CAPÍTULO III 

ACTUACIONES EN EL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

 

 

A. Entrevistas

 

1. Con autoridades del Gobierno Constitucional

 

          El jueves 3 de junio el Presidente de la Comisión, el Secretario Ejecutivo y un funcionario de la Secretaría de la Comisión se trasladaron al Edificio Copello, en la Capital dominicana, y se entrevistaron con el Coronel Francisco Caamaño, Presidente del Gobierno Constitucional.  El Coronel Caamaño recibió a la Comisión acompañado del Dr. Héctor Aristy, Ministro de la Presidencia, Dr. Jottín Cury, Ministro de Relaciones Exteriores, y otras autoridades de dicho Gobierno. 

          El Presidente de la Comisión se refirió a la misión que se proponía cumplir, señalando que esperaba contar con la colaboración de las autoridades del Gobierno Constitucional.

           El Coronel Caamaño expresó su satisfacción por la presencia de la Comisión y ofreció proporcionar a la misma las facilidades necesarias para el cumplimiento de su misión.  Expresó que la Comisión tendría amplia libertad para visitar la llamada Ciudad Nueva, y entrar en cárceles o lugares de detención donde hubiera presos políticos y conversar libremente con los mismos.  El Dr. Cury hizo entrega al Presidente de la Comisión de un documento que contenía una relación de las violaciones de los derechos humanos cometidas por las autoridades del denominado Gobierno de Reconstrucción Nacional. 

          Posteriormente, la Comisión volvió a entrevistarse con el Coronel Caamaño y otros miembros de su Gabinete, así como con el alcalde de Ciudad Nueva, Sr. Víctor Peguero, y con los jefes militares encargados de las prisiones. 

          2.  Con autoridades del Gobierno de Reconstrucción Nacional 

          La Comisión se entrevistó el propio día 3 de junio con el Presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional, General Antonio Imbert Barrera, quien estuvo acompañado por el Dr. Horacio Vicioso Soto, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, y otros miembros de su Gabinete. 

          El Presidente de la Comisión explicó la tarea que pensaba desarrollar el organismo en la República Dominicana e hizo referencia a la labor que este organismo había desempeñado en ese país desde el año 1961.  Ofreció proporcionarle todas las facilidades que fueran necesarias para el desempeño de su labor y señaló que la Comisión tendría completa libertad para viajar por el país, entrar en cárceles y lugares de detención, hablar con cuantas autoridades, individuos o presos políticos estuvieran bajo su jurisdicción, sin restricciones de ninguna clase. 

          En fechas subsiguientes la Comisión volvió a entrevistarse con el General Imbert, para tratar nuevos asuntos relacionados con las tareas de la entidad, así como con el Ministro Vicioso, el Procurador General de la República y otras autoridades de ese Gobierno. 

3. Con el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos 

          El día 2 de junio, a su llegada a la Capital dominicana, el Presidente de la Comisión se entrevistó, en primer lugar, con el Secretario General de la OEA, Dr. José A. Mora.  El Profesor Manuel Bianchi expresó al Secretario General la complacencia de la Comisión por el llamado que había hecho para que esta entidad se hiciera presente en la República Dominicana para atender los numerosos casos que se habían presentado respecto de violaciones de los derechos humanos. 

          El Secretario General de la Organización, después de referirse a la actuación que había venido desempeñando la Comisión en la República Dominicana desde el año de 1961, hizo del conocimiento del Presidente de la Comisión diversas denuncias que se habían recibido respecto de graves y reiteradas violaciones de los derechos humanos, las cuales habían determinado que considerara indispensable y urgente la presencia de la Comisión en Santo Domingo. 

          En fechas posteriores, el Presidente de la Comisión así como los Representantes de la misma visitaron al Sr. Secretario General de la OEA para hacer de su conocimiento las actividades emprendidas por la Comisión y para transmitirle informaciones dirigidas a la Comisión respecto de problemas que competían a la Secretaría General. 

4.  Con la Comisión Ad Hoc de la Décima Reunión de Consulta 

          El Presidente de la Comisión y los demás Miembros que representaron a este organismo en la República Dominicana, celebraron diversas entrevistas con los Embajadores Ellsworth Bunker, Clairmont Dueñas e Ilmar Penna Marinho, integrantes de la Comisión Ad Hoc de la Décima Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, para tratar de aquellos casos en que se hacían planteamientos o se formulaban solicitudes sobre asuntos que correspondían a la competencia de la citada Comisión. 

          La Comisión Ad Hoc, por su parte, transmitió diversas denuncias y documentación relativas a violaciones de derechos humanos, con la solicitud de que éstas fueran tramitadas por la Comisión. 

          5.  Con el Jefe de la Fuerza Interamericana de Paz 

          El Presidente de la Comisión visitó al Comandante en Jefe de la Fuerza Interamericana de Paz, General Hugo Panasco Alvim en su Cuartel General de Santo Domingo, el 13 de junio de 1965, con el objeto de hacer de su conocimiento la tarea que desarrollaba este organismo en territorio dominicano y de solicitarle la colaboración de la Fuerza Interamericana de Paz para el mejor logro de sus objetivos. 

