b.       Caso 1684.  Mediante comunicaciones de 25 de junio y de 24 de julio de 1970, se denunciaron varios hechos ocurridos en el Brasil entre los años de 1969 y 1970, presuntamente violatorios de los siguientes derechos consagrados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre: a la vida, la libertad, la seguridad e integridad de la persona; de protección contra la detención arbitraria y de proceso regular (Artículos I, XXV, XXVI. Respectivamente). 

En vista de lo extenso de las alegaciones se transcriben a continuación, en el orden de fechas de las denuncias, las partes pertinentes de las mismas: 

i)        Comunicación de 25 de junio de 1970: 

Solicitamos por la presente que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos se sirva llevar a cabo una investigación in loco de las acusaciones de tortura y represión en el Brasil, tal como se describen en el documento adjunto. 

Tenemos entendido que dicha investigación se ajusta a las disposiciones del Artículo II, párrafo C de los Documentos Básicos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. 

Hace un año, el 26 de mayo de 1969, el Padre Henrique Pereira neto fue brutalmente asesinado en Recife, Brasil, siendo su único crimen su profundo interés por la justicia social y la libertad humana. 

La Muerte del Padre Pereira Neto no constituye un caso aislado, sino que es parte de un amplio panorama de terror organizado, la mutilación de un líder estudiantil católico, el encarcelamiento y castigo de otros, entre ellos monjas y sacerdotes, la deportación de misioneros norteamericanos y europeos, las acusaciones infundadas contra varios obispos brasileños, hasta la tentativa de suicidio de un fraile dominico torturado, todos son “ejemplo” que, en conjunto, constituyen  una campaña de terror contra la Iglesia Católica”. 

ii)                  Comunicación de 25 de junio de 1970: 

Respetuosamente solicitamos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos tome las medidas necesarias para proceder a la investigación de esas quejas y determine, e acuerdo con lo establecido en el Articulo 53 de su Reglamento de fecha 2 de mayo de 1967, si han habido violaciones de derechos humanos en el Brasil. 

          “Las prisiones  de Murillo Pinto da Silva, Mauricio Vieira de Paiva, Alfonso Celso Lana Leite, Jorge Raimundo Nahas, María José Carvalho Nahas, Nilo Sérgio Menezes Macedo y Julio Antonio Betancourt Almeida, ocurrieron alrededor de las 4 (cuatro) de la madrugada del día 29 de enero de 1969, en la calle itacarambu, en el barrio San Geraldo, en Belo Horizonte (Minas Gerais).  Al ser apresado, Mauricio fue alcanzado por dos balas disparadas por los policías. 

          “Todos los presos fueron luego colocados contra la pared del fondo de la casa, castigándolos brutalmente, para ser fusilados por los policías que, exaltados, legaron a montar sus metralletas.  La acción fue impedida por el jefe de la comisión, Sr. Luis Soares de Rocha, temeroso de las consecuencias que aquel acto podría provocar. 

          “Frustrados en la tentativa de fusilamiento, los policías volvieron a golpear a los presos aun con mayor violencia, utilizando las metralletas.  Todos fueron golpeados, sufriendo cortes profundos en la cabeza, incluso Mauricio que, pese a no poder sostenerse en pie, quedó con la cabeza tan lastimada que más tarde, en la Posta, los médicos pensaron que había sido alcanzado por balazo,  Todavía en la casa de la Calle itacarambu fueron engrillados y amarrados con alambre en las muñecas y en el cuello, tratando algunos policías de ahorcarlos con esos alambres. 

          “Los presos fueron, entonces, llevados a la Policía Política, cinco de ellos en la maleta de un auto.  Al llegar, fueron nuevamente atacados a puñetazos, a puntapiés, y golpeados con las metralletas.  No resistiendo los golpes –estaba sangrando hacía más de una hora -, Mauricio cayó al suelo todavía engrillado y amarrado con alambres.  Fue separado de sus compañeros y cayendo al sueldo quedó allí por mucho tiempo para recibir, de cuando en cuando, los puntapiés de algunos policías.  Recién a las ocho de la mañana, cuatro horas después de haber sido abaleado, resolvieron llevarlo a la Posta. 

