CAPÍTULO IV

 

SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL PRESIDIO POLÍTICO DE CUBA

 

 

          Respecto de la situación de la mujer en el presidio político de Cuba, la Comisión ha recibido amplia información, de la cual se advierte: 

          a)          Que a medida que el actual régimen cubano ha intensificado su sistema de represión política, un número mayor de mujeres ha sido objeto de arrestos y encarcelamientos; 

          b)          Que si bien no es posible conocer con exactitud el número de presas políticas que hay en Cuba, los datos aportados hacen parecer que asciende a varios miles; 

          c)          Que las cárceles para mujeres con mayor número de presas políticas son las siguientes: Guanajay, en la provincia de Pinar del Río; Guanabacoa y Mantilla, en la provincia de La Habana; San Severino, en la provincia de Matanzas, y Baracoa en la provincia de Oriente; 

          d)          Que la Comisión ha recibido declaraciones orales y testimonios por escrito de mujeres que han sufrido encarcelamiento en Cuba por razones políticas. Algunas de ellas han sido víctimas de maltrato físico; otras han sufrido vejaciones e insultos, así como amenazas contra ellas y sus familiares; otras han experimentado un trato extremadamente humillante, encaminado a destruir su resistencia moral y a degradar su dignidad de mujer; 

          e)          Que si bien en algunos casos el maltrato es explicable por el bajo nivel moral de los custodios, en otros parece responder a una táctica aplicada intencionalmente; 

          f)          Que el maltrato físico o el terror psicológico aplicado a las presas políticas no hace distinción alguna en cuanto a la edad, la salud, el estado civil o la condición pre-maternal de la mujer.  En muchas ocasiones se trata a las presas con el mismo rigor que a los hombres, y 

          g)          Que además del maltrato que reciben de sus custodios, existen otros factores que contribuyen a la humillación de las presas, como son las condiciones materiales de las cárceles donde aquéllas son recluidas, muchas veces tanto o más perjudiciales para su salud física y moral que los castigos o maltratos de los carceleros. 

            Maltrato de obra 

          A continuación se transcriben algunas de las denuncias presentadas, en las cuales se ponen de manifiesto diversos tipos de maltratos de obra. 

          1.          Una señora, que estuvo presa y después asilada en una embajada en La Habana, en denuncia formulada en escrito de fecha 19 de enero de 1963,65 dijo: 

         Estuve presa en el campo de concentración de la Finca Acán. Entraban en la celda a cualquier hora del día o de la noche y empezaban a interrogar a los presos.  Si se negaban a hablar las entraban a patadas y culatazos.  A ninguno de los presos le dejaban recibir cartas ni visitas de sus familiares, los cuales eran vejados y maltratados por la milicia. 

          2.          Otra señora que estuvo presa en la cárcel de Guanabacoa, en escrito fechado el 20 de enero de 1963,66 hizo la siguiente denuncia: 

         Estando en la cárcel de Guanabacoa ocurrió un incidente que jamás podré olvidar: había muchas presas a quienes querían trasladar a la prisión de Guanajay.  Ellas se negaban porque sabían, por informes de las que habían estado allí, que las guardianas eran invertidas y abusaban de las presas que estaban bajo su custodia. El día de las madres concedieron visita a las presas y aprovechando esta circunstancia llamaron a las que querían trasladar para Guanajay y las engañaron diciéndoles que fueran a la sala a ver a sus familiares. Una vez allí las quisieron obligar a entrar en un ómnibus, pero ellas al darse cuenta se resistieron.  Entonces los policías y guardianes a golpes intentaron obligarlas a someterse.  Después de golpearlas espantosamente acabaron atontándolas con las mangueras de agua de la bomba de incendio, y agarrándolas por las manos y pies las tiraron a un carro de policía.  Según contó después uno de los policías, una de las presas dio con la cabeza contra la puerta del carro, y él le dijo que suponía que no llegaría con vida a Guanajay.  A las que no se llevaron en el carro, las dejaron mojadas toda la noche en el patio. 