          El General Panasco Alvim se interesó vivamente en el trabajo de la Comisión y ofreció su irrestricta cooperación a la misma. 

          Posteriormente se entrevistó con el citado General el Representante de la Comisión, Dr. Carlos Alberto Dunshee de Abranches y reiteró la conveniencia de obtener su más estrecha colaboración para el más adecuado cumplimiento de los fines de la Comisión. 

          6.  Con el Nuncio Apostólico 

          El Presidente de la Comisión se entrevistó en diversas oportunidades con el Nuncio Apostólico de Santo Domingo, Monseñor Emmanuel Clarizio, de quien solicitó la cooperación para los trabajos de este organismo.  El prelado manifestó al Prof. Bianchi su más decidido interés en la obra de la Comisión y puso a disposición de ésta cuantas informaciones tuvo a su alcance en el campo de los derechos humanos. 

          El señor Nuncio colaboró estrechamente con la Comisión en la solución de varios problemas que afectaban la libertad y la seguridad de ciudadanos dominicanos. 

7. Relaciones con el Representante del Secretario General de las Naciones Unidas 

          La Comisión recibió en varias oportunidades la visita del Dr. José A. Mayobre, representante del Secretario General de las Naciones Unidas y del General Indar Jit Rykttie, asesor militar del organismo mundial. 

          El 2 de junio de 1965, el General Rykttie visitó al Presidente de la Comisión para informarle, en ausencia del titular de la representación de Naciones Unidas Dr. Mayobre, que las Naciones Unidas vería con la mayor simpatía que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fuera el único órgano encargado de velar por el respeto de los derechos humanos en la República Dominicana.  Expresó a este respecto que la representación de la Secretaría General de Naciones Unidas en la República Dominicana pondría a disposición de la Comisión todas las denuncias que había recibido respecto de violaciones de los derechos humanos.  Estas expresiones del asesor militar de las Naciones Unidas fueron ratificadas, en diversas oportunidades, por el propio representante del Secretario General, Dr. Mayobre, quien en varias ocasiones solicitó también la actuación de la Comisión para el esclarecimiento de varias denuncias. 

          De acuerdo con ese compromiso, representantes de las Naciones Unidas entregaron a la Comisión, el día 3 de junio de 1965, las denuncias y quejas sobre violaciones de derechos humanos que habían recibido, así como otros antecedentes relacionados con la situación de tales derechos.  Por su parte, la Comisión Interamericana permitió, en determinados casos, que representantes del organismo mundial la acompañaran en sus viajes al interior del país, o en el examen de hechos denunciados, tales como, por ejemplo, en el caso de la Hacienda Haras, y en las visitas a la Isla Beata y a la Base Naval Las Calderas. 

B.  Denuncias, comunicaciones, quejas y solicitudes presentadas a la Comisión 

          Desde su llegada a la República Dominicana, la Comisión recibió gran número de denuncias, unas por escrito y otras en forma verbal, sobre hechos atentatorios contra los más elementales derechos de la persona humana, consagrados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Estas denuncias procedían tanto de los dos Gobiernos establecidos en territorio dominicano, como de personas particulares, gremios obreros, asociaciones profesionales y empleados afectados en sus derechos. 

          El número de denuncias correspondientes a casos concretos de personas encarceladas por motivos políticos había pasado de 1,500 al momento de tomar posesión el Presidente Provisional Dr. Héctor García Godoy. 

          El número de comunicaciones dirigidas a la Comisión para exponer cuestiones graves, como desaparición y ejecución de personas, golpes y torturas, había pasado de 200 en la misma fecha. 

          La Comisión registró más de 100 casos de daño, destrucción y saqueo de las propiedades. 

          Asimismo se registró igual número de comunicaciones de carácter general, en las que se incluían solicitudes de salvoconductos, visas consulares y permisos especiales para salir o entrar al territorio dominicano. 

          En todos los casos la Comisión procedió a estudiar las denuncias y a tramitar las mismas de acuerdo con sus facultades, teniendo en cuenta las circunstancias especiales que imperaban en el país y que afectaban la plena vigencia de un régimen de derecho. 

          La Comisión advirtió, desde un comienzo, que las denuncias se referían principalmente al derecho a la vida, al derecho a la libertad y la seguridad de las personas, al derecho de protección contra el arresto arbitrario y al derecho de inviolabilidad del domicilio.  Por consiguiente, la Comisión concentró sus esfuerzos en la protección de los citados derechos, especialmente el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona.  A este respecto, la Comisión realizó las gestiones encaminadas a impedir que se llevaran a cabo ejecuciones de personas arrestadas o presas y a localizar a las personas desaparecidas.  En todos los casos en que se denunció la posibilidad de un fusilamiento, la Comisión se comunicó inmediatamente con las autoridades respectivas de uno u otro Gobierno. 

