzado 10.5 millones.26

 

4. Salud Ambiental

41. Para cuidar y mantener una poblaci�n saludable, es esencial contar con un medio ambiente adecuado a ese prop�sito. Ciertos factores inciden de manera significativa en la salud ambiental: el abastecimiento de agua, la eliminaci�n de excretas o desechos industriales, y el sistema de recolecci�n de basura.

 

a. Abastecimiento de agua

42. En 1953, m�s de las tres cuartas partes de las familias rurales en Cuba obten�an su agua de los r�os, pozos o manantiales, muchos de los cuales estaban contaminados. S�lo el 6.6% de la poblaci�n dispon�a de conexiones domiciliarias, aunque el promedio nacional era de un 55%, ya que por contraste, esta cifra se elevaba a un 79.5% en las ciudades. Un censo de la vivienda realizado en 1970, revel� que el 66.7% de los cubanos dispon�an de acceso al agua en tuber�a (las ciudades gozaban de un 88.2%, mientras que el pa�s contaba con un 26.7%). Por tanto, hab�a ocurrido una peque�a mejor�a, en particular en las �reas rurales, aunque el crecimiento no ha sido tan marcado como en otras �reas.27 El n�mero absoluto de poblaci�n sin acceso al agua en tuber�a ha aumentado de 508.000 habitantes en 1953 a 628.000 en 1970.

43. El agua ha sido tratada con cloro. En 1969, s�lo el 21% del agua suministrada al p�blico recib�a tratamiento, pero en la d�cada de 1970, hab�a aumentado a un 98%.28 A�n as�, no son infrecuentes los casos de contaminaci�n del agua. Por ejemplo, en 1977 la fiebre tifoidea se desat� en la m�s vieja secci�n de La Habana, cuando heces humanas se filtraron en el sistema de abastecimiento de agua.29 Ese mismo a�o se notificaron, s�lo en la capital, 302 casos de contaminaci�n del agua, y el a�o siguiente se reportaron 120 casos.30 Debido a la frecuencia con que ocurren estos casos, el Ministerio de Salud P�blica exhorta al p�blico a hervir toda el agua que utiliza.

44. La escasez de agua ha sido un persistente y dif�cil problema. Las tuber�as tienen numerosas filtraciones a trav�s de las cuales se pierde buena cantidad de agua y, adem�s, se corre el riesgo de que se contamine. Un informe del gobierno se�ala que en 1980 alrededor del 50% del agua se perdi� debido a las filtraciones. Las tuber�as por lo general son muy viejas, as� como las bombas, las cuales tienen m�s de 45 a�os. El sistema no ha sido mejorado, recibido mantenimiento o ampliado porque los limitados recursos financieros del pa�s han sido asignados a prioridades diferentes. En consecuencia, la situaci�n empeora con el paso de los a�os, y en la actualidad ya alrededor de 300.000 personas no obtienen mucha agua en ciertos vecindarios de la capital.31 Adem�s, el nivel hidrost�tico en ciudades como La Habana y Santiago est� disminuyendo progresivamente, a la vez que aumenta en salinidad. La escasez de agua se ha convertido en una queja persistente en todo el pa�s.32

45. Debido a que Cuba tiene numerosos r�os, es l�gico pensar que �stos ser�an utilizados para el abastecimiento de agua. Desafortunadamente, la mayor�a de ellos ha sido contaminados por desechos industriales. Alrededor de la ciudad de La Habana, los r�os Mart�n P�rez, Cojimar, Almendares, Luyano, Quibus y Arroyo Tadeo est�n inservibles o casi inservibles debido a la contaminaci�n, ya que al ser utilizados para drenaje, contienen numerosos productos qu�micos t�xicos as� como hidrocarburos.

