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CAPÍTULO II

 DERECHOS POLÍTICOS[1]

 

A.          CONSIDERACIONES GENERALES 

1.       Los instrumentos constituyentes y sobre derechos humanos creados por el Sistema Interamericano exigen que la organización política de los Estados Miembros se basen en el ejercicio de la democracia representativa.[2] 

2.       La Carta de la Organización de los Estados Americanos ha definido de forma explícita que la democracia es la única forma aceptable de organización política de los Estados Miembros para que se realicen los propósitos de la Organización:  

Artículo 3 (d): 

La solidaridad de los Estados Americanos y los altos fines que con ella se persiguen, requieren la organización política de los mismos sobre la base del ejercicio efectivo de la democracia representativa. 

3.       El Preámbulo de la Carta de la OEA también postula la solidaridad regional con base en la consolidación de las formas democráticas de gobierno: 

Seguros de que el sentido genuino de la solidaridad americana y de la buena vecindad no puede ser otro que el de consolidar en este Continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre;

4.         La Comisión, por su parte, ha mantenido que, dentro de las diversas formas de gobierno reconocidas por las distintas constituciones; el marco de un régimen democrático debe ser el elemento preponderante para el ejercicio pleno de los derechos humanos.

 

5.         El Artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece los derechos políticos que quedan garantizados en ella:  el de participar en la dirección de los asuntos públicos, el de votar y ser elegidos y el de tener acceso a las funciones públicas.

 

6.         La Declaración de Santiago, de 1959, adoptada por la Quinta Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores, expresó la aspiración de los pueblos de las Américas de vivir al amparo de instituciones democráticas “ajenos a toda intervención y a toda influencia de carácter totalitario”.[3]  En este documento histórico se declaró que la “existencia de regímenes antidemocráticos constituye una violación de los principios en que se funda la Organización de los Estados Americanos y un peligro para la convivencia solidaria y pacífica en el hemisferio”.

 

7.         A fin de contribuir “a la erradicación de las formas de dictadura, despotismo o tiranía”, la Reunión de Consulta estableció ciertos “principios y atributos del Sistema democrático en este hemisferio”, como los que siguen, para ayudar a determinar el carácter democrático o no de un gobierno dado:

 

1.

El principio del imperio de la ley debe ser asegurado mediante la independencia de los Poderes y la fiscalización de la legalidad de los actos del gobierno por órganos jurisdiccionales del Estado.

2.

Los gobiernos de las Repúblicas Americanas deben surgir de elecciones libres.

3.

La perpetuación en el poder, o el ejercicio de éste sin plazo determinado y con manifiesto propósito de perpetuación,  son incompatibles con el ejercicio efectivo de la democracia.

4.

Los gobiernos de los Estados Americanos deben mantener un régimen de libertad individual y de justicia social fundado en el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana.

5.

Los derechos humanos incorporados en la legislación de los Estados Americanos deben ser protegidos por medios judiciales eficaces.

6.

El uso sistemático de la poscripción política es contrario al orden democrático americano.

7.

La libertad de prensa,  de la radio y la televisión,  y en general la libertad de información y expresión son condiciones esenciales 

8.

Los Estados Americanos, con el fin de fortalecer las instituciones democráticas, deben cooperar entre sí en la medida de sus recursos y dentro de los términos de sus leyes para consolidar y desarrollar su estructura económica,  y con el fin de conseguir justas y humanas condiciones de vida para sus pueblos.

 

8.          Aplicando estos principios, la Asamblea General de la OEA, al considerar los informes que le sometiera la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha insistido repetidamente, en sus resoluciones, en: 

Reiterar a los gobiernos que aún no han restablecido el régimen democrático representativo de gobierno la urgente necesidad de que pongan en ejecución los mecanismos institucionales que sean pertinentes para restaurar dicho régimen en el más breve plazo, mediante elecciones libres y abiertas, con voto secreto, ya que la democracia constituye la mejor garantía para la vigencia de los derechos humanos y es ella el firme sustento de la solidaridad entre los Estados del Continente.[4] 

9.          Además, la Asamblea General de la OEA, en su Sexto Período Ordinario de Sesiones celebrado en Guatemala, del 11 al 15 de noviembre de 1986, adoptó una resolución sobre Derechos Humanos y Democracia cuya parte resolutiva lee:[5] 

1.       Reafirmar el derecho inalienable de todos los pueblos americanos a elegir libremente un sistema político, económico y social sin injerencias externas, por medio de un auténtico proceso democrático, en un régimen de justicia social, en el que todos los sectores de la ciudadanía gocen de las garantías necesarias para participar libre y efectivamente mediante el ejercicio del sufragio universal.

 

2.       Instar a aquellos gobiernos americanos en cuyas sociedades existen problemas que requieren la reconciliación y unidad nacionales, a que inicien o continúen auténticos procesos de diálogo, de acuerdo con sus respectivas legislaciones, con todos los sectores políticos y sociales, hasta lograr una solución política que ponga fin a los conflictos y contribuya decisivamente a mejorar la situación de los derechos humanos y al fortalecimiento del sistema democrático representativo y pluralista. 

10.     En la experiencia de los órganos políticos de la OEA han surgido, a veces, dificultades en cuanto concierne a la determinación de si cierta cuestión corresponde exclusivamente a jurisdicción interna de un Estado.  Algunos Estados han tomado la posición de que no es necesario cumplir ciertas obligaciones internacionales, aduciendo que éstas recaen en la jurisdicción exclusivamente interna del Estado. 

11.     Estas dificultades han dado pie a la Comisión para considerar si el principio de no intervención, que constituye la piedra angular de la Carta de la OEA, impide el examen internacional de ciertas cuestiones que algunos consideran que pertenecen a la exclusiva jurisdicción interna del Estado.  La Comisión opina, como cuestión de derecho, que ese no es el caso cuando la acción obedece a un tratado del cual el Estado en cuestión es Parte. 