          La Comisión envió regularmente a ambos Gobiernos listas de personas desaparecidas o de quienes, habiendo constancia de u arresto, se ignoraba su paradero.  Se pudo comprobar, a este respecto, que en algunos centros de detención no se llevaban listas de las personas detenidas o de las que habían sido puestas en libertad, lo que impedía o dificultaba la búsqueda de la persona alegadamente desaparecida. 

          La Comisión recibió algunas denuncias de fusilamientos o de inminente realización de los mismos, que resultaron evidentemente falsos.  Tal ocurrió con la denuncia recibida el 12 de junio de 1965, en la que se informaba a la Comisión que el General Pedro Santiago Rodríguez Echavarría y cuatro oficiales que se encontraban presos en la Base de San Isidro, corrían inminente peligro de ser ejecutados o que lo habían sido ya. 

          En este caso la Comisión se hizo presente el propio día en la prisión de San Isidro, comprobando la inexactitud de la denuncia, pues pudo entrevistarse con los cinco oficiales. 

          Otro tanto sucedió con la denuncia dirigida a la Comisión el 28 de junio de 1965, en la que se expresaba que 16 alistados de la Policía Nacional habían sido ejecutados en la Fortaleza Ozama el día 19 de junio, y que sus cuerpos habían sido quemados. 

          De la investigación llevada a cabo por el Representante de la Comisión, Profesor Abranches, asistido de funcionarios de la Secretaría, se comprobó que no se habían realizado las alegadas ejecuciones. 

          A principios del mes de agosto de 1965, la Comisión disponía de los siguientes datos:

 

          Desaparecidos                                124 

          Enterrados en el Cementerio Obrero
         
(no identificados)                            140 

          Enterrados en el Cementerio Las Minas
         
(no identificados)                              25 

          El mayor número de reclamaciones o quejas recibidas se refirió a violaciones del derecho a la libertad y a la seguridad de la persona.  Se pedía a la Comisión que obtuviera la libertad de personas encarceladas por razones políticas, pero sobre las cuales no pesaba cargo concreto alguno.  Se le solicitaba también su intervención para evitar que los presos fueran ejecutados al trasladarse de una prisión a otra, así como también para que se mejorara el tratamiento dado a los mismos, se les permitiera ver a sus familiares o se les cambiara de celda por razones de salud. 

          La labor de la Comisión, en cuanto a las denuncias por violación del derecho a la libertad y a la seguridad de la persona, consistió en elevar a las autoridades de ambos Gobiernos las partes pertinentes de las denuncias recibidas y en gestionar ante las mismas el esclarecimiento de los puntos planteados en las mismas, al mismo tiempo que un Representante de la Comisión, acompañado por funcionarios de la Secretaría, visitaba la cárcel correspondiente para comprobar los hechos denunciados.  La Comisión realizó constantemente visitas a las cárceles siguientes: Penitenciaría Nacional de La Victoria, Palacio de la Policía Nacional, Base Aérea de San Isidro, Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas de San Isidro, Edificio de Transportación, Fortaleza Ozama, Escuela Salomé Ureña, Palacio de los Tribunales, todas ubicadas en la Capital o en los suburbios de la misma. 

          Las cárceles más importantes, que estuvieron bajo el control del Gobierno de Reconstrucción Nacional, fueron la Penitenciaría Nacional de La Victoria, ubicada a pocos kilómetros de la Capital, y el Palacio de la Policía Nacional, en la propia ciudad de Santo Domingo, así como también las cárceles existentes en ciertas bases militares, como la de San Isidro, y en el llamado Edificio de Transportación, a donde eran conducidos los detenidos antes de ser trasladados a una prisión permanente. 

          En el interior del país todas las cárceles estuvieron bajo la autoridad del Gobierno de Reconstrucción Nacional. 

          En la zona bajo la jurisdicción del Gobierno Constitucional, debido al hecho de ser muy reducido su territorio, había menos cárceles y en éstas había un número mucho menor de presos.  La cárcel más importante era la Fortaleza Ozama, la única que contaba con celdas propiamente dichas.  Existían otras cárceles improvisadas en la Escuela Salomé Ureña y en el Palacio de Justicia o de los Tribunales. 

          La Comisión tuvo conocimiento de la supuesta existencia de cárceles y campos de concentración en diversos lugares de una y otra zona gubernamentales, pero no pudo constatar la existencia de esos sitios. 

          Asimismo se hizo saber a este organismo que existía una prisión política en la base militar de Sans Souci, ubicada en una de las márgenes del Río Ozama, en la desembocadura del mismo.  Según informaron a la Comisión las autoridades norteamericanas, encargadas de dicha base, sólo había en ella un lugar de detención donde se recluía a personas con fines de investigación. 

          Sólo en contadas ocasiones le fue vedada a la Comisión la entrada a las prisiones.  Una tuvo lugar el 24 de junio de 1965 al presentarse en la Base de San Isidro el Representante de la Comisión, y serle impedido visitar a los oficiales del ejército encarcelados que se encontraban.  La otra prohibición ocurrió el 26 del propio mes, al intentar el propio Representante de la Comisión visitar a los presos políticos encarcelados en San Francisco de Macorís, con motivo de la revuelta ocurrida en esa localidad un día antes. 

