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CAPITULO XII

EL DERECHO A LA ALIMENTACION

 

A. CONSIDERACIONES GENERALES

1. El art�culo XI de la Declaraci�n Americana, al referirse al derecho a la preservaci�n de la salud y el bienestar, menciona de manera espec�fica a la alimentaci�n como uno de los medios fundamentales para conseguir la efectiva vigencia de ese derecho. El art�culo 25 de la Declaraci�n Universal de Derechos Humanos establece que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, as� como a su familia, la salud y el bienestar…" Esta disposici�n expl�citamente estipula que este derecho incluye la alimentaci�n. El Pacto Internacional de Derechos Econ�micos, Sociales y Culturales, establece en su art�culo 11, p�rrafo 1, que toda persona tiene derecho "a un nivel de vida adecuado para s� y su familia, incluso alimentaci�n…" El p�rrafo 2 del mismo art�culo proclama que es un "derecho fundamental de toda persona estar protegida contra el hambre…"

2. El consumo de alimentos que proporcione una nutrici�n adecuada es una necesidad humana b�sica y claramente definida, sin la cual los seres humanos no pueden crecer y desarrollarse f�sica, emocional e intelectualmente. Una nutrici�n adecuada es esencial para el desarrollo psicomotor infantil y es tambi�n necesaria para promover y mejorar el funcionamiento f�sico mental desde el nacimiento hasta la muerte. La malnutrici�n, por otra parte, aumenta la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas, disminuye la productividad en cualquier tipo de actividad o laboral y limita en general el desarrollo del potencial humano.

3. La Constituci�n de Cuba s�lo se refiere tangencialmente a este derecho cuando establece, en su art�culo 8, que el Estado garantiza "que no haya ni�o que no tenga…alimentaci�n".

 

B. LA PRACTICA

4. Cuba reconoci� formalmente el derecho a la alimentaci�n y a una nutrici�n adecuada antes de 1959; sin embargo, el Estado no asum�a responsabilidad directa para asegurar la vigencia pr�ctica de ese derecho.

5. En un trabajo se ha presentado una visi�n general de la situaci�n existente antes de la revoluci�n cubana. Es pertinente transcribir de ese informe la siguiente cita:

"En 1956 hab�an 350.000 trabajadores agr�colas con 2.100.000 dependientes, constituyendo alrededor del 40% de la poblaci�n nacional. Sus ingresos anuales totales, 190.000.000 pesos, equival�an al 10% del ingreso nacional. Una familia de 6 personas ten�a un ingreso anual de 548.75 pesos, o sea 7.60 pesos al mes per c�pita. M�s de la mitad de las familias ten�an ingresos anuales de menos de 500 pesos, y solamente el 7.2% recib�an m�s de 1.000 pesos anuales.

M�s de dos tercios de los salarios se gastaban en alimentos… En 1956, una familia de 6 personas pod�a gastar solamente 17 centavos por persona en alimentaci�n. No es sorprendente que la malnutrici�n estaba generalizada (91% en las �reas rurales) y que el peso promedio del trabajador agr�cola se encontraba 16 libras por debajo del promedio te�rico y la estatura era menor que la del cubano promedio.

La fuente principal de energ�a era el arroz, constituyendo el 24% de la dieta total, seguido por frijoles (23%) y tub�rculos (22%). De cada 100 familias solamente 11 tomaban leche regularmente, mientras el ma�z estaba disponible solamente para 7, la carne para 4, el pan para menos de 4, los huevos para 2, y ninguno com�a verduras. La mayor�a de los cubanos consum�an una dieta con mucho almid�n, pocas prote�nas, minerales o vitaminas y muchos carbohidratos. M�s de una tercera parte del pueblo cubano sufr�a de malnutrici�n, incluyendo 6 de cada 10 habitantes rurales. Tal deficiencia nutritiva se reflejaba en la debilidad f�sica general, una estructura �sea peque�a, baja resistencia para las enfermedades y una alta incidencia de anemia...