12.     En consecuencia, un asunto relativo a los derechos humanos deja de ser del dominio exclusivo del Estado cuando éste es parte de un tratado sobre derechos humanos que trata ese asunto.  El argumentar que el examen internacional de u acto tomado por un Estado, respecto de sus propios ciudadanos, está vedado por el principio de no intervención implica que ese Estado rechaza las obligaciones internacionales adquiridas al ser parte de un instrumento de protección de los derechos humanos. 

13.     La cuestión del uso de la fuerza para hacer cumplir las leyes internacionales debe ser considerada al amparo de los términos del Artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, cuestión que la Comisión no analizará en esta ocasión. 

14.     De conformidad con el Artículo 23 de la Convención Americana, la Comisión considera ahora el problema de los derechos políticos tal como han evolucionado en Haití.  En el capítulo anterior se analizaron los esfuerzos hechos por la familia Duvalier para perpetuarse en el poder mediante la periódica manipulación de la Constitución haitiana.  En esta capítulo se analiza el surgimiento de las demandas de los derechos políticos registradas durante los años declinantes del gobierno de Jean-Claude Duvalier; las disposiciones de la Constitución de 1987 referentes a los derechos políticos; la creación y el funcionamiento del Consejo Electoral Provisional (CEP); las elecciones del 29 de noviembre de 1987; la disolución del CEP y las nuevas elecciones del 17 de enero de 1988; la toma del Gobierno por parte del Presidente Leslie Manigat, el 7 de febrero de 1988; el golpe de Estado del 20 de junio de 1988, encabezado por el Teniente General Henri Namphy y el golpe dentro del golpe del 17 de septiembre de 1988, que resultó en la toma del mando por parte del actual Presidente, Teniente General Prosper Avril. 

a.       La Situación Política en 1985

15.     EN 1985, la Presidencia Vitalicia del Presidente Jean-Claude Duvalier se había convertido en la única cuestión política predominante en Haití.  Ya el 19 de abril de ese año, tres “líderes políticos” emitieron una declaración en la que exigían, inter alia, “que se modificara la Constitución del 27 de agosto de 1983 y se aboliera la Presidencia Vitalicia”.[6] 

16.     La respuesta del Presidente Duvalier estaba contenida en su discurso del 22 de abril de 1985, con el cual anunció que había tomado “la decisión irrevocable de modernizar el sistema político de Haití” estableciendo progresivamente las estructuras institucionales correspondientes a las normas de democracia liberal y “respetar las características particulares del pueblo haitiano”.[7] 

17.     La desilusión general con las modificaciones constitucionales que aprobó la Cámara Legislativa el 6 de junio y la ley sobre partidos políticos del 9 de junio, y las críticas de que fueron objeto, hicieron que una figura política, Hubert De Ronceray, lanzara su ataque contra el Presidente Vitalicio. 

          De Ronceray declaró que la ley sobre partidos políticos podía resumirse en tres puntos: 

1.   

Se puede organizar un partido político pero no se puede tener el derecho de organizar  un partido opuesto al Gobierno de Jean-Claude Duvalier.

2.   

Ningún partido político puede aspirar al poder por medios democráticos y constitucionales.  Los únicos cargos electivos son los de diputados, alcaldes y administradores rurales.

3.   

Un partido político carece de autonomía financiera, ideológica, doctrinal y política.  Depende exclusivamente de las decisiones del Ministro del Interior y Defensa Nacional que puede, en cualquier momento, ordenar la suspensión de las actividades de éste.

19.     El resultado era, declaró De Ronceray, que “se negaban y rechazaban la raison d’être y el propósito de un partido político; se disfrazaba, con otras palabras, la dictadura de un partido”.[8] 

20.     Por carta del 5 de junio de 1985, De Ronceray solicitaba del Ministro del Interior y Defensa Nacional, autorización para organizar “en nombre de la juventud haitiana” una marcha pacífica, sin armas, hacia el Palacio Nacional, con el propósito de pedir la abolición de la Presidencia Vitalicia y la organización de elecciones presidenciales por sufragio directo. 

21.     A las 18 horas del 17 de junio de 1985, el Gobierno emitió un comunicado prohibiendo la manifestación y dispuso el despliegue de tropas –5.000 hombres- por todo Puerto Príncipe para asegurar que ésta no se efectuara.  El comunicado, en su parte pertinente, decía:[9]  

El Gobierno se ve obligado a negar la autorización requerida y ha decidido prohibir la marcha porque:

 

1. Viola el orden constitucional;

2. Viola el orden público;

3. Viola las leyes policiales sobre reuniones públicas;

4. Constituye un llamado a la injerencia externa en la vida política del Estado.

 

Esta manifestación hubiera constituido el primer desafío a la “Presidencia Vitalicia”.  

b.       El Referendo del 22 de julio de 1985  

22.     La crítica política dirigida contra las modificaciones constitucionales y la ley de partidos políticos de Duvalier incitaron a éste a celebrar un referendo nacional el 27 de junio de 1985, en el cual se solicitó lo siguiente del pueblo haitiano:  

Se ruega que, mediante este referendo, expresen su opinión sobre las dos modificaciones a la Constitución de 1983 vigente y sobre la nueva ley que regula el funcionamiento de los partidos políticos.

 

Entre los cambios más importantes se encuentran:

 

A. Una Presidencia Vitalicia, incluido el derecho a designar sucesor.

B. La Creación de un cargo de Primer Ministro.

C. Un aumento de la influencia legislativa en el Gobierno.

D. El fomento oficial del desarrollo del pluralismo político.

 

¿Concuerda usted con este nuevo sistema político?  