          3.          Una estudiante de Filosofía de la Universidad de La Habana y otra de Farmacia de la Universidad de Santo Tomás de Villanueva, denunciaron lo siguiente en escrito de fecha 19 de enero de 1963:67 

         Después de ser detenidas, con todos los miembros de la familia, el 20 de abril de 1960 y de ser interrogadas hasta altas horas de la noche, fuimos recluidas en una habitación en la que había no menos de 90 mujeres detenidas y en la cual, como es natural no se cabía prácticamente.  A los dos días nos trasladaron, en horas de la madrugada, a una casa aledaña, convertida en prisión donde nos encontramos que en la planta baja se hallaban hacinados más de doscientos hombres, con un solo baño, lo cual hacía imposible todo tipo de higiene.  Por otra parte, no había muebles de ninguna especie. Se dormía en el suelo, sin tener con qué taparse del frío. Allí permanecimos diez días, sin saber nada del mundo exterior, ni siquiera si nuestras familias conocían el lugar donde nos encontrábamos; y más tarde fuimos trasladadas para la cárcel de mujeres de Guanabacoa, donde estuvimos recluidas en celdas destinadas a presas comunes, en las cuales tampoco existía la higiene, y éramos custodiadas por carceleros que no cesaban de vejarnos, llegando inclusive a golpear a algunas de nuestras compañeras y hacerles proposiciones deshonestas a cambio de mejorar las condiciones de vida. 

          4.          La esposa de un ex-oficial del Ejército Rebelde de Fidel Castro, hizo la siguiente denuncia en escrito de fecha 7 de octubre de 1962:68 

         Éramos como 125 mujeres, sin más ropa que la que teníamos puesta.  Dormíamos la mayoría en el suelo, habiendo solamente 12 camas literas dobles, en las que dormían 2 personas en cada cama, pues de lo contrario en el suelo no había espacio.  A la vez otras compañeras se sentaban en las camas y las otras dormían debajo de las literas y en el pasillo que iba al servicio.  Otras tenían que acurrucarse en el suelo o quedarse de pie. 

          5.          Una señora que estuvo detenida en Cuba, y cuyas hermanas fueron condenadas a largas penas de privación de libertad, denunció en testimonio escrito de fecha 20 de enero de 1963,69 

         A mi hermana Margarita la trataron muy mal, la vejaron, la insultaron, la calumniaron, durante todos los interrogatorios que fueron de día y de noche, a tal extremo que no podía descansar tranquila, al igual que otras muchas presas, porque a cualquier hora de la noche las levantaban para interrogarlas.  Muchas veces, después de levantadas y tenerlas tres horas esperando, y bajo tensión nerviosa terrible, les decían que no habría interrogatorio.  Y así días tras días a fin de destrozar la moral y los nervios mejor templados del mundo. Mi pobre hermana no pudo soportar tanta tortura y está completamente enajenada. 

          6.          Una abogada, que sufrió prisión en Cuba, dijo en escrito de fecha 20 de agosto de 1962:70 

         Se nos aplicó el chorro de agua de la manguera de los bomberos y con ensañamiento fue dirigido contra dos de las reclusas que se encontraban en estado de gestación.  Se nos amenazó con bayonetas caladas y no hubo muertos porque uno de los custodios, llamado C... de apellido, comprendiendo la situación, paralizó la orden de atacarnos con las bayonetas.  Las reclusas que resultaron heridas tuvimos que curarlas nosotras mismas.  Gracias a Dios, teníamos con nosotros guardando también prisión a la Dra. R.... y unas cuantas enfermeras graduadas. 

          7.          La organización denominada “Alianza para la Liberación de Cuba”, en escrito de fecha 20 de agosto de 196271 denunció que el 17 de julio de dicho año fueron trasladadas violentamente desde la cárcel de Guanajay a la de Baracoa, lugar aislado de la provincia de Oriente en Cuba, setenta y cinco presas políticas y una niñita de un mes de nacida, a quienes incomunicaron y sometieron a toda clase de torturas y malos tratos.  La mencionada organización acompañó con su denuncia, como anexo, un relato hecho por una de las presas trasladada, en el cual –que fue extraído de Cuba por cubanos que luchan en la clandestinidad—se detallan los nombres de las encarceladas y niñita referidas y se expone lo siguiente: 

         Al fin lograron introducirnos, después de ser salvajemente golpeadas, en camiones-jaulas herméticamente cerrados, y trasladarnos a la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias).  Allí nos dividieron en dos grupos, ordenándonos que uno entrara en un avión ya preparado, y el otro fue conducido a un lugar conocido con el nombre de la “perrera”, sitio sucio, falto de higiene, con malos olores de excrementos, en el cual permanecimos tiradas en el suelo durante 24 horas, recibiendo toda clase de vejámenes de los custodios y de los que allí pasaban para mirarnos como bestias de un circo.