Una encuesta sobre la situaci�n de la nutrici�n de los ni�os cubanos fue realizada en 1956. La muestra incluy� ni�os del sexto curso con una edad promedio de 11 a 13 a�os. En t�rminos de la situaci�n econ�mica, ellos representaban la llamada clase media, ya que la encuesta exclu�a a los sectores estudiantiles m�s ricos y m�s pobres. Los datos revelaban que el arroz era la mayor fuente de calor�as, seguido por las grasas y aceites; que la carne suministraba poco m�s del 10%; y que la harina y los frijoles representaban cada una m�s del 5%. Los ni�os en escuelas privadas eran m�s altos y ten�an m�s peso que aquellos que iban a escuelas p�blicas; sin embargo, el 10.4% de estos �ltimos estaban por debajo del peso normal. Esto lleva a la conclusi�n de que la malnutrici�n estaba bastante generalizada entre los sectores pobres. La frecuencia con que se observaban ni�os por debajo del peso adecuado, quienes tambi�n ten�an grandes deficiencias en calcio, vitamina A, tiamina, y rivoflavina, ocurr�a m�s entre los ni�os de las �reas rurales que entre aquellos de las �reas urbanas, mientras que ocurr�a lo opuesto con respecto a la tasa de obesidad. Deformidades esquel�ticas atribu�bles al bajo consumo de calcio fueron observadas en 1 de cada 9 ni�os".1

6. Se ha informado que en la d�cada de 1950 en un hospital p�blico de ni�os en La Habana, el 92% de los pacientes ten�an dietas deficientes.2 Si bien no existen estudios nacionales del consumo alimenticio para el per�odo en cuesti�n, puede presumirse que Cuba ten�a, al igual que la mayor�a de Latinoam�rica, un serio problema con la malnutrici�n.

7. Antes de 1959 hab�a serias diferencias nutritivas en base al lugar de residencia (las �reas urbanas gozaban de una mejor nutrici�n que las rurales), a la clase social (los grupos de ingresos m�s altos recib�an una dieta mejor que la de los grupos de ingresos m�s bajos), a la raza (los no-blancos ten�an una peor nutrici�n que los blancos), y a la educaci�n (los mejores educados mostraban tendencia a tener mejor nutrici�n).3 Adem�s, el Estado no consideraba que el suministro de alimentos a la poblaci�n era su responsabilidad. En consecuencia, no se tomaron medidas para diagnosticar el problema, evaluar su �mbito y poner en pr�cticas programas para resolverlo.

8. La Organizaci�n Mundial de la Salud ha se�alado que la nutrici�n solamente puede mejorar cuando se adoptan medidas coordinadas en el contexto de un enfoque integral, el cual debe considerar, entre otros aspectos, un mejor servicio de salud, mayores oportunidades educativas, la reducci�n del desempleo, una mayor distribuci�n del ingreso, y una subvenci�n a los alimentos. Adem�s, uno de "los factores principales que determinan el estado de la nutrici�n es la naturaleza y cantidad del abastecimiento de alimentos. Si el suministro es inadecuado, puede esperarse como resultado la malnutrici�n".4

9. Se han caracterizado los primeros diez a�os del actual proceso pol�tico cubano como "cr�ticos", por lo menos en cuanto a la situaci�n alimenticia.5 Los �ndices de producci�n alimenticia de la FAO para el per�odo 1959-1970, demuestran resultados bastante pobres, pero no se dispone de cifras exactas sobre el consumo real de comida para este per�odo de tiempo. Ser�a un grave error, sin embargo, equiparar la producci�n alimenticia con el consumo alimenticio real. Se ha afirmado que "se debe tener cautela al presumir una correspondencia directa entre las cifras de producci�n agr�cola y los niveles de consumo alimenticio en cualquier pa�s, y en particular en Cuba. En primer lugar, desde 1963 las estad�sticas cubanas no reflejan la producci�n total nacional, sino simplemente la porci�n de la producci�n total que es recolectada por… la agencia estatal de recolecci�n".6 Asimismo, deber�a tenerse en consideraci�n las exportaciones y producci�n para el consumo personal o familiar. Claro est�, es imposible reconstruir un cuadro completo de la disponibilidad total de alimentos si todos estos factores fueran a ser tomados en cuenta ya que no hay datos disponibles. Por ello es necesario trabajar con los recursos estad�sticos existentes y tratar de lograr una visi�n aproximada de la realidad.