23.     El 1 de julio de 1985, los “líderes políticos”, que para ese entonces ya sumaban cinco, produjeron un comunicado conjunto histórico, exigiendo que el voto del 22 de julio se convirtiera en un referendo sobre una cuestión:[10]  

          ¿ESTÁ USTED A FAVOR O EN CONTRA DE UNA PRESIDENCIA VITALICIA?  

24.     Los líderes de la oposición amenazaron con el boicoteo si el Gobierno hacía caso omiso de su demanda.  

25.     El Gobierno adujo que el 99.98% de la población había votado a favor de los cambios políticos.  El Gobierno había procurado “desarmar” a la oposición pero, en realidad, se anotó su propio “triunfo”[11] al anunciar que se habían obtenido 2.375.011 votos a favor y 448 en contra de los aproximadamente 2.600.000 votantes, en un ambiente de “apatía y abstención masivas” según describieron observadores extranjeros.[12]  

Durante toda la mañana, se vieron buses repletos que traían individuos a votar en el edificio de la municipalidad y luego se los llevaban.  Algunos periodistas siguieron a uno de los buses y contaron que éste se detenía en dos o tres lugares de votación y esperaban a que los pasajeros votaran.  (. . .) A los votantes no se les exigía que dieran sus nombres ni que se identificaran y tampoco se llevaba un registro de los votantes.

 

26.              El hecho mismo de que se buscara ligitimizar públicamente el gobierno de facto que llevaba más de dos decenios de existencia en Haití, puso la cuestión de la ligitimidad en el ámbito público.  Después de conocerse el resultado de referendo, el Sr. Jean Marie Chanoine, Ministro de Estado para la Presidencia, la Información y las Relaciones Públicas, declaró en televisión que la oposición tenía dos posibilidades:  o abandonar el país o apoyar el Gobierno de Duvalier.  

a.      Crecientes Demandas para que el Presidente Duvalier Renunciara  

27.              A pesar de los impedimentos oficiales y extraoficiales para realizar una oposición política eficaz en Haití, la oposición continuó movilizándose durante todo 1985 alrededor de la única cuestión que podía darle unión:  la caída de Duvalier.  Grégoire Eugène fue el primer candidato que presentó, en un libro publicado el 22 de julio de 1985, la opinión de su partido acerca de una nueva sociedad.[13]  En él proponía la elección de un presidente por votación, por un período de siete años y sin posibilidades de ser reelecto.  

28.     El 23 de agosto de 1985, 117 ex ministros, diputados, personalidades militares y partidarios del Presidente Duvalier, formaron un partido, basado en el "Jean-Claudismo", que había de llamarse Partido Nacional Progresista.  Su "líderes" solicitaron el registro del partido el 5 de septiembre de 1985.  

29.     El 2 de septiembre de 1985, 381 jóvenes enviaron una carta a los cinco líderes de la oposición, invitándolos a visitar los departamentos y reunirse con las poblaciones de Léogâne, Petít Goâve, Miragoâne, Aquin, Cavaillon, Cayes y Marigot, a fin de dialogar sobre los problemas de Haití.  Los señores Hubert De Ronceray y Alexandre Lerouge y el reverendo Sylvio Claude respondieron que estaban dispuestos a viajar en la segunda semana de septiembre.  

30.     De hecho, cuando el Sr. De Ronceray, tras comenzar su "excursión" acompañado de su esposa y tres miembros de su grupo, llegó a Petit Goâve, fue puesto, junto con sus acompañantes, bajo lo que la policía denominó "custodia protectora", con la cual efectivamente le impidieron reunirse con sus adeptos.  A la semana siguiente, cuando intentaba viajar a Jacmel, nuevamente le impidieron entrevistarse con sus adeptos.    

d.       La Deserción del Sr. Grégoire Eugène  

31.          Después del arresto del Sr. De Ronceray cuando intentaba viajar a los departamentos, el Sr. François Guillaume, el nuevo Ministro del Interior y Defensa Nacional, informó a Grégoire Eugène, por carta del 17 de septiembre de 1985, que si él deseaba realizar sus actividades políticas, debía cumplir las formalidades establecidas por la ley de partidos políticos.  El Sr. Eugène, por carta del 25 de septiembre de 1985, respondió que su adhesión al "pluralismo político, sus convicciones democráticas, su vocación legalista y su religioso respeto a la Constitución" le prohibían cumplir las citadas formalidades.[14]  

32.     A pesar de lo antes dicho, el 7 de noviembre de 1985, el Sr. Eugène procuró registrar su partido en el Ministerio del Interior.  Una de las razones que expuso para este cambio de opinión fue que, habiendo solicitado el registro, podía proceder a viajar a los departamentos y reclutar miembros para su partido.[15]

e.          Gonaïves  

33.     A Gonaïves, que ocupa el cuarto lugar entre las ciudades más grandes de Haití, se la conoce como la "Ciudad de la Independencia" dado que fue allí donde Jean-Jacques Dessalines proclamó la independencia de Francia, el 1 de enero de 1804, señalando el fin de la lucha por la independencia y el comienzo del futuro de Haití como segundo país independiente en las Américas, después de los Estados Unidos.  Gonaïves fue sede, durante dos días, de las manifestaciones espontáneas de estudiantes que trajeron por resultado, el 28 de noviembre de 1985, la muerte de tres estudiantes secundarios.  

34.     Según la descripción hecha por periodistas extranjeros:[16]  

Ese día, entre 1.000 y 2.000 residentes de las chabolas de Ratoteau, se lanzaron a la calle gritando expresiones contra el Gobierno y portando carteles pequeños y bastos en los que se leía "Abajo con la Miseria", "Abajo con la Dictadura", "Abajo con la Constitución" y "Viva el Ejército" - este último en aparente llamado a los militares para que intervinieran en contra de Duvalier.