          “Policías que participaron en el procedimiento, prisiones y torturas: Luis Soares da Rocha (Superintendente del policiamiento general en el Estado de Minas Gerais); delegados Lara Rezende, Mário Candido da Rocha (de la Delegación de Hurtos y Robos de Belo Horizonte), José Pereira, Haydn Saraiva y José Reis (también de la Delegación de Hurtos y Robos), además de otros policías y guardias civiles. 

          “Los golpes empezaron cuando los prisioneros llegaron y continuaron todo el tiempo que permanecieron allí.  Luego que llegaron allí, los presos fueron colocados de pie en la celda, con el rostro hacia la pared, quedando sin agua ni alimentación hasta la madrugada del día siguiente.  A cada momento llegaban policías del DVS, de la Guardia Civil y de la policía Militar que, al castigarlos con cachiporras, puntapiés y puñetazos, dejabanles ulceraciones por todo el cuerpo.  Casi todos tuvieron que recibir varios puntos de sutura para cerrar las heridas de la cabeza.  Además de eso, sufrieron toda suerte de tortura sicológica, amenazándolos de muerte a cada hora. 

          Mauricio Viera da Paiva, debido a que fue operado, hozo su declaración en el hospital de emergencia.  Por ese motivo no fue golpeado durante el primer interrogatorio, pero fue amenazado de muerte y se le manifestó que ese mismo día sería trasladado a la DVS donde sería “amarado al pau-de-arara y golpeado”, de acuerdo con las palabras del notario público del DVS, Ariosvaldo Hora, que lo interrogó en presencia de Fabio Bandeira.

          “Angelo Pezzuti da Silva y Erwin Rezende Duarte, ambos presos en la madrugada del día 15 de enero de 1969, también pasaron por el DVS, recibiendo allí golpes de cachiporra y puntapiés por parte del delegado Thacir Sia.  También fue golpeado en el DVS José Raimundo de Oliveira, quien fue varias veces suspendido en el aire por medio de una soga atado al cuello. 

          “Algunos días después de la entrada de Mauricio a la Posta, llegó Antonio José de Oliveira, con gravísimas heridas de bala.  Lo arrojaron a una celda del DVS durante más de dos horas “en espera de que muriese”, según los policías de aquella comisaría, mientras tanto continuaron golpeándolo.  Dos días después llegó a la Posta Delio Fantini.  Tenía un pie y un brazo quebrados en varias partes, las carnes ulceradas y algunos cortes en la cabeza.  Había sido torturado en el DVS, donde compartió una celda con Julio Antonio Betancourt de Almeida que lo vio salir conducido por los guardias, después de ser torturado.  Según Julio Antonio, a Delio Fantini le habían “arrancado los dientes”, tenía “el brazo quebrado y torcido hacia un lado, los dedos del pie aplastados, las piernas muy hinchadas, la cabeza con dos cortes profundos y todo el cuerpo marcado por los golpes y quemaduras de cigarrillo”.  Según Mauricio, era tal su estado que las personas que trabajaban en la Posta (Médicos, enfermeras, etc.) quedaron horrorizados por la salvaje acción policial. 

          Irany Campos, 17 días después de haber sido sometido a una operación a causa de la ruptura del hígado, provocada por un accidente de ómnibus donde murieron treinta personas, y con un absceso postoperatorio, fue colocado en una celda en el DVS, donde dormía en el piso, sin ninguna asistencia médica.  Sólo después que el director de la Posta Intercedió por él y avisó que su vida corría peligro, le proporcionaron cobija y asistencia médica. 

          Torturas del DVS: Thacir Menezes Sia, Ariosvaldo Hora, Seoralick, José do Carmo, Joel Cabo Ferreira, Márcio, José Aparecido, Anésio, Geraldo, Vander, Bicalho. 