 

1. Racionamiento

10. Una presentaci�n general de los patrones del consumo de alimentos en Cuba deber�a iniciarse con un an�lisis del sistema de racionamiento. El racionamiento de productos alimenticios se inici� en marzo de 1962. En principio, el sistema aseguraba igualdad de consumo a la poblaci�n ya que se le concedi� a todo cubano la posibilidad legal de comprar a los mismos precios igual cantidad de productos alimenticios b�sicos. Los precios fueron congelados en 1962 y se han mantenido hasta 1982 sin cambio alguno. Las libretas de racionamiento fijan l�mites a las cantidades que una persona puede comprar, aunque debe se�alarse que el racionamiento no garantiza que los productos estar�n a la venta cada mes.

11. Los datos muestran que el consumo nacional de alimentos se deterior� de una manera notable en la d�cada de 1960 y comenz� a mejorar en la d�cada de 1970. Existen, sin embargo, diferencias regionales. Se ha notado que a pesar de una distribuci�n m�s equitativa de los bienes de consumo entre las provincias, "los residentes de la provincia de La Habana contin�an gozando en 1970 de un nivel de consumo considerablemente mayor".7 Aparentemente la situaci�n ha cambiado lentamente durante la d�cada de 1970.

 

2. Otras Fuentes de Alimentos

12. La libreta de racionamiento asegura a cada persona "la dieta m�nima disponible".8 Esta, sin embargo, no es la �nica fuente de comida en el pa�s, ya que existen cafeter�as especiales para trabajadores que ofrecen desayuno, almuerzo y cena a precios subvencionados. En 1965, aproximadamente 135.000 trabajadores, quienes como regla general no pagaron por las comidas, recibieron comida de esta forma. Seis a�os m�s tarde esta cantidad hab�a aumentado a 810,000,9 o sea, el 39% de la fuerza de trabajo.

13. En 1981 las cafeter�as para los trabajadores comenzaron a cambiar al cobr�rsele a los usuarios, excepci�n hecha de aqu�llos con salarios muy bajos. Una comida en una cafeter�a cuesta alrededor de 60 centavos de d�lar. Las escuelas, las guarder�as infantiles y los hospitales proporcionan comidas gratis. En 1965, 626.300 personas por d�a recib�an desayuno, almuerzo o cena gratis.10 Para 1970 esta cantidad hab�a llegado a 2.2 millones y diez a�os m�s tarde alcanz� 3.1 millones de cubanos.11 En otras palabras, el 32% de la poblaci�n total del pa�s recibi� comida gratis o por debajo de su costo. Se ha expresado que un "almuerzo t�pico puede consistir de arroz, frijoles, una peque�a cantidad de carne de lata, y postre".12 Sin embargo, personas que han comido en 1980 y 1981 en algunas de estas cafeter�as para trabajadores han manifestado que en la comida habitual prevalec�an la harina, quesos y otros productos l�cteos. En 1975, exist�an 1.400 cafeter�as para trabajadores; 4 a�os m�s tarde el n�mero llegaba a 14.792.13 El Estado administraba en ese momento 26.671 unidades en las cuales la comida se distribu�a gratis o a precios muy bajos.

14. Desayunos y almuerzos escolares fueron suministrados a 88.500 ni�os en las guarder�as infantiles, a 569.600 estudiantes becados, (as� como cenas), y a 268.100 estudiantes secundarios en el programa "la escuela en el campo" durante 1978-1979.14 Se ha afirmado que: "los programas alimenticios escolares son obviamente una fuente de nutrici�n muy importante para los estudiantes de nivel secundario que asisten a los internados. En 1978 ya hab�a 350 internados en el �rea rural de Cuba y varios m�s se constru�an cada a�o. Se anticipa que para mediados de la d�cada de 1980, una mayor�a de los estudiantes de escuela secundaria se encontrar�n en internados. Sus necesidades nutricionales durante el a�o escolar ser�n satisfechas en su totalidad por el Estado sin costo alguno para sus padres".15