          Con ese motivo el Representante de la Comisión, Dr. Abranches, dirigió al Gobierno de Reconstrucción Nacional una Nota de protesta el 26 de junio de 1965.1 

          El 3 de julio de 1965 también le fue impedido al Presidente de la Comisión llevar a cabo sus funciones en la propia ciudad de San Francisco de Macorís, al evadir el jefe militar de aquella ciudad la entrevista solicitada por el Profesor Bianchi, quien acudió acompañado por el Dr. Sandifer, Miembro de la Comisión, y un funcionario de la Secretaría. 

          Con fecha del mismo día, el Presidente de la Comisión se dirigió al Gobierno de Reconstrucción Nacional para exponerle la situación y expresar su protesta.2 

          En uno y en otro caso el Gobierno de Reconstrucción Nacional dio explicaciones sobre los motivos que determinaron que las autoridades impidieran la visita.  Dicho Gobierno reafirmó su intención de permitir las visitas sin restricciones, pero siempre que se diese aviso previo a las autoridades correspondientes. 

          La Comisión dedicó especial atención al caso de los menores de edad que guardaban prisión, tanto en cárceles de la Capital como en el interior del país. Entre las gestiones realizadas por este organismo merece citarse la comunicación dirigida al Gobierno de Reconstrucción Nacional por la Representante de la Comisión, Lcda. Angela Acuña de Chacón, cuyo texto dice en parte lo siguiente: 

         ...La Comisión desea, además, pedir a los señores Miembros de la Junta Depuradora que examinen con especial cuidado los casos en que los detenidos sean menores de edad y consideren que, de acuerdo con las doctrinas del derecho penal moderno y los principios generales del derecho, comúnmente aceptados por las naciones civilizadas, la responsabilidad exigible a un menor de edad no puede ser la misma que se exigiría a un mayor de edad.  Sería el caso de que en lo referente a los menores de edad la Junta Depuradora tuviera a bien considerar dicha circunstancia de la minoría de edad como un atenuante de la responsabilidad del detenido, si la hubiere, y en todo caso, si el menor fuere condenado, sería conveniente que la Junta ordenara su traslado a un establecimiento correccional para menores de edad.3 

Designación de un Oficial de Enlace 

          Como consecuencia de éstas y otras dificultades, y a sugerencia de la Comisión, el Gobierno de Reconstrucción Nacional designó al Coronel abogado Dr. Rafael Emilio Saldaña, miembro del Ejército Nacional, oficial de enlace entre las Fuerzas Armadas del referido Gobierno y la Comisión.  El nombramiento del Coronel Saldaña permitió a este organismo interamericano acelerar los trámites, gestiones y solicitudes de información ante las autoridades del citado Gobierno y facilitó la comunicación entre ambos, especialmente en casos de urgencia en que se trataba de la vida de algún prisionero o arrestado. 

Gestiones ante el Procurador General de la República 

          Numerosas actuaciones de la Comisión, con referencia al derecho a la libertad y a la seguridad personal del individuo, fueron realizadas por intermedio del Procurador General de la República, especialmente en lo que atañe a traslados de presos políticos no militares, a régimen de visitas y a aspectos de la legislación penal o procesal aplicables. 

Número de presos políticos 

          Aunque no pudieron contarse cifras exactas en cuanto al número de presos políticos en las cárceles dominicanas desde el comienzo de la crisis hasta la instalación del Gobierno Provisional, la Comisión estima que pasaban de 4,000 en los primeros días del mes de junio, reduciéndose paulatinamente su número a medida que progresaba la labor de la Comisión. 

          A principios del mes de agosto de 1965 el número de presos políticos recluidos en las principales cárceles del país era, aproximadamente, el siguiente: 

          Gobierno de Reconstrucción Nacional 

                    Penitenciaría La Victoria:

                            Civiles                            350
                  
          Militares                         132

                    Policía Nacional:                       50

                    San Isidro                               80
                   
Interior                                   90 

          Se incluyen en esta última cifra las cárceles de: San Francisco de Macorís, San Cristóbal, Azua, Santiago Rodríguez, Baní, Las Calderas, Bonao, Dajabón, El Ceibo, Fortaleza de Mao, Fortaleza de Sabana Grande de Boyá, Policía de La Romana, Puerto Plata, Samaná, Salcedo e Isla Beata. 

          Gobierno Constitucional 

                    Fortaleza Ozama:

                            Civiles                     30
                  
          Militares                 140

Labor de la Junta Depuradora del Gobierno de Reconstrucción Nacional 

          El 27 de mayo de 1965 comenzó sus trabajos la Junta Depuradora designada por el Gobierno de Reconstrucción Nacional, con el fin de conocer de los casos que motivaban la prisión de numerosas personas, a raíz de los acontecimientos que tuvieron lugar en la República Dominicana el 24 de abril de 1965.  Las autoridades del citado Gobierno facilitaron a la Comisión las listas de las personas que eran puestas en libertad por disposición de la Junta.  La primera de estas listas corresponde al 27 de mayo, y así sucesivamente hasta el 15 de julio de 1965. 