          “Los primeros interrogatorios fueron realizados en la Delegación de Hurtos y Robos de Belo Horizonte.  El presidente de la investigación era, en aquel entonces, el Sr. Luis Soares Da Rocha.  Bajo sus órdenes y las de los delegados Lara Rezende y Mario Candido da Rocha, los presos que por allí pasaron fueron bárbaramente torturados. 

          Angelo Pezzuti da Silva y Erwin Rezende Duarte, fueron llevados dos veces allí en la segunda quincena de enero de 1969.  A Erwin se lo obligó acostarse sobre el piso, donde, desnudo, fue brutalmente golpeado y pisoteado, en todas partes del cuerpo, por Lara Rezende, Mario Candido Da Rocha y los policías Rodrigo y Saraiva, entre otros.  El capitán del ejército Gomes Carneiro, que estaba allí presente, también lo torturo aplicándole el “teléfono” (fuertes golpes dados con las palmas de las manos abiertas golpeando, simultáneamente, sobre los oídos).  En otra ocasión aplicáronle descargas eléctricas y lo aporrearon con un látigo además de amenazarlo con la detención de sus familiares y con la muerte, etc.  Angelo Pezutti da Silva sufrió el “pau-de-arara”, además de los golpes dados por José Pereira.  Mientras este le aplicaba la “hidráulica” (agua en la nariz), José María le azotaba violentamente las plantas de los pies con látigo de goma y el subinspector Cacildos, con el delegado Mario Candido da Rocha, le descargaba choques eléctricos con un aparato portátil de manivela. 

          “En febrero de 1969 los demás presos que se encontraban en el DVS o la Colonia Penal Megalhaes Pinto comenzaron a ser interrogados en la delegación de Hurtos. 

          Nilo Sérgio Menezes Macedo fue azotado y golpeado durante varios días por los delegados Lara Rezende y Mario Rocha, por los investigadores José Pereira y Haydn Saraiva y otros.  Fue colocado desnudo durante tres días y tres noches en una celda infectada y llena de enormes ratones que de noche le impedían dormir.  (Angelo y Erwin también estuvieron en otra celda).  Por fin, los citados policías colgaron a Nilo Sérgio en el “pau-de-arara”, le golpearon las plantas de los pies con el látigo de goma, le aplicaron choques eléctricos y lo sofocaron con una esponja embebida en agua. 

          Jorge Raimundo Nahas fue torturado en enero de 1969, por Mario Candido da Rocha, José Pereira, Saraiva, José María y Pionoro que utilizaron descargas eléctricas y látigo.  Quedaron con las manos y uñas aplastadas y todo el cuerpo marcado. 

          “En la Delegación de Hurtos y Robos torturaban a adolescentes de doce a quince años –presos comunes- en presencia de Angelo Pezutti da Silva, Erwin Rezende Duarte, Pedro Paulo Bretas y Julio Antonio Betancourt de Almeida para hacerlos hablar. 

          “Al ser conducido a esa delegación, Julio Antonio fue colgado desnudo en una celda cuya instalación sanitaria estaba rota: el aire era prácticamente irrespirable y había decenas de enormes ratones.  Durante todo el tiempo que permaneció allí oyó gritos de personas torturadas. Vio de 15 (quince) a 20 (veinte) personas en una celda de dos por dos metros.

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          “En septiembre de 1969 fueron sometidos a tortura en la P.E.: Murilo Pinto da Silva, descargas eléctricas, puñetazos y puntapiés durante cuatro horas seguidas.  Torturadores: Mayor Enio de Albuquerque de Lacerda (Comandante de la P.E.), Capitán Joâo Luis (caballería CIG), Teniente Haylton (P.E.  GB), sargento Oliveira, Sargento montes, en la presencia del Sargento Rangel y Teniente Coronel Ary (presidente de la investigación).  Durante las torturas, el Teniente Haylton introdujo en la sala a un niño de 8 (ocho) años aproximadamente.  Los torturadores se detuvieron por un momento, pero el Teniente Haylton dijo: “No hay problemas, pueden seguir, él (se refería al niño), necesita ir acostumbrándose a eso”. 