 

Al día siguiente, 28 de noviembre, los estudiantes se manifestaron a las puertas de la escuela secundaria parroquial de Gonaïves.  Los soldados, aparentemente a las órdenes de un oficial, abrieron fuego contra ellos.  Dos fallecieron por heridas de balas y un tercero, supuestamente por golpes de culata de rifles.  Se dice que también hubo otro muerto, en otro lugar, en circunstancias no claras, pero esta muerte no ha sido confirmada.

 

Las noticias sobre el tiroteo de Gonaïves, emitidas casi de inmediato por Radio Soleil, encolerizaron a otras comunidades y entre las 24 y las 48 horas siguientes se produjeron manifestaciones de solidaridad en Peti-Goave, Jeremie, Jacmel y Les Cayes, todo a lo largo de la parte sur de la península.

 

El 4 de diciembre, la policía asaltó la casa del destacado líder de la oposición, Hubert De Ronceray, nativo de Petit-Goave y ex ministro de asuntos sociales del gobierno de Duvalier.

 

De Ronceray fue arrestado, acusado de poseer documentos subversivos, pero algunos diplomáticos extranjeros creen que el motivo real puede haber sido el temor a que estuviera preparando una manifestación en Puerto Príncipe.  Su esposa, Marie Michelle, dijo que los miembros de la policía buscaban armas.[17]  

35.     El Gobierno, en un comunicado oficial, lamentó las muertes ocurridas en Gonaïves y responsabilizó a "agitadores profesionales" de las manifestaciones.[18]  Los líderes de la oposición y religiosos criticaron lo que denominaron una "superreacción" del Gobierno y las consiguientes muertes, y continuaron las manifestaciones durante las semanas siguientes en todo el país, organizadas, en su mayoría, por estudiantes secundarios.  El 18 de enero de 1986, segundo día de disturbios, los hechos de Gonaïves registrándose más de 30 heridos que fueron baleados por las fuerzas de seguridad durante una de las manifestaciones más grandes realizadas contra el Presidente Duvalier.[19]

36.     El 7 de febrero de 1986, cayó el Gobierno de Jean-Claude Duvalier al exiliarse éste en el extranjero.  

B.          DERECHOS POLÍTICOS ACORDES CON EL NUEVO SISTEMA LEGAL  
(1986-1987)
 

37.     El artículo 31 de la Constitución de 1987 autoriza expresamente la formación de partidos políticos, permitiéndoles funcionar siempre que respeten “los principios de la soberanía nacional y democrática”.[20]  La determinación de “las condiciones para su conocimiento y funcionamiento, y las ventajas y privilegios que se les concedan” deben ser prescritos por ley.[21]  

a.          Antecedentes de la Ley que Regula la Organización de Partidos Políticos  

38.     El Teniente General Namphy, que asumió el poder el 7 de febrero de 1986, informó ese día al pueblo haitiano que el Ejército había intervenido porque el país se encontraba “al borde del abismo”, amenazado tanto por un “ataque a la integridad de la nación como por el terrible espectro de la guerra civil”.[22]  El 10 de febrero de 1986, el Teniente General Namphy prometió que se celebrarían elecciones constitucionales para elegir libremente, por primera vez, el poder legislativo y que después habría elecciones presidenciales por sufragio universal.[23]  

39.     Ya en febrero de 1986, varios políticos haitianos se declararon candidatos para cualquier elección presidencial, a pesar de no haberse decretado aún la ley que regularía la formación de los partidos políticos.  A comienzos de marzo, más de 20 políticos, en su mayoría con amplios antecedentes duvalieristas, habían anunciado sus candidaturas a la presidencia del país, aunque el CNG no había anunciado aún la fecha de las elecciones.[24]  Además, tampoco existía la infraestructura legal.  

40.     El sistema legal, tal cual existía, era un vestigio de la era Duvalier y no se contaba con un poder legislativo cuyas leyes pudiera considerarse que reflejaban la voluntad del pueblo.  Todo el poder se encontraba en manos del CNG que, de modo unilateral, determinaba el período de su mandato y lo prolongaba desde la intención original de conducir sencillamente al país a las elecciones, hasta mantenerse en el poder por el lapso de dos años, atribuyéndose además la autoridad de determinar cómo sería elaborada la constitución y de conducir todos los aspectos de los asuntos nacionales e internacionales.  

41.     A comienzos de junio de 1986, cinco días consecutivos de disturbios pusieron a Haití, según palabras del Teniente General Namphy, al “borde de la anarquía” y “de la guerra civil”.[25]  Los manifestantes pedían que el CNG cesara a uno de sus miembros, el Coronel Williams Regala, así como al Ministro de Finanzas, Leslie Latour, y al Viceministro de Información, Aubelin Jolicouer.  En un intento de apaciguar los ánimos, el 8 de junio de 1986, el Teniente General Namphy anunció que entregaría el poder a un gobierno “electo libremente” en el segundo aniversario de la caída de Duvalier, es decir, el 7 de febrero de 1988.  

42.     El cronograma electoral fijado por el Teniente General Namphy es como sigue:[26]  

CRONOGRAMA DE ELECCIONES  

Junio, 1986:

Decreto creando el Consejo de Administración de las Zonas Rurales.  

Decreto creando un cuerpo independiente para recabar puntos de vista y opiniones de todos los ciudadanos.

 

Julio, 1986:

Decreto relativo a la organización de los partidos políticos y la prensa.

Septiembre, 1986:

  Decreto creando una Asamblea Constituyente para redactar la nueva constitución.

Octubre, 1986:

Elecciones populares de los miembros del cuerpo constituyente 

celebradas en todos los departamentos geográficos.  