15. El Estado tambi�n suministr� comidas gratis a 1.2 millones de pacientes en hospitales durante 1978 y a 8.607 personas mayores de avanzada edad, impedida f�sica o mentalmente o quienes requer�an asistencia especial en ese momento. Asimismo, 1.046 mujeres en hogares de maternidad ese a�o tambi�n recibieron comida gratis.16

16. Finalmente el campesino privado, los miembros de cooperativas agr�colas y el parcelero (trabajador agr�cola empleado por los colectivos agr�colas estatales) se dedican tambi�n al cultivo de subsistencia. No existen cifras para este sector; sin embargo, parece que muchos campesinos tienen una dieta m�s variada, mayor y quiz� a�n mejor que la de la poblaci�n urbana.17

 

3. Niveles de Nutrici�n

17. Estimados del promedio de consumo per c�pita diario de calor�as muestran una tendencia a una disminuci�n progresiva de 2.730 calor�as al inicio de la Revoluci�n a 2.320 en 1962-1963, lo cual fue el punto m�s bajo. Esta reducci�n represent� una disminuci�n de un 15% en el promedio nacional, pero ya que la cantidad de calor�as diarias recomendada para Cuba (de acuerdo a la FAO) era de 2.400-2.460 calor�as per c�pita diaria, signific� que el consumo hab�a disminuido de un 4-6%. Esta situaci�n ha sido reconocida por miembros del Gobierno. Miguel Dotres, del Directorio de la Junta Central de Planificaci�n ha reconocido que "A nosotros no nos da ninguna verg�enza decirlo: que aqu� hubo a�os, no uno o dos o tres, en los cuales �nicamente pod�amos comer la raci�n estricta que se nos daba en nuestra casa, pero no pod�a conseguir absolutamente nada ni en restaurantes o cafeter�as… fueron a�os donde realmente se lleg� a pasar hambre, porque no se trata de alimentar a una peque�a cantidad de personas, sino de millones".18 Dotres expres� que esto ocurri� como resultado del desplazamiento fundamental de las relaciones econ�micas externas de Cuba, la falta de piezas de repuestos y el aislamiento econ�mico de la Isla debido al bloqueo econ�mico de los Estados Unidos iniciado en 1962.

18. La Organizaci�n para la Alimentaci�n y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) manifest� en un informe que el "cambio dr�stico" en la distribuci�n del ingreso en Cuba llev� a un incremento considerable, en el orden de un 13-14%, en la demanda alimenticia lo cual represent� un mejoramiento en la dieta general.19 De hecho, a pesar de la disminuci�n en la producci�n alimenticia el pa�s logr� un incremento progresivo en su consumo cal�rico por habitante, el cual se ha mantenido por encima del requerimiento diario m�nimo. Para 1975 el consumo real de calor�as hab�a llegado otra vez al promedio matem�tico de la d�cada de 1950. La FAO expres� en un informe que "en los pa�ses con suministros de energ�a dietaria por encima de los requerimientos han ocurrido pocos cambios en 1975 con la sola excepci�n de Cuba, donde la situaci�n mejor� a�n m�s".20 Para 1981, el consumo per c�pita diario de calor�as hab�a llegado casi a 2.900.21 En toda Latinoam�rica s�lo Argentina supera a Cuba.

 

4. Malnutrici�n

19. A�n faltan por realizarse estudios nacionales sistem�ticos de la malnutrici�n en Cuba. Existen, sin embargo, unos pocos estudios locales que pueden ser �tiles. En 1967, la comunidad rural de San Andr�s de Caiguanabo fue investigada minuciosamente, y descubri� que el 6% de los ni�os en edad pre-escolar sufr�an de malnutrici�n en segundo grado. Sus dietas eran deficientes en vitaminas A y B as� como en prote�nas. El siguiente a�o se estudi� la regi�n azucarera de Alquizar, y se encontr� que la situaci�n era peor: el 25% de los ni�os de edad pre-escolar sufr�an de malnutrici�n en primer grado y otro 5% sufr�a de malnutrici�n en segundo grado. Adem�s, todos mostraron deficiencia de calcio y vitamina A.