          A partir de esta última fecha quedó paralizada la actividad del referido cuerpo depurador. 

          Después de algunas gestiones de la Comisión y gracias a la cooperación del Coronel Saldaña, la Junta Depuradora fue nuevamente establecida con fecha 27 de julio de 1965, e integrada por los siguientes miembros: Coronel Rafael Oswaldo Leger Báez, del Ejército Nacional; Teniente Coronel Rolando Hache Rodríguez, de la Fuerza Aérea; Teniente Coronel Eurípides de León Calcaño, de la Policía Nacional; Capitán de Corbeta Oscar E. Miguel Jacobo, de la Marina de Guerra, y Mayor Abogado José A. Rodríguez Alba, del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas. 

          Según las instrucciones fijadas a la Junta Depuradora por el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, Comodoro Rivera Caminero, aquélla “deberá reunirse todos los días en la Penitenciaría Nacional de La Victoria”, y “disponer la libertad de aquellas personas sobre las cuales no haya cargo alguno”. 

          El 28 de julio reanudó sus tareas la Junta Depuradora, logrando ponerse en libertad entre 15 y 30 personas diariamente, y en algunos casos hasta 40. 

          De conformidad con el criterio oficial, el procedimiento de la Junta no era precisamente de carácter judicial, sino más bien de carácter sumario para acelerar la liberación de aquellas personas sobre quienes no pesaban cargos substanciales. Los que no eran puestos en libertad debían ser sometidos a juicio ordinario, pasando los civiles a tribunales civiles y los militares a tribunales militares. 

          Según informaron a la Comisión las autoridades de la Penitenciaría de La Victoria, hasta el 14 de agosto, habían sido puestos en libertad, como resultado de la labor de la Junta, 2,189 presos políticos. 

          Los prisioneros, según dichas autoridades, tenían permiso para designar letrados defensores si así lo deseaban. 

          La Junta Depuradora terminó sus trabajos el 31 de agosto de 1965, y elevó un informe al Secretario de las Fuerzas Armadas en el que manifestó que se habían puesto en libertad 2,481 reclusos “involucrados en hechos ocurridos el día 24 de abril, y subsiguientes, del año en curso, a quienes se les encontró pruebas para ser sometidos a la acción de la justicia ordinaria, pero por las instrucciones del Superior Gobierno y la magnanimidad de la Junta fueron puestos en libertad”. 

Gestiones de la Comisión en favor de los últimos presos políticos 

          Con fecha 27 de agosto de 1965 el Representante de la Comisión, Dr. Abranches, había exhortado a los dos Presidentes de los Gobiernos en pugna, a que pusieran en libertad a todos los presos políticos que quedaban. 

          El 31 de agosto el Presidente Caamaño notificó a la Comisión que ese mismo día, a las 4 de la tarde, serían entregados a este organismo todos los presos militares de su zona e invitaba a la Comisión a que fuera a recibir dichos prisioneros. Conforme con esta disposición, fueron entregados al Representante de este organismo interamericano 108 miembros de la Policía Nacional en el patio de la Fortaleza Ozama, 16 de ellos oficiales y 92 clases y rasos.  Todos se encontraban limpios y bien vestidos sin que constatara ninguna lesión física en sus cuerpos. El traslado de estos libertados se hizo en ómnibus de la Fuerza Interamericana de Paz, firmando el Representante de la Comisión un documento de recibo de los prisioneros. Uno de los prisioneros determinó permanecer en la Zona Constitucional. 

          El 1º de septiembre, mediante gestiones de la Comisión ante el Comodoro Rivera Caminero, y ante el General Herman Despradel, Jefes de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, respectivamente, del Gobierno de Reconstrucción Nacional, se obtuvo la promesa de libertad al día siguiente a los oficiales presos, y posteriormente a los soldados y clases.  Esta promesa fue cumplida a las 3 de la tarde del 2 de septiembre en la Penitenciaría La Victoria, con respecto a los oficiales, que en número de diez fueron entregados al Representante de la Comisión, Dr. Abranches. 

          El día 3 de septiembre, en horas de la mañana, fueron entregados a la Comisión 51 clases y soldados rasos del Ejército Nacional y 4 marinos, hombres-ranas, firmándose al efecto el documento de recibo correspondiente en la propia Penitenciaría La Victoria. 

          La Comisión tuvo conocimiento que el propio día 2 de septiembre fueron puestos en libertad 18 marinos presos en la Isla Beata, los cuales habían sido visitados en el mes de agosto por la Comisión. 

C.  Visitas a ciudades y localidades del interior 

          San Francisco de Macorís 

          La Comisión realizó varias visitas a esta ciudad, una de las más importantes del interior del país, con el propósito de examinar la situación de los derechos humanos y de constatar en lo posible las denuncias presentadas sobre hechos cometidos allí contra los derechos humanos. 