Comienzo de la redacción de la nueva constitución por parte de los miembros de la Asamblea Constituyente.

Enero, 1987:

Votación y proclamación de la Constitución.

Febrero, 1987:

Ratificación de la Constitución por referendo.

Marzo, 1987:

Decreto relativo a las elecciones.

Mayo, 1987:

Campaña para la elección de Alcaldes y Miembros del Consejo de Administración de Zonas Rurales.

Julio, 1987:

Comienzo de las elecciones legislativas y presidenciales.

Noviembre, 1987:

Elección del Presidente y los Miembros del Poder Legislativo.

Enero, 1987:

Validación del poder del cuerpo legislativo.  

Febrero, 7 1987:

Juramento del Presidente electo.

43.     El 30 de julio de 1986, el CNG emitió un decreto sobre la formación de los partidos políticos.  

b.       El Decreto Regulador de la Organización de los Partidos Políticos[27]  

44.     De acuerdo con este decreto, para ser miembro fundador de un partido político debían cumplirse los siguientes requisitos establecidos en el Artículo 5:

1. Ser haitiano de origen y no haber renunciado jamás a la nacionalidad;

2. Tener al menos 18 años de edad;

 

3. Tener pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos;

 

4. Tener el domicilio en Haití y residir en él.

 

Los haitianos nacionalizados no eran considerados haitianos “de origen” y, en consecuencia, no podían crear un partido político.  

45.     Para establecer un partido político habían que registrarlo en el Ministerio de Justicia dentro de los treinta días de creado, presentando el documento de formación del partido y los nombres de al menos veinte miembros fundadores.  También se exigía, según el decreto, el suministro de información sobre las metas y la ideología del partido y un estatuto detallado para indicar cómo funcionaría el partido y otros datos sobre sus representantes y sede oficiales.  

46.          Correspondía al Ministro de Justicia responder a la solicitud de registro dentro de los 30 días de sometidos estos documentos.  Si la decisión era favorable, el Ministro informaba al representante oficial que el partido quedaba autorizado a funcionar “provisionalmente”, momento en el cual podía propagar su ideología y reclutar miembros.  Si la solicitud era rechazada, el Ministro de Justicia debía exponer las razones, pero el decreto no especificaba qué clases de partidos políticos no podían formarse.  

47.     A fin de lograr “reconocimiento legal”, el partido creado provisionalmente debía presentar al Ministro de Justicia, dentro de los primeros seis meses, evidencia de que el partido tenía al menos 5.000 afiliados.  El Ministro de Justicia debía decidir entonces, dentro de los 30 días, acerca del reconocimiento legal.  En el caso de la decisión fuera negativa, los organizadores del partido podían apelar la decisión en los tribunales.  

48.     El partido legalmente establecido tenía la obligación de publica su programa y los nombres de sus organizadores y líderes en un diario y podía presentar candidatos a cargos públicos de acuerdo con la Ley electoral que debía decretarse en marzo de 1987.  Durante la campaña, los candidatos tenían derecho a un total de 2 horas gratis de exposición en televisión y radio, a ser divididas en anuncios políticos de entre 5 y 15 minutos de duración.  La ley también limitaba la cantidad de dinero que podían recibir los partidos políticos de cualquier fuente política o internacional.  

49.     Las primeras elecciones después de la huida de Jean-Claude Duvalier, se celebraron el 19 de octubre de 1986 para elegir 41 de los 61 miembros de la Asamblea Constituyente, uno por cada distrito, pero la participación fue escasa.  Los otros 20 miembros restantes fueron nombrados directamente por el CNG.  

50.     El 30 de octubre de 1986, antiguos seguidores de Duvalier anunciaron la creación de un partido político que se conocería con el nombre de Partido de Reconciliación Nacional (PREN).  La reacción a este anuncio fue la irrupción de disturbios por varios días, a comienzos de noviembre, que culminaron con la solicitud de la abolición del CNG.  El Teniente General Namphy, ante la magnitud de estas manifestaciones estimadas en unas 50.000 personas, se dirigió al pueblo por radio y televisión desde el Palacio Nacional y, por primera vez, repudió el Duvalierismo.  Dijo que el CNG procuraba poner fin a “las prácticas arbitrarias y represivas del pasado” y eliminar “de una vez por todas, el terrible espectro del Macutismo”.[28]  En cuanto concierne a la posibilidad del retorno político de los duvalieristas, el Teniente General Namphy expresó que el CNG y el Ejército no permitirían “el retorno al país de la plaga totalitaria y sangrienta”.[29]  Como conscuencia del ambiente caldeado, el partido neo-duvalierista dcidió disolverse el 12 de noviembre de 1987, poco tiempo después de creado.[30]  

51.     La Comisión, durante su visita a Haití en enero de 1987, recibió quejas de los líderes políticos referentes a que el CNG no había consultado los términos de este decreto ni con los partidos políticos ni con el pueblo.  Los líderes de la oposición a Duvalier adujeron que el intento del CNG de gobernar por decreto, aún antes de adoptarse la Constitución, lo habían convertido en un gobierno autoritario, con tendencias dictatoriales.  Dada la falta de disposición de muchos líderes políticos de someter la formación y constitución de sus partidos al escrutinio gubernamental, son pocos los que han cumplido los requisitos de esta ley.  

52.     El trabajo de preparación de la Constitución de 1987, pronto opacó la ley de partidos políticos y, finalmente, se hizo caso omiso de ella.  Continuaron creándose partidos políticos y, según el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales, con sede en los Estados Unidos, que durante los 21 meses que mediaron entre la partida de Jean-Claude Duvalier y las elecciones del 29 de noviembre de 1987 auspició seminarios para políticos haitianos sobre “creación de instituciones” y “creación de partidos en una democracia tradicional”, han surgido “más de 70” partidos políticos.[31]    

c.          Antecedentes de la Creación del Consejo Electoral Provisional  

53.          Irónicamente, Jean-Claude Duvalier quería ser el fundador de la democracia política en Haití.  El 22 de septiembre de 1979, declaró:  

Me gustaría comparecer ante el tribunal de la historia como aquel que fundó, de manera irreversible, la democracia en Haití.