20. En las �reas rurales la malnutrici�n se clasifica primordialmente como baja nutrici�n, y en las �reas urbanas existe malnutrici�n por exceso. En 1973 se descubri� que en el distrito de Mariano de la provincia de La Habana el 20.2% de los ni�os en guarder�as infantiles estaban obesos.22 Al principio de la d�cada de 1970 las autoridades cubanas revelaron que el 60% de los casos de malnutrici�n de ni�os se encontraban en las �reas rurales, que el 90-92% estaban funcionalmente analfabetas o ten�an escasa educaci�n. El nivel de recuperaci�n ha sido aproximadamente un 60%;23 ya para 1979 se reportaban pocos casos de malnutrici�n.24

21. Observadores extranjeros est�n de acuerdo sobre los avances realizados en la disminuci�n de la malnutrici�n en Cuba. Se ha afirmado que "dada la equidad impuesta por la pol�tica de salarios y de racionamiento de alimentos, no hay motivo para dudar acerca de la afirmaci�n del gobierno de que la malnutrici�n en Cuba ha sido disminuida de un nivel pre-revolucionario de un 40% a un nivel actual de menos de un 5%.25 Un analista del Gobierno de los Estados Unidos que sigue los asuntos cubanos muy de cerca, ha afirmado que "una redistribuci�n del ingreso altamente igualitaria… ha eliminado casi toda la malnutrici�n, particularmente entre los ni�os".26 Otro estudio, tambi�n del Gobierno de los Estados Unidos, se�ala que "el sistema cubano de racionamiento estricto ha controlado el hambre y la malnutrici�n".27

22. De acuerdo a lo expuesto, puede considerarse que, si bien no existe legislaci�n en Cuba que obligue al Estado a suministrar un nivel de nutrici�n adecuado a la poblaci�n, los cambios generalizados que han tenido lugar en la sociedad han contribuido a un mejoramiento muy marcado para la mayor�a de la poblaci�n en materia de alimentaci�n. La pol�tica alimenticia del pa�s ha asegurado a cada ciudadano una cantidad m�nima a precios subvencionados, a pesar de la tendencia secular mundial hacia el aumento de los precios.

23. El consumo alimenticio en la d�cada de 1960 enfrent� numerosos problemas, en particular, una gran escasez, que tuvo como resultado un gran sufrimiento para toda la poblaci�n. Sin embargo, la situaci�n mejor� en la d�cada de 1970. Una considerable parte de la poblaci�n ha recibido comida gratis o a muy bajos precios; esta pol�tica est� cambiando en la actualidad, ya que la mayor�a de los trabajadores tienen que pagar por sus comidas. Este, no obstante, no es el caso en los establecimientos escolares o m�dicos.

24. El racionamiento de los alimentos y la pol�tica de distribuci�n igualitaria del ingreso han asegurado una dieta b�sica para todos los cubanos. El sistema de racionamiento ha comenzado a cambiar durante la d�cada de 1980 en la medida en que m�s art�culos son pasados al "mercado libre", a la vez que nuevas escalas de salarios aparentemente han significado un aumento en la diferencia de ingresos entre la poblaci�n.

25. Las diferencias entre las �reas urbanas y rurales han disminu�do hasta el punto en que los habitantes de las regiones rurales pueden estar recibiendo alimentaci�n mejor que los pobladores de las ciudades, lo que representar�a una importante inversi�n de la situaci�n en el pasado. El consumo alimenticio es afectado en cierta forma por la edad, ocupaci�n o condici�n de las personas. Los ni�os menores y las personas de edad avanzada reciben raciones especiales, as� como aquellas personas que trabajan en las minas o en empleos peligrosos (as� como los atletas). Las mujeres embarazadas y aquellas personas con ciertas enfermedades espec�ficas tambi�n reciben dietas especiales y alimentos.

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1   Vald�s, Nelson P., "Health and Revolution in Cuba", Science and Society, Vol. 35, No. 3, Oto�o, 1971, pp. 313-314.

2  Dom�nguez, Jorge, Cuba: Order and Revolution, Cambridge: Harvard University Press, 1978, p. 224.

3  Aballi, Arturo J., "Distrofias infantiles en nuestro medio", Revista Cubana de Pediatr�a, Vol. 30, No. 9, septiembre 1958.