          La primera visita tuvo lugar el 5 de junio.  Se hizo un recorrido por la ciudad y se recibieron quejas del público en el parque central de la ciudad.  Algunos ciudadanos expusieron a la Comisión que eran maltratados y perseguidos por la policía y el ejército, que sus hogares habían sido allanados y ellos arrestados varias veces sin causa justificada.  Se explicó a la Comisión que se ponían en libertad a algunos presos al llegar la Comisión, pero que éstos eran arrestados luego de irse la Comisión. 

          La Comisión visitó en esa oportunidad la Fortaleza Militar y entrevistó allí a varios presos políticos.  Acompañó a la Comisión el Gobernador Civil de la provincia, quien facilitó la tarea de la misma.  En esa prisión se obtuvo información de primera mano sobre las condiciones carcelarias y los problemas de los reclusos. 

          La segunda visita tuvo lugar el 26 de junio, a raíz de las denuncias recibidas con ocasión de un asalto armado que tuvo lugar en esa ciudad.  Estos acontecimientos provocaron varios muertos y heridos y el arresto de numerosas personas.  Las autoridades encargadas de la Fortaleza Militar no permitieron esta vez la visita de la Comisión a las celdas ni se entrevistaron con la Comisión. El Representante de la Comisión, Prof. Abranches, se concretó a recorrer la ciudad y constatar, a la puerta del Cementerio local, la existencia de varios cadáveres que se alegó fueron la consecuencia del asalto armado.  El Prof. Abranches, elevó una protesta a la Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno de Reconstrucción Nacional, a la cual se hace referencia en otra parte del Informe, por habérsele impedido visitar a los presos recluidos en la Fortaleza Militar y en el Cuartel de Policía de esa localidad.

           El 28 de junio volvió la Comisión a San Francisco de Macorís, siéndole permitida la entrada a ambos lugares de encarcelamiento.  Se informó al Representante de la Comisión que los presos habían sido trasladados a la Capital, hallándose sólo un preso que estaba sujeto a investigación. 

          La Comisión, en esta visita, entrevistó a varios familiares de los presos políticos y de los arrestados con motivo del asalto armado del 25 de junio. Se recibieron quejas adicionales por actos alegadamente violatorios de los derechos humanos. 

          El 3 de julio la Comisión se trasladó nuevamente a la ciudad de San Francisco de Macorís, pero le fue imposible al Presidente de la Comisión entrevistarse con el Jefe Militar de la Plaza, no obstante las gestiones realizadas por el Gobernador Civil de la provincia, Sr. Alfredo Cuais.  Alegaron las autoridades militares que no podían recibir al Representante de la Comisión a menos que éste mostrara una autorización por escrito, firmada por el Jefe de las Fuerzas Armadas del Gobierno de Reconstrucción Nacional. 

          El Presidente de la Comisión, según aparece en otra parte de este informe, protestó ante el Gobierno de Reconstrucción Nacional por este incidente. 

          El 22 de julio se hizo una nueva visita a la ciudad.  En esta visita fue posible visitar las celdas de la Fortaleza Militar y entrevistar a los jefes de la misma, quienes informaron que no había allí ningún preso político.  La Comisión recibió a varios ciudadanos que expusieron verbalmente a la misma algunas quejas y reclamaciones. 

          San Pedro de Macorís 

          La Comisión visitó esta ciudad el 2 de julio, a instancias del Gobierno de Reconstrucción Nacional, quien denunció ante el organismo que había sido asaltado el cuartel de policía de Ramón Santana, localidad comprendida en la jurisdicción de San Pedro de Macorís. 

          La Comisión, después de visitar el citado cuartel y tomar nota de las circunstancias denunciadas, en el propio terreno, pasó a San Pedro de Macorís donde pudo ver a los policías heridos y a las personas presas con motivo de los citados acontecimientos.  Los heridos se encontraban en el Hospital Carl Theodore Georg, habiendo sido trasladados a la Capital los cadáveres de dos policías muertos en el citado asalto. 

          Asimismo la Comisión entrevistó a los señores Israel Caminero, Miguel Angel Pichardo, Antonio Beato y Dr. Munir Kury quienes habían sido arrestados con motivo de los acontecimientos de Ramón Santana. 

          El día 6 de julio la Comisión volvió a San Pedro de Macorís para conocer del estado de los heridos y constatar en el terreno las denuncias que se habían hecho sobre violaciones de derechos humanos como resultado de los acontecimientos del 2 de julio.  La Comisión fue atendida por el Coronel Gilberto Fernández Medina y quedó informada de que los señores Israel Caminero, Miguel Angel Pichardo, Antonio Beato y el Dr. Munir Kury, habían sido trasladados a la cárcel de la Policía Nacional en la Capital dominicana. 