46. A su vez, la contaminaci�n de los r�os ha resultado en la contaminaci�n de bah�as y costas. La refiner�a de petr�leo Antonio Nico L�pez en La Habana, por ejemplo, ha destru�do pr�cticamente toda la fauna marina en el puerto de La Habana. La descarga de desechos qu�micos ocurre tanto en el puerto de Nuevitas, en la bella bah�a de Cienfuegos, como en el pantano de Zapata, cuyos ecosistemas est�n a punto de ser totalmente destru�dos. Ya no existe flora o fauna marina en la bah�a de Moa. Un especialista sovi�tico en medio ambiente declar� "Hoy en d�a las bah�as de La Habana y de Moa son regiones pr�cticamente muertas. Es imposible obtener de ellas ning�n recurso natural, pero contin�an contaminando toda la costa. En Santa Mar�a del Mar se puede observar una capa de petr�leo flotando en el agua… en Santiago de Cuba… m�s del 60% del volumen del agua est� altamente contaminado… En Moa, se vierten en el agua diariamente m�s de 450 metros c�bicos de desechos procesados de n�quel".33

47. A pesar de que en los �ltimos a�os se han aprobado varias leyes para resolver el problema, poco se ha avanzado.

 

b. Alcantarillado

48. Es conocido que la salud de una poblaci�n, puede ser afectada por el sistema empleado para la eliminaci�n de excretas. En la d�cada de 1950, el sistema que exist�a era sin lugar a dudas inadecuado. Un autor ha escrito que "el 28% de todos los hogares dispon�an de inodoros con agua corriente, y el 13.7% se encontraban fuera de las casas. M�s de una tercera parte de las familias ten�an letrinas y el 23.2% de las viviendas (54.1% en el pa�s) no dispon�an de instalaciones sanitarias".34

49. En la actualidad, mientras una peque�a parte de la poblaci�n goza del beneficio de una adecuada alimentaci�n de las excretas humanas, el alcantarillado se encuentra en un estado tan deplorable que frecuentemente afecta al pa�s de manera negativa. La ciudad de La Habana es un ejemplo de esto: su alcantarillado fue constru�do entre 1908 y 1913 y fue dise�ado para una poblaci�n m�xima de 600.000 personas, quienes se supon�a que vivir�an re un radio de 25 millas cuadradas. En la actualidad, la capital tiene m�s de 1 mill�n de habitantes y cubre m�s de 100 millas cuadradas. El sistema de alcantarillado, para expresarlo en t�rminos suaves, est� sobrecargado; recibe 1.5 veces su capacidad de procesamiento.35 Aparentemente, se estima que alrededor de un mill�n de metros c�bicos de l�quido entra en el sistema cada d�a, es decir, aproximadamente 6 metros c�bicos por segundo, pero el alcantarillado solamente puede absorver de manera eficiente un metro c�bico por segundo. El resultado es que las tuber�as se rompen frecuentemente.

50. Se estima que la ciudad de La Habana, requiere 300 kil�metros de alcantarillado s�lo para satisfacer la demanda, pero poco se proyecta para resolver este problema.

 

c. La basura

51. La recolecci�n de la basura representa tambi�n un serio problema. Con respecto a este tema, no existe informaci�n p�blica sobre la situaci�n en todo el pa�s, pero la situaci�n en la ciudad de La Habana puede servir como indicador.

52. En 1980, la ciudad de La Habana produjo alrededor de 1.000 toneladas de basura diaria, (una cantidad anual de 373.200) toneladas, es decir, alrededor de 1 libra por persona. Sin embargo, la ciudad solamente ten�a 30 camiones para recoger la basura, lo cual parece haber mejorado levemente en 1981 cuando se compraron m�s camiones. Los camiones realizaban un promedio de 92 viajes diarios, las 24 horas del d�a. La recolecci�n pod�a llevarse a cabo en cualquier vecindario cada cuarto d�a, resultando en un ambiente urbano altamente insalubre, dado el clima tropical donde los desechos se descomponen r�pidamente. Ratones, cucarachas y numerosos insectos se congregaban en las aceras donde se pon�a la basura.36

53. Hasta hace poco la basura se dejaba descubierta en el frente de las casas. A mediados de 1980, sin embargo, las autoridades compraron 92.000 basureros que fueron distribu�dos entre la poblaci�n. Esta medida fue positiva pero insuficiente ya que para cada 100 residentes de La Habana hab�a 4.6 basureros. Debido a la escasez de recursos ha ocurrido una proliferaci�n de basureros en los vecindarios. La situaci�n se torn� tan cr�tica que el Ministerio de Salud coordin� un gran esfuerzo para limpiarlos. En 1981 se lanz� la "operaci�n tareco", para la cual se utilizaron 600 camiones de diferentes sectores de la econom�a, los cuales efectuaron m�s de 40.000 viajes para limpiar la basura acumulada.37 Este tipo de medidas representan un inicio, pero ilustran las limitaciones del sistema debido a la carencia de recursos. Con los recursos existentes la ciudad no puede ser mantenida limpia de manera sistem�tica y diaria.