Muchos haitianos dieron por sentado que estas palabras eran el punto de partida del proceso de democratización.  

54.     Jean-Claude Duvalier dijo que la liberalización y democratización políticas se habían convertido en normas establecidas de sus políticas.  Es evidente que Jean-Claude Duvalier entendía por “democratización” algo distinto de lo que el término significa corrientemente.  En una rara entrevista concedida en 1983, expresó:  

En los próximos cuatro meses (febrero de 1984), se celebrarán elecciones honestas y libres en los nueve departamentos del país.  Pero no podemos tener una democracia como la de Francia o los Estados Unidos.  Si tuviéramos ese sistema, tendríamos una situación catastrófica porque casi el 80% de nuestro pueblo es analfabeto.  La gente puede ser influenciada en un sentido o en otro.  Nosotros necesitamos una democracia acorde con nuestra personalidad como pueblo y con nuestra realidad histórica y económica.[32]  

55.     En un discurso pronunciado el 22 de septiembre de 1983, en el 26° Aniversario del "Duvalierismo", Jean-Claude Duvalier, anunció que se celebrarían en Haití elecciones legislativas "totalmente libres, honestas e imparciales".  Dichas elecciones se realizaron el 12 de febrero de 1984.  De los 309 candidatos a los 59 escaños de la Cámara Legislativa, no se permitió la participación de ningún candidato de la oposición (es decir, duvalierista).  

56.     Por ejemplo, el reverendo Sylvio Claude fue detenido el 9 de octubre de 1983, con miembros de su partido, y se lo mantuvo incomunicado por sexta vez en cinco años.  A su detención siguió el anuncio de que su partido, de cinco años de vida, tenía la intención de participar en las elecciones de 1984.  El precio de la participación política durante el período de "democratización" del Presidente Vitalicio Jean-Claude Duvalier queda mejor descrito en las palabras del propio reverendo:  

El 27 de enero, se cumplirán cinco años desde el día en que declaré mi candidatura a las elecciones del 11 de febrero de 1979.  Se cumplirán cinco años desde que comencé a participar abiertamente en la difícil y peligrosa lucha por la libertad de todos los haitianos, sin perjuicio de su condición social, sus opiniones políticas o sus ideologías.  Me he dedicado de lleno a esta lucha, arriesgando mi propia vida y la de mi familia, para que los haitianos pudieran librarse de la opresión y para que pudiera establecerse una verdadera democracia de una vez por todas.

 

Desde entonces, he creído que el mejor curso de acción para convertir ese sueño en realidad sería crear una organización política opuesta al régimen que gobierna.  Sus filas deberían estar integradas por todos los demócratas haitianos, nacionalistas, que se encuentren tanto en el país como fuera de él.  Yo fundé una organización el 5 de octubre de 1978 para crear un bloque monolítico de luchar determinada y efectiva contra el régimen de Duvalier.  A pesar de los grandes esfuerzos realizados por el régimen para aplastarlo, el partido sigue firme.  No obstante, hemos encontrado tanta apatía y falta de comprensión entre los miembros de la oposición haitiana tradicional que podía haberme desalentado con facilidad si no hubiera estado convencido de que el Todopoderoso me había escogido para llevar a cabo esta difícil y sensible tarea.

 

A despecho de los problemas, desde el comienzo de esta lucha, mi familia y yo, así como algunos miembros del Partido, nos hemos dedicado a la causa por completo, de modo de ganar la confianza de cada uno y todos los individuos y demostrar la seriedad y sinceridad de nuestro compromiso.  Creo que todos conocen los peligros a que nos exponemos.  Personalmente, mi vida se ha visto amenazada, primero, porque he osado oponerme a este régimen totalitario que no tolera oposición alguna, ya sea legal o ilegal, y rechazar todo intento de corromperme o de reclutarme, como han hecho con tantos otros, hasta con quienes integraban las filas de la misma oposición; y segundo, y lo que es más importante, porque me he negado a abandonar el país.  No necesito mencionar las veces que miembros del partido, miembros de mi familia y yo mismo, hemos sido arrestados durante estos cinco años, ni la tortura y el abuso que acompañaron a esos arrestos.  Sin embargo, quiero relatarles el arresto del 9 de octubre, que considero el más brutal de todos los que me han impuesto.

 

El 9 de septiembre, cuando llegó una caravana de unos diez vehículos, conducidos por agentes de la policía política, su intención no era arrestarme sino poner fin a mi vida amparados por la oscuridad de la noche.  Tenían la intención de poner fin, de una vez por todas, al "fenómeno Sylvio Claude", para citar las palabras exactas del Coronel Albert Pierre quien, como dijo, había venido en personal con ese propósito.  Mi cabeza tenía precio, y se había destinado una pequeña fortuna para quien pudiera informar acerca de mi paradero.  Afortunadamente, mi Protector velaba por mí.  Un miliciano había informado al sargento de Bon Repo -una pequeña comunidad a unos veinte kilómetros de la capital- que podrían encontrarme en mi granja, donde llevo seis años criando cabras.  Pero intervino el Todopoderoso y no permitió que el sargento alertara a su comandante.