          Una tercera visita tuvo lugar el 1º de agosto de 1965, con el objeto de conocer la situación de los presos políticos allí retenidos, respecto de los cuales sus familiares habían expresado a la Comisión que iban a ser trasladados a la Penitenciaría de La Victoria, solicitando de este organismo sus buenos oficios para que dichos presos permanecieran en la referida ciudad.  En esta oportunidad la Comisión volvió a ver a los cuatro detenidos que originalmente había entrevistado, quienes habían sido trasladados de regreso a San Pedro de Macorís. 

          La Vega 

          La Comisión se trasladó a la ciudad de La Vega el 5 de junio, donde recibió quejas y reclamaciones por alegados actos violatorios de los derechos humanos. También visitó la Comisión la cárcel municipal, donde se le informó que existían 133 presos políticos, pudiendo hablar libremente con ellos el Presidente de la Comisión y los funcionarios de la Secretaría que lo acompañaban.  Se tomó nota de las reclamaciones presentadas por los presos y se elevó a las autoridades las peticiones formuladas por los mismos. 

          Atendió a la Comisión el Gobernador de la provincia, Sr. Ibo Riba, el Gobernador de La Vega, señor Rafael Díaz y el Teniente Coronel Santiago Rojo Molina, Jefe Militar de la plaza.

           Barahona 

          El 10 de junio visitó la Comisión la ciudad de Barahona.  Fue recibida por las autoridades militares y policiales de la localidad, quienes facilitaron al Presidente y funcionarios de Secretaría que lo acompañaban, un recorrido por la cárcel municipal, donde se entrevistaron varios presos políticos.  Algunos de éstos se quejaron ante la Comisión de estar acusados de comunistas, sin haberse presentado cargos concretos que justificaran la prisión.  Las autoridades informaron a la Comisión que el 14 de junio comenzarían los juicios de estos prisioneros. 

          En esta visita la Comisión recibió el testimonio de dos estudiantes haitianos, quienes expusieron cómo habían sido asesinados algunos de sus compañeros en Ciudad Nueva, Santo Domingo, cuando se negaron a integrar el comando encabezado por el dirigente haitiano Jean Baptiste, entre el 6 y 7 de mayo de 1965. Las autoridades de Barahona expresaron a la Comisión que en esa fecha se encontraban presos 64 individuos, por causas políticas. 

          El 19 de julio volvió la Comisión a la ciudad de Barahona.  Se recorrió la cárcel municipal sin que fuesen hallados presos políticos en la misma.  Las autoridades informaron a este organismo que todos habían sido trasladados al Centro de Estudios de las Fuerzas Armadas en San Isidro. 

          En esta oportunidad la Comisión solicitó información sobre la detención del ciudadano español Horacio Pérez González, poniéndole de manifiesto el Mayor Marmolejos que ese señor había sido trasladado a San Isidro. 

          Baní 

          La prisión municipal de Baní, ubicada en el Cuartel del Ejército fue visitada por la Comisión el 18 de agosto, encontrándose en ella 8 presos políticos, muchos de los cuales habían sido encerrados originalmente en el Palacio de la Policía, luego en La Victoria, y posteriormente transferidos a Baní. 

          Estos prisioneros manifestaron al Representante de la Comisión su temor de ser calificados como presos por delitos comunes, lo que impediría que sus casos fueran examinados por la Junta Depuradora. 

          La Comisión inspeccionó las celdas, habiendo encontrado las mismas en bastante mal estado, salvo aquella destinada a albergar a los presos políticos. 

          Atendió a la Comisión el Teniente Vitelio Céspedes Zayas, quien dio plenas facilidades a la Comisión.  Este militar explicó a la Comisión que los presos políticos habían sido transferidos a esa prisión por ruego de sus familiares. 

          Isla Beata 

          El 6 de agosto la Comisión visitó la Isla Beata, para conocer la situación de los presos políticos allí recluidos.  La Comisión permitió que la acompañara un representante de Naciones Unidas y periodistas extranjeros.  En esta isla, donde existe un puesto naval que estaba bajo el mando del Teniente Sebastián Escarramán Vázquez, se encontraban 18 prisioneros políticos en estado de salud satisfactorio.  Muchos de ellos alegaron haber estado en las solitarias del Palacio de la Policía de la Capital. 

          La Comisión constató que era difícil la comunicación de los presos con sus familiares y recomendó a las autoridades competentes que solucionaran este problema. 

          Santiago de los Caballeros 

          Esta ciudad fue visitada por la Comisión el 14 de junio.  El Presidente y los funcionarios de Secretaría recorrieron la prisión local y entrevistaron a varios presos políticos, muchos de ellos recluidos por varias semanas sin habérsele acusado de delito o falta alguna.

           La Comisión recorrió algunas calles de la ciudad y habló con varios ciudadanos y dirigentes locales.  Las autoridades, que facilitaron a la Comisión el cumplimiento de su cometido, informaron a ésta que con motivo de los acontecimientos del 14 de junio se habían retenido a 32 personas, pero que serían puestas en libertad en las próximas 48 horas.  En total había 164 presos políticos. 