4  World Health Organization, The Role of the Healt Sector in Food and Nutrition, Report of a WHO Expert Committee, Technical Report Series 666, Geneva, 1981, p. 7.

5  Brundenius, Claes, "Growth with Equity: The Cuban Experience (1959-1980)", Wolrd Development, Vol. 9, Nos. 11/12, 1981, p. 1.087.

6  Handelman, Howard, "Cuban Food Policy and Popular Nutritional Levels", Cuban Studies, julio 1981, p�g. 129.

7  Roca, Sergio, "Methodological Approaches and Evaluation of Two Decades of Redistribution in Cuba", Department of Sociology, Adelphi University, diciembre 1979, p�g. 19.

8  Handelman, H., "Cuban …" op. cit., p. 137.

9  Ministerio de Salud P�blica, Cuba: La salud en la revoluci�n, La Habana, 1975, p�gs. 144-145.

10  Vald�s, N.P., "Health…" op. cit., p. 316.

11  Presentaci�n efectuada por Eugenio Balari, Director del Instituto de la Demanda Interna, el 2 de junio de 1980 a la UNM-Cuba Study Group. La Habana, Cuba.

12  Handelman, H., "Cuban …" op. cit., p. 138.

13  Comit� Estatal de Estad�stica, Cuba en Cifras, 1979, La Habana, 1980, p�g. 51.

14  Cuba en Cifras, op. cit., p�g. 68.

15  Handelman, H., "Cuban…" op. cit., p�g. 139.

16  Anuario Estad�stico de Cuba, 1978, p�g. 247.

17  Granma Resumen Semanal, mayo 1982, p�gs. 2-5 .

18  Presentaci�n por Miguel Dotres a la UNM-Cuba Study Group el 4 de junio de 1980, La Habana, Cuba.

19  United Nations, FAO, The Impact on Demand of Changes in Income Distribution, CCP 72, WP.2, Roma, 1971.

20  La FAO ha cambiado la definici�n de requerimiento de calor�as diarias para Cuba de 2460 a 2310. V�ase: United Nations, FAO, Monthly Bulletin of Agricultural Economic and Statistics, Vo. 25, No. 5, mayo 1976, p�g. 6 y Vol. 26, abril 1977, p�g. 10.

21  Se pueden obtener cifras diferentes para 1981 de distintas fuentes. V�ase: United States, Central Intelligence Agency. The Cuban Economy: A Statistical Review, ER 81-10052/PA 81-10074, marzo 1982, p�g. 45.

22  Ministerio de Salud P�blica, Cuba … po. Cit., p�g. 142.

23  F. Hern�ndez y M. Castellanos, "Recuperaci�n nutricional infantil mediante internamiento", Bolet�n de Higiene y Epidemiolog�a, Vol. 11, No. 1, 1973, p�gs. 3-16.

24  M. P. Hermelo, M. Amador y J. Bacallao, "Nutritional Assessment of Infants and Pre-School Children Using Two Different Anthropometric Criteria of Classification", Academia Scientiarum Hungariacae, Vol. 20, No. 1, 1979, p�gs. 35-42.

25  Handelman, H., "Cuban …" op. cit., p. 142.

26  Theriot, Lawrence, Cuba Faces the Economic Realities of the 1980s, A Study Prepared for the Use of the Joint Economic Committee, Congress of the United States, March 22, 1982, US: Government Printing Office, Washington, 1982, p�g. 5.

27  International Terorism, Hearing, Committee on Foreign Relations, U.S. Senate. 97th Congress, 1st Session, Washington, D.C.: Government Printing Office, 1981. Para un an�lisis comprensivo del impacto que la dieta ha tenido en el crecimiento biol�gico, v�ase: J. Jordan, et al, "The 1972 Cuban National Child Growth Study As An Example of Population Health Monitoring. Design and Methods", Annals of Human Biology, Vol. 2, No. 2, 1975, pp. 153-171; J. Jordan, et al, Desarrollo humano en Cuba, La Habana: Editorial Cient�fico T�cnica, 1979.