 

El sargento, acompañado de cuatro Voluntarios de la Seguridad Nacional, de Bon Repo, corrientemente conocidos como Tontons Macoutes, me arrestó el domingo 9 de octubre de 1983, cerca de las nueve de la mañana.  Con las dos muñecas unidas a mis espaldas, sufrí amargamente de 9 de la mañana a nueve de la noche.  El poderoso hombre de confianza de Duvalier, el Coronel Albert Pierre, a quien se le había comunicado mi arresto por teléfono, llegó rápidamente a la comisaría de Bon Repo para ponerme bajo su custodia.  Reprendió al sargento por no haberlo informado de mi presencia en este sitio recóndito donde, dijo, hubiera tenido una oportunidad ideal de poner fin a lo que denominó el "fenómeno Sylvio Claude".

 

Entonces, para ocultar mi arresto al público, me amordazó con una naranja y una tira de tela, y me cubrió el rostro con una saca que ató cuidadosamente a mi pelvis.  Me tiró en el maletero de un coche, como si fuera un bulto, y cerró la tapa intencionalmente, me condujeron a Croix-des-Bouquets (a unos doce kilómetros de Puerto Príncipe).  Tras pasar unas cuatro horas en una pequeña celda, atado tal cual estaba cuando partimos de la comisaría de Bon Repo, astutamente elaboré una estrategia para evitar la paliza que mis torturados me tenían preparada.  Les hice creer que podrían cumplir el sueño que tenían desde hacía cinco años:  expulsarme de Haití.  Los persuadí, con facilidad, de que condujeran a Casernes Dessalines.  Una vea allí, como a las 9 de la noche, me comunicaron la decisión definitiva del Gobierno:  "Si quiere vivir, deberá abandonar el país.  Esta es su última oportunidad; de lo contrario, no saldrá con vida".

 

Es innecesario describir el pánico que me sobrecogió, después de haber sufrido terriblemente durante doce horas.  En lugar de obtener mejores condiciones, me encontraba ante una elección a la que, de todos modos, debía responder.

 

Simulé acceder a la propuesta de estos hombres que decían tener mucha prisa.  Les informé que había tenido la intención de ir a los Estados Unidos y que, en consecuencia, se había solicitado un visado, en mi nombre, de la Embajada estadounidense.  Fue entonces cuando mejoraron las condiciones de mi encierro.  Catorce días después, el jueves 13 de octubre, me hallé frente al Agregado Político y al Cónsul de la Embajada de los Estados Unidos, que se encontraban allí para convencerme de que abandonara Haití.  Tuve que obrar como un total estrategia para frustrar sus planes, aunque sólo fuera temporalmente.  El Agregado Político, habiéndome entendido muy bien y siendo un buen diplomático, rápidamente invocó la ley estadounidense, diciéndole al Coronel Albert Pierre ya al Teniente Coronel Emmanuel Orcel, que se pondría en comunicación con el Departamento de Estado para averiguar si yo cualificaba para obtener un visado.  Quince días más tarde, el Coronel, más determinado que nunca, me llamó para informarme que no había recibido respuesta alguna del Departamento de Estado y que el Gobierno no podía esperar más tiempo.  También me dijo que los Embajadores de Francia y de Alemania Occidental habían expresado su deseo de verme.  El 4 de noviembre, me visitó el Embajador de la República Federal de Alemania, en compañía del Secretario del Interior, Sr. Roger Lafontant, pero no de mi mujer y mi hija.  Le expresé claramente al Embajador que la decisión que debía tomar era de la mayor importancia y que afectaría la vida de todos los miembros de mi familia, por lo cual tendría que tomarla junto con mi esposa y mi hija Jocelyn.  El Embajador aceptó.  Finalmente llegó el día de la decisión, el día que más cerca estuve de la muerte.  Era un lunes, 14 de noviembre.  Me reuní con el Coronel Albert Pierre, el Teniente Coronel Emmanuel Orcel, el Embajador me preguntó:  "Sr. Claude, qué puedo hacer por usted?", a lo que yo respondí:  "Sr. Embajador, antes de explicarle mi trágica decisión, debo  llamar su atención al hecho de que no fui yo quien personalmente, de mi propia iniciativa, pidiera verlo.  Desde que me trajeron a Casernes Dessalines, me enteré de que tanto usted como el Embajador de Francia querían verme.  De modo que sólo estoy respondiendo a su invitación.  Yo había pensado viajar a los Estados Unidos para aprender Inglés cuando supuestamente era un hombre libre.  Al llegar aquí, después de haber sido arrestado el 9 de octubre, me hicieron una oferta, una situación de ‘lo toma o lo deja’.  La oferta consistió en lo siguiente: ‘O se va del país o no sale de aquí con vida.  Esta es su última oportunidad’.

 

"Yo, como todos los hombres, quiero vivir, dado que la vida es dulce -a menos que sea el día que Dios haya dispuesto que hay que dejar este mundo, en cuyo caso la decisión debe aceptarse, nos guste o no-.  Ante semejante elección, Sr. Embajador, comprenderá usted por qué escogí irme, con la condición de que me dejarían un tiempo en libertad para arreglar mis asuntos antes de partir.  Esa fue mi decisión, y todavía está en pie.

 

Cuando originalmente tomé, la decisión de viajar, no me forzaron a hacerlo.  No, me fuerzan a partir ahora, amenazándome con perder la vida si me quedo aquí.  Si esto último es voluntad del Señor, que así sea.  Si me es imposible recuperar la libertad que perdí hace más de tres años -a pesar de haber sido perdonado por el Jefe de Estado-, que se cumpla la voluntad de Dios, porque cuando el alma recibe el llamado no puede escapar a la voluntad divina, no importa adónde vaya.

 

Sr. Embajador, le agradezco todos los esfuerzos hechos por ayudarme a recuperar la libertad.  También le ruego que agradezca a su Gobierno los esfuerzos hechos por liberarme.  Desafortunadamente, esa libertad me ha sido negada hasta hoy.  Más aún, lo pero está por venir".