 

d. La vivienda

54. Entre 1959 y 1981 el Estado construy� 235.047 viviendas,38 cantidad que, sin embargo, est� lejos de ser suficiente. Si se toma en cuenta el crecimiento de la poblaci�n (3 millones desde 1959), el establecimiento de nuevas familias, el deterioro de viviendas viejas, etc., el d�ficit resultante ser�a 1.4 a 1.9 millones de unidades para 1985.39 De acuerdo al censo de vivienda realizado en 1970, el 9.4% de la poblaci�n resid�a en viviendas en mal estado, el 15.5% en hogares construidos con techo de palma y el 0.1% en viviendas provisionales. En otras palabras, 2.1 mill�n de personas resid�an en viviendas inadecuadas. Esta es una situaci�n extremadamente deficiente tanto en la zona rural como urbana. Con frecuencia muchas personas tratan de solucionar el problema por s� mismas y, como consecuencia, han aparecido barrios marginales a trav�s de las capitales provinciales. En la ciudad de La Habana, por ejemplo, hay 94 barrios pobres (que los cubanos llaman "barrios insalubres");40 no existen datos sobre cu�ntos existen en todo el pa�s.

55. Desde la d�cada de 1970 las prioridades del Estado en cuanto a la vivienda han cambiado. Hasta ese momento casi la mitad de las nuevas viviendas eran constru�das fuera de La Habana, en particular, en las zonas rurales. La reparaci�n de viviendas recib�a escasa atenci�n. Esto sin embargo ha cambiado; ahora, se asignan mucho m�s recursos a La Habana, en particular para el mantenimiento de las viviendas en existencia. Entre 1978 y 1980, aproximadamente el 57% de las residencias de La Habana necesitaban reparaciones inmediatas.41 En la medida en que se agudiz� la escasez de vivienda, la densidad poblacional en los hogares disponibles de increment� paralelamente. Por tanto, en La Habana vieja, en un �rea de 3.2 kil�metros cuadrados viven alrededor de 100.000 personas o sea 31.250 habitantes por kil�metro cuadrado. De hecho, existen aproximadamente 22.750 edificios en La Habana que abrigan aproximadamente 800.000 habitantes, en un promedio de 35 personas por estructura. La mayor�a de los edificios se encuentran en condiciones verdaderamente insalubres.42

56. La escasez de vivienda es un problema que a�n espera soluci�n. Lo mismo puede decirse con respecto a las reparaciones de los hogares y en lo relativo a la limpieza de los vecindarios y de los edificios.

57. De la exposici�n realizada puede concluirse que los servicios de salud en la forma de atenci�n m�dica y dental son un derecho universal en Cuba, que se proporcionan gratis y bajo la responsabilidad del Estado. Numerosas y positivas medidas se han tomado para extender este derecho a todos los sectores de la sociedad, sin importar el sexo, edad, color, creencia, ingreso o lugar de residencia.

58. Se ha realizado considerable progreso en la reducci�n de la tasa de natimuertos, mortalidad infantil y el desarrollo saludable de los ni�os. La prevenci�n, tratamiento y control de las enfermedades epid�micas ha avanzado a trav�s de los a�os, en particular, en t�rminos de mortalidad aunque las tasas de morbilidad han aumentado para algunas enfermedades. Preocupa, sin embargo, el incremento de la tasa de suicidios y ser�a importante tratar de precisar las razones que explican el mencionado incremento.

59. La medicina preventiva y la participaci�n de la comunidad son la espina dorsal de la pol�tica sanitaria del pa�s. La prevenci�n, tratamiento y control de enfermedades y accidentes en el trabajo deja mucho qu� desear, ya que no se han hecho esfuerzos suficientes ni asignado los recursos necesarios para esta �rea.