          Puerto Plata 

          El propio 14 de junio la Comisión visitó la ciudad de Puerto Plata y recorrió la cárcel local, donde se encontraban 4 presos políticos.  La Comisión tuvo plena libertad para realizar su misión. 

          San Cristóbal 

          El 8 de julio visitó la Comisión la ciudad de San Cristóbal, siendo atendida por el señor José María Peña Cabral, ayudante del Gobernador Civil.  La Comisión fue recibida en la cárcel por el Mayor Martínez Puello, y por el Alcalde señor Elías Hasbún, además del Teniente Coronel Carlos Vinicio Félix, Jefe Militar de la plaza. Las autoridades militares informaron a la Comisión que en esa fecha se hallaban presas 183 personas por delitos comunes y 11 por delitos políticos. 

          La Comisión verificó la lista de presos políticos de sus archivos, y conversó con cada uno de ellos ampliamente.  Éstos manifestaron a la Comisión que recibían buen trato, pero que no se justificaba su prisión. 

          Base Naval de Haina 

          La Comisión visitó esta base el 12 de junio de 1965, y entrevistó a 12 oficiales de la Marina de Guerra dominicana presos en el fondo de un buque del tipo B-A, anclado en esa base naval. 

          Los prisioneros expusieron al Presidente de la Comisión, Dr. Bianchi, que no se les había interrogado desde que fueron tomados presos, hacía mes y medio. Agregaron que se les retenían sus haberes y que el local donde se encontraban era totalmente inadecuado para prisión. 

          Las autoridades navales de Haina facilitaron la entrevista a la Comisión aunque este organismo tuvo conocimiento, posteriormente, que los jefes que autorizaron dicha entrevista fueron sometidos a pena disciplinaria. 

          Base Naval de Las Calderas 

          La Comisión visitó esta base el 18 de agosto de 1965, encontrándose en ella 32 presos políticos, todos pertenecientes a la Marina de Guerra.  Asimismo advirtió la Comisión buen estado de salud en los mismos, buena alimentación y limpieza en todos los locales destinados a los presos. 

          El Capitán Rivera, Jefe de la Plaza, atendió a la Comisión y mostró todas las dependencias de la base.  Los prisioneros fueron entrevistados por la Comisión y todos dijeron encontrarse en buen estado y tener contacto con sus familiares. 

          Azua 

          El 3 de julio la Comisión visitó la ciudad de Azua, con el objeto de averiguar el posible paradero del señor Arsenio Ortíz Ferrand, cuya madre había denunciado su desaparición ante este organismo interamericano. 

          Atendió a la Comisión, en la Fortaleza Militar de Azua, el Teniente Félix Abreu, en ausencia del Capitán César Augusto Díaz Tavares. 

          La Comisión se entrevistó posteriormente con el Capitán Díaz Tavares, quien dio informes adicionales a la Comisión. Asimismo se informó a la Comisión que todos los prisioneros capturados en los primeros días de la revolución, habían sido trasladados a la Capital, y que en esos días no se había llevado registro de los presos políticos, por lo cual faltaban elementos de juicio para verificar la prisión del señor Ortíz Ferrand. 

          En esta visita acompañaron a la Comisión la señora madre de Ortíz Ferrand y su esposa, la señora Dulce María Campos de Ortíz. 

          Monte Plata 

          En la mañana del 23 de junio de 1965 la Comisión fue informada de que el día anterior habían sido ejecutadas tres personas en Monte Plata: el religioso canadiense Arturo McKinnon, de la Orden de Escarboro, y dos policías. 

          En la tarde del propio día 23 la Comisión hizo una visita al referido lugar, con el fin de tomar conocimiento de los hechos y de observar la situación de los derechos humanos en esa localidad.  El Representante de la Comisión habló con las autoridades de Monte Plata y éstas le informaron que habían comenzado las averiguaciones correspondientes, para poner en claro los hechos ocurridos. Asimismo pudo hablar el Representante de la Comisión con el Nuncio Apostólico y otras personas que proporcionaron a este organismo algunos datos sobre los homicidios que tuvieron lugar. 

          Los médicos Bianites Espinosa Acosta y Jorge Hasbún Roedán examinaron el cadáver del sacerdote McKinnon a pedido del Representante de la Comisión. Posteriormente entregaron a este organismo el certificado médico-legal correspondiente al referido examen.

           La Comisión asimismo recibió informaciones adicionales sobre los sucesos referidos, de parte de Rafael Quezada y Víctor Alejandro Navarro, que dijeron ser cuñados de uno de los policías cuyos cadáveres aparecieron junto al del sacerdote McKinnon. 

                La Comisión, además de solicitar de las autoridades las medidas conducentes al esclarecimiento de estos hechos de sangre, instó a las mismas a la observancia de los derechos humanos, especialmente al derecho a la vida.

 

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1   Comunicación No. 155 en los Archivos de la Comisión.

2   Comunicación No. 221 en los Archivos de la Comisión.

3   Memorándum No. 424 en los Archivos de la Comisión.