 

Inmediatamente después de mi declaración y de haber partido el Embajador, me condujeron a la sala de torturas mientras mi esposa y mi hija, bajo grandes presiones, quedaban detenidas.  Las detuvieron durante cinco horas.  Por orden del Coronel Albert Pierre, que se encontraba presente, dos torturadores me levantaron (en créole:  "djake", una forma de tortura común en las prisiones haitianas, donde el prisionero queda suspendido para que lo golpeen hasta hacerlo papilla) y comenzaron a darme una paliza que sólo terminó cuando perdí el conocimiento.  Durante la noche volví a desvanecerme y el guardia de turno tenía dificultad en encontrar un médico; creyó que yo estaba agonizante.  El 24 de diciembre, todavía adolorido, me llevaron a mi casa fuertemente vigilado.  Guardaban la casa tres soldados guardia al frente de ella de manera que no pudiera escapar.  Supe, después, que el Gobierno haitiano había asegurado al Gobierno de los Estados Unidos que me dejarían en libertad para poder participar en las elecciones legislativas que se celebrarían el 12 de febrero de 1984.[33]  

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[1].          El Artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone:  1.  Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:  a.  de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; b.  de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c.  de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.  2.  La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal.

[2].          Véanse, por ejemplo, el Preámbulo de la Carta de la OEA, el Artículo 3 (d) de la Carta, el Artículo XX de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y el Preámbulo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

[3].          Véase, OEA Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, Actas y Documentos, Santiago de Chile, 12-18 agosto 1959.  (1961).

[4].          La expresión más reciente se encuentra en la Resolución adoptada el 15 de noviembre de 1986, AG/RES, 835 (XVI-0/86).

[5].          AG/RES, 837 (XVI-0/86)

[6].          Esta “Declaración Conjunta de los Líderes de la Oposición”, en Haití, estaba firmada por Sylvio Claude, Hubert De Roceray y Alexandre Le Rouge, y leía:  “Exigimos del Gobierno de la República:  a)  Que sea modificada la constitución del 27 de agosto de 1983 y abolida la presidencia;  b)  Que la ley sobre la organización de los partidos políticos sea sometida a la consideración de los líderes de la oposición;  c)  Que se decrete la ley electoral y se declare la celebración de elecciones generales en todo el territorio nacional.

[7].          Véase el texto completo en:  Le Petit Samedi Soir, abril 27-3, 1985.

[8].          Inferno:  “Hubert De Ronceray lance un appel a l'unité de l'Opposition”.  Vol. II, N° 15, 1-15, julio, 1985.

[9].          Le Nouveau Monde, junio 18, 1985.

[10].          Los cinco líderes son:  Hubert De Ronceray, Sylvio Claude, Grégoire Eugène, Constante Pognon (que formó un partido llamado PADRANA en junio de 1981) y Alexandre Lerouge (ex diputado or Cap Haitien).

[11].          Los referendos no son inusuales en Haití.  En 1964, François Duvalier solicitó al pueblo que confirmara la adopción de la presidencia vitalicia y el Gobierno declaró que había habido 2.800.000 votos a favor y 3.232 en contra.  En 1971 se llamó a referendo para aprobar la sucesión de Jean-Claude Duvalier.  Según el Gobierno, los votos a favor fueron 2.391.916 y ninguno en contra.

[12].          “Fraud is charched in Haitian voting”, Joseph B. Treaster, New York Times, julio 23, 1985.

[13].          Grégoire Eugène:  Le Miracle est Possible (Un Plaidoyer pour Le Développement), 1985

[14].          Cartas publicadas en el Haití Observateur, octubre, 1985.

[15].          Le Petit Samedi Soir:  “Le Leader Grégoire Eugène aprés la demande d'enregistrement de son parti, fait des déclarations pertinentes au Petit Samedi Soir”, noviembre 16-22, 1985.

[16].          Véase Alfonso Chardy:  “Unrest subsides in Haiti but tension hasn't ended”, Miami Herald, diciembre 16, 1985.

[17].          De Ronceray fue puesto en libertad en enero de 1986.

[18].          Comunicado de Jean-Marie Chanoine, Secretario de Estado, Ministerio del Interior y Defensa Nacional, noviembre 28, 1985.

[19].          “Three Dead as Haitians Protest Anew”, Phil Davison, The Washington Post, enero 28, 1986.

[20].          Artículo 31-1 de la Constitución de 1987.

[21].          Id.

[22].          FBIS, febrero 10, 1986.

[23].          FBIS, febrero 11, 1986.  El 13 de febrero de 1986, el líder de la oposición Sylvio Claude declaró que la mayoría de los miembros del nuevo gabinete era duvalierista o ex ministro de Duvalier, manifestando que el CNG debía nombrar, en el plazo de un mes, un gobierno provisional integrado por representantes de todos los partidos de la oposición y solicitando la reinstitución de la Constitución de 1987.

[24].          Franck Romain, alcalde de Puerto Príncipe y amigo personal de François y Jean-Claude Duvalier.  Véase:  FBIS, de febrero 18, 1986 y de marzo 5, 1986.

[25].          FBIS, junio 6, 1986.

[26].          Fuente:  Comunicado de Prensa de la Embajada de Haití en Washington, D.C., de 10 de junio de 1986.

[27].          La ley apareció en la edición de fin de semana de Le Nouvelliste, agosto 2-3, 1986.

[28].          FBIS, noviembre 13, 1986.

[29].          Id.

[30].          FBIS, noviembre 13, 1986.

[31].          NDIIA:  Haiti, Presidential/Legislative Elections Report of the NDI International Observer Delegation, Noviembre 29, 1987.

[32].          “Democracy could be 'Very Catastrophic' for Haiti”, U.S. News and World Report, p. 44, octubre 31, 1983.

[33].          De los archivos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.