60. La higiene ambiental e industrial requieren mucho m�s atenci�n. La vivienda, el alcantarillado y el abastecimiento de agua necesitan una mejor�a radical. Debido a la escasez de recursos se da tratamiento preferencial a aqu�llos que tienen la necesidad m�s grande y lo ameritan.

61. La contaminaci�n del suelo, el aire y el agua avanzan a un ritmo peligroso y, a menos que se tomen medidas para controlarlas, podr�an minar los �xitos que se han logrado en el campo de la salud.

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1   Mesa-Lago, C., "The Economy …" op. cit., p�g. 166.

2  Dom�nguez, J., Cuba: Order and Revolution, Cambridge, Harvard University Press, 1978, p�g. 223.

3  Vald�s, Nelson P., "Health and Revolution in Cuba", Science and Society, Vol. 35, No. 3, Oto�o 1971, p�gs. 321-322.

4  Ib�dem, p�g. 334.

5  CEPAL, "Cuba…" op. cit., p�g. 122.

6  Vald�s, N.P., "Health …" op. cit., p�g. 323.

7  Pan American Health Organizations, Extension of Health Service Coverage Based on the Strategies of Primary Care and Community Participation, Summary of the Situation in the Americas, Washington, D.C., 1978, Official Document, No. 156, p�g. 28.

8  Leyva, Ricardo, "Health and Revolution in Cuba", en Rolando E. Bonachea y Nelson P. Vald�s, eds., Cuba in Revolution, New York: Doubleday, 1972, p�g. 478; Comit� Estatal de Estad�sticas, Anuario Estad�stico de Cuba 1978, La Habana, Cuba, pag. 246; II Congreso del Partido Comunista de Cuba, Informe Central, La Habana: Editora Pol�tica, 1980, p�g. 24; Comit� Estatal de Estad�sticas, Cuba en cifras 1979, La Habana, n.p., 1980, p�g. 75; Granma Resumen Semanal, 31 de octubre de 1982, p�g. 12. La cifra de 326 hospitales fue obtenida a�adiendo el n�mero de 61 nuevos hospitales rurales construidos en 1982 a los 265 que exist�an dos a�os antes.

9  Comit� Estatal de Estad�sticas, Anuario Estad�stico de Cuba, 1975, La habana, n.d.; Anuario Estad�stico de Cuba, 1978, La Habana, n.d., p�g. 246; Cuba en cifras 1979, La Habana, n.d., p�g. 75.

10  Ibid.

11 RL, p�g. 479; Anuario 75, p�g. 232; Anuario 78, p�g. 247; Cuba 79, p�g. 76; discurso de Fidel Castro, 9 de diciembre de 1981; Bohemia, 10 de diciembre de 1982, p�g. 58; 12 de marzo de 1982, p�gs. 46-47.

12  CEPAL, Cuba: … op. cit., p�g. 139; Bohemia (La Habana), 16 de febrero de 1979, p�g. 68.

13  Bohemia, 2 de octubre de 1981, p�g. 39; 9 de octubre de 1981, p�g. 13; 16 de octubre de 1981, p�g. 12; 23 de octubre de 1981, p�g. 12; 30 de octubre de 1981, p�g. 10; 6 de noviembre de 1981, p�g. 10; 13 de noviembre de 1981, p�g. 12; 20 de noviembre de 1981, p�g. 10; 27 de noviembre de 1981, p�g. 11; 4 de diciembre de 1981, p�g. 12; 11 de diciembre de 1981, p�g. 14; 18 de diciembre de 1981, p�g. 12; 25 de diciembre de 1981, p�g. 15; 1o. de enero de 1982, p�g. 10.

14  Igual que la nota 12.

15  Igual que nota 12.

16  Leyva, Ricardo, op. cit., p�g. 486; Bohemia, 16 de febrero de 1979, p�g. 68.

17  Granma Resumen Semanal, 5 de diciembre de 1982, p�g. 12.

18  Leyva, Ricardo, op. cit., p�g. 492; Anuario Estad�stico de Cuba, 1979.

19  Ibid, p�g. 489.

20  River�n, Ricardo, et al, "Salud materno-infantil: situaci�n actual y perspectiva", Revista Cubana de Pediatr�a, No. 50, 1978, pags. 407-423.