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          Angelo Pezutti da Silva, torturado con descargas eléctricas y con palmeta.  En un determinado momento, Angelo no soportó más y se lanzó hacia la ventana de vidrio de la sala, cortándose varias partes del cuerpo y perdiendo el sentido.  Fue llevado a un hospital militar donde recibió varios puntos de sutura en la espalda y en el brazo herido, quedando registrada su entrada en ese hospital.  Los torturadores fueron los cabos Mendonça y Povoreli al mando del Teniente Haylton. 

          “Alfonso Celso Lana Leite,  torturado con descargas eléctricas, puñetazos y el “teléfono” durante varias horas por el Sargento Andrade que, aún después de haber terminado el interrogatorio, continuó aplicándole descargas eléctricas a fin de presenciar las contracciones “interesantes” que la descarga producía en el cuerpo de Alfonso Celso. 

          “Julio Antonio Betancourt de Almeida, fue colgado en el “pau-de-arara”, y sometido a descargas, “telefoneo”, golpes con palmeta, le introdujeron una cachiporra en el ano.  Fue torturado por el capitán Guimaraes, Sargento Andrade, Cabos Mendonça y Pavoreli y el soldado Marcelino. 

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          Marcos Aurelio, periodista del periódico “Correio da Manhâ”, recibió descargas, puñetazos y fue quemado con colillas de cigarrillos.  Los torturadores querían que él confesase el asalto a una agencia bancaria en Bonsuceso,  Como era profesor de inglés de la esposa del presidente de la Light (Light & Power, Compañía de Electricidad) llegó a insinuar que ella había participado en tal asalto con el objeto de escapar a las torturas y tener oportunidad de ser llevado hasta la residencia del presidente de la Light para poder denunciar su situación (lo que de hecho ocurrió).  Fue obligado a denunciar a Almir y Walmir como culpables de actividades. 

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          “mayo-junio de 1969 

          Julio, estudiante de medicina, de Guanabara.  Lo apresaron por que su dirección se encontró en manos de un estudiante arrestado en Belo Horizonte (dio la dirección al referido estudiante en una excursión que éste había hecho con otros colegas a Guanabara).  Fue torturado con descargas y azotado. 

Roil Noronha Soares, segundo sargento paracaidista.  Después de ser torturado con descargas, etc., fue arrojado desnudo en una celda pequeña donde pasó más de 100 días. 

          “Severino Beatriz da Silva, ex-presidente del sindicato de los choferes autónomos de Guanabara.  Tiene más de 50 años.  Fue torturado por más de 30 días.  A consecuencia de ello, permaneció perdiendo sangre por mucho tiempo y tuvo que someterse a una operación en los ojos. 

          “Walter Fernandes de Araujo, empleado en la compañía de transporte urbano.  Fue sometido a choques y bárbaramente golpeado en todo el cuerpo.  Tuvo que permanecer desnudo en la celda por más de 120 días. 

          “Sérgio Lara, físico del Instituto Investigaciones Nucleares.  Fue golpeado y obligado a confesar el ataque a un cuartel, acción que jamás realizó. 

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Marco Antonio Azevedo Meyer, fue golpeado por más de 14 horas en la Policía  de Guanabara.  Introdujéronle un pedazo de madera en el ano.  Lo atacaron con puñetazos, puntapiés y con grilletes.  Le pegaron con una toalla en el rostro y lo obligaron a quedar de pie sujetando pesos, hasta desvanecerlo.  Esto sucedió el día 28 de mayo de 1969.  A fines de julio fue transferido a la P.E., donde lo sometieron a descargas (ano, pies, manos, región mamaria), puñetazos, puntapiés, palmeta, “teléfonos” u hierros en los dedos.  Pasó 30 días durmiendo en el piso, Mauricio, Mattos, Irany y Alfonso Celso estaban allí, fue nuevamente sometido al “pau-de-arara”, choques, palmatoria, etc. 