21  CEPAL, op. cit., cuadro 24; ESC, cuadro 44; Granma Resumen Semanal, 7 de diciembre de 1980, suplemento, p�g. 5; Granma, 19 de enero de 1969, p�gs. 2-4; Uni�n Panamericana, Am�rica en Cifras 1967, Washington, 1969, p�gs. 81-82; Comit� Estatal de Estad�sticas, Anuario Estad�stico de Cuba 1975, Anuario de Estad�stico de Cuba 1978.

22  Informe Annual del Ministerio de Salud P�blica, Cuba, 1981; y para 1981-82, v�ase la nota 12.

23  CEPAL, p�g. 142; Anuario 78, p�g. 253.

24  Granma Resumen Semanal, 5 de diciembre de 1982, p�g. 12. Para la tasa de suicidios, Ministerio de Salud P�blica, Informe Anual 1980, p�g. 9.

25  Pan American Health Organization, Annual Report of the Director, 1979, Washington, D.C., agosto de 1980, Documento Oficial No. 171, p�g. 33; Bohemia, ( La Habana), 10 de diciembre de 1982, p�g. 58.

26  Ministerio de Salud P�blica, Cuba: la salud en la revoluci�n, La Habana, 1975, p�g. 78; Bohemia, 10 de diciembre de 1982, p�g. 58.

27  Cifras en los censos de 1953 y 1970, y United Nations, Economic Commission for Latin America, Statistical Yearbook for Latin America, New York, 1980, p�g. 111.

28  Informaci�n al Delegado (La Habana), No. 3, 1980, p�g.8.

29  Gugler, Josef, "Un m�nimo de urbanismo y un m�ximo de ruralismo: la experiencia cubana", Revista Mexicana de Sociolog�a, Vol. 43, No. 4, octubre-diciembre 1981, p�g. 1.473.

30  Informaci�n al Delegado, No. 8, febrero 1979, p�g. 6.

31  Granma, (La Habana), 25 de enero de 1980, p�g. 2.

32  Dom�ngues, Jorge, "Cuba …" op. cit., p�gs. 284-285, 408, 488, 495.

33  Hern�ndez, Gregorio, "Detener la contaminaci�n de nuestras aguas marinas", Bohemia, 30 de abril de 1982, p�gs. 28-31. V�ase tambi�n: Hern�ndez, Gregorio, "La contaminaci�n de la bah�a de Cienfuegos", Bohemia, 20 de agosto de 1982, p�gs. 28-30.

34  Leyva, Ricardo, op. cit., p�g. 466.

35  Hern�ndez, Gregorio, "La contaminaci�n en la bah�a de La Habana", Bohemia, 20 de agosto de 1982, p�gs. 28-30.

36  Bohemia, 13 de junio de 1980, p�g. 7.

37  Bohemia, 24 de julio de 1981, p�g. 46.

38  Mesa-Lago, C., "The Economy …" op. cit., cuadro 46; "Del Informe del Comit� Central del PCC al II Congreso", Econom�a y Desarrollo, No. 62, mayo-junio 1981, p�g. 183; P�rez, Humberto, "La Plataforma Program�tica y el Desarrollo Econ�mico de Cuba", Cuba Socialista, No. 3, junio de 1982, p�g. 24.

39  Estimados de Carmelo Mesa-Lago en "The Economy …" op. cit., p�g. 173, y de Sergio D�az-Briquets, Demographic and Related Determinants of Recent Cuban Emigration, trabajo preparado y presentado en la reuni�n annual de la Latin American Studies Association, Washington, D.C., 4 al 6 de marzo de 1982, cuadro 3, p�g. 51.

40  Bohemia, 23 de abril de 1982, p�g. 48; 19 de junio de 1981, p�g. 53.

41  Bohemia, 25 de enero de 1980, p�g. 2; 15 de febrero de 1980, p�sg. 52-53.

42  Informaci�n al Delegado, septiembre 1979, p�g. 12; Bohemia, 5 de junio de 1981, p�gs. 56-57.