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          “Junio-Julio de 1969 

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          José Cosme Alves Neto, Director de la Cinemateca del Museo de Arte Moderno.  Fue arrestado por haber alojado en su residencia a la joven Lotus, su novia, que era buscada por ser cuñada de Juárez Guimaraes, buscado por subversivo.  Permaneció una semana sin dormir; de noche le arrojaban agua en su celda, cada hora; de día, se le obligaba a correr en círculos.  Recibió descargas, puñetazos, golpes en todo el cuerpo.  El mayor Lacerda, comandante de la P.E., quiso arrancarle una confesión de cualquier manera.  Como él había ido a un festival de cine en Perú, representado a la Cinemateca, alegaron que estuvo con los guerrilleros peruanos.  Pasó más de 60 días nada más que con ropa interior en las celdas.  Como nada se le pudo “arrancar”, lo remitieron al Cinemar (Centro de Información de la Marina”) donde dicen que existen métodos más “perfeccionados”. 

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          “Los torturadores de la P.E.: mayor Lacerda, Capitán Joâo Luis, Teniente Haylton, Capitán Guimaraes, Sargento Oliveira, Sargento Andrade, Sargento Rangel, Sargento Rossoni, Sargento Montes, Cabo Povoreli, Cabo Mendonça, Cabo Gilberto, soldado Marcelino, soldado rosa. Todos o casi todos son miembros del “Esquadrâo de Morte” (“Scuderie le Coq”) poseyendo escudos de esa organización en sus coches, llaveros, etc. 

          “Actualmente nos encontramos en la Penitenciaría Regional de Linhares y, pese a estar presos casi un año, sin nada haber hecho después de nuestra prisión que pueda ser calificado como mal comportamiento (el propio Director de esta Penitenciaría elogia nuestro comportamiento).  Estamos todavía sometidos a restricciones absurdas que caracterizan un rigor penitenciario del cual estamos exceptuados por la propia Ley de Seguridad Nacional.  Quedamos encerrados en celdas individuales durante 19 horas diarias, con la prohibición de tener fósforos, encendedores, periódicos, revistas o radios dentro de las celdas.  No podemos recibir libros, excepto los de carácter didáctico.  Las visitas son dificultadas por innumerables exigencias, no podemos tener contacto en privado con nuestros abogados, etc. 

          Loreta Kiedeer Valadares, brasileña, 26 años, nacida en Porto Alegre el 1° de mayo de 1943, casada con Carlos Antonio Melgaco Valadares, abogado, graduada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Bahía. 

          “Fue presa en la madrugada del 16 de junio de 1969, cuando se encontraba durmiendo en casa de una amiga, señorita Vera Magalhaes, en la Calle Estevâo Pinto, Belo Horizonte.  El equipo de captura tenía por jefe al Capitán Portela, del ejército, y unos diez componentes: todos apuntaban con ametralladores.  También fueron apresados Vera Magalhaes, Luis Raúl Machado y otro hombre cuyo nombre no recuerda:  Todos fueron levantados de la cama, siendo los dos hombres brutalmente golpeados.  Los condujeron a la Central de la Policía (G-2, Plaza Libertad), incluyendo la declarante, cuyo nombre todavía no conocía la policía. 

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          “El 29 de junio fue conducida con otras presas a la prisión de mujeres “Estevâo Pinto” donde quedó encerrada durante 45 días.  Incomunicada en una celda los 45 días, fue sometida a interrogatorios hechos personalmente por el Teniente Coronel Goes todas la noches desde las 19 horas hasta las 8 de la mañana, durante 30 días.  El día 15 de julio fueron detenidos su cuñada Marilene Melgaco Valadares y su suegro, Irineu Valadares de Fonseca, señor de edad, quien estuvo preso aproximadamente 15 días, siendo privado del uso de sus anteojos, sin los cuales apenas ve.

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