 

         El grupo que subió al avión fue trasladado a Santiago de Cuba, y de allí, en camiones cerrados con lonas, custodiado con metralletas y bayonetas caladas, llevado a Baracoa.  De Santiago salieron a las 7 de la noche, terminando el viaje a las 8 de la mañana del día siguiente. La odisea de ese viaje es indescriptible: sin agua, ni comida y sufriendo toda clase de insultos y amenazas.  Dicho viaje lo hizo también la niñita de un mes de nacida, debido a que la señora María Argüelles, Directora del Penal de Guanajay, se negó a que fuera entregada a sus familiares antes de salir.  La niñita llamada Amadita Simón Fernández, es hija de la señora María Amalia Fernández del Cueto.

 

         El grupo que quedó encerrado en la “perrera” de la FAR, después de sufrir toda clase de ofensas durante 24 horas, fue también trasladado a Baracoa, haciendo el mismo recorrido que el anterior y soportando iguales atropellos y vejámenes.  Sólo nos sostiene la fe en Dios, el único que tenemos a nuestro lado, y al que hemos entregado nuestras vidas. Él nos protegerá, porque “el que todo lo pierde, le queda Dios”. 

          Maltrato de palabra 

          A continuación se copian fragmentos de algunas denuncias al respecto: 

          8.          La abogada a que se hizo referencia anteriormente en el inciso 6, también manifestó en su denuncia lo siguiente: 

         Los insultos de los custodios, sobre todo de un sargento llamado P... eran comunes, y si la insultada replicaba era “engalerada”, o se le suprimía el derecho a recibir correspondencia y visitas... Éramos despertadas continuamente de noche con gritos y vocabulario soez... Para poder comprender esta denuncia es necesario que se sepa de antemano que para las fuerzas represivas o carcelarias del régimen castrista las detenidas, retenidas o sancionadas no son mujeres sino animales.  El objetivo del tratamiento penal comunista de Cuba es: o aniquilar física y moralmente a la detenida o sancionada, o adoctrinarla al comunismo, para lo cual cualquier medio empleado es posible. 

          9.          Una señora que estuvo detenida en el lugar conocido por Topes de Collantes, hizo la siguiente denuncia en escrito de fecha 20 de enero de 1963:72 

         Fui vejada e insultada durante todo el trayecto, y entre otras muchas amenazas me dijeron que mirara bien el camino por donde me llevaban, pues no lo iba a ver más.  En el G-2 fui interrogada en varias ocasiones a distintas horas del día o de la noche. Me amenazaron con darme un tiro por no hacer trabajos “voluntarios”, y por no pertenecer a ningún cuerpo del gobierno comunista. 

          10.          Una joven, que sufrió en Cuba prisión, en escrito fechado el 27 de agosto de 1962,73 denunció lo siguiente: 

         El personal de la cárcel era todo de hombres y recibíamos mucho maltrato de palabra de ellos. 

          11.          Las estudiantes mencionadas en el inciso 3 del epígrafe que antecede, denunciaron también los siguientes hechos: 

         Durante la madrugada llegaba un sargento del G-2 quien nos amenazaba constantemente diciéndonos que si la contrarevolución triunfaba nosotras seríamos fusiladas inmediatamente, sembrando el pánico entre las detenidas.  Entre nosotras había una señora en estado de gestación la cual perdió la criatura a causa del maltrato físico y mental a que fue sometida. 

          12.          Una joven señora de 22 años, en escrito de 19 de enero de 1963,74 hizo constar lo siguiente: 

         Había en la habitación donde estaba detenida una ventana por donde no se veían más que cabezas de milicianos, y todas nuestras prendas íntimas fueron exhibidas y mostradas, haciendo burlas y diciendo las groserías más obscenas; y todo ello delante de los tres jóvenes amigos nuestros.  Fue tal la vergüenza, que pedí permiso para salir al servicio... 

          Ofensas morales 

          Se citan a continuación algunas denuncias relacionadas con las ofensas mencionadas: 

          13.          Una señora en escrito fechado el 19 de enero de 1963,75 hizo la siguiente denuncia: 

         Las condiciones de la cárcel de mujeres de Guanabacoa son muy malas.  Están juntas las presas políticas y las comunes. Yo tuve por compañera a una presa común que había matado a un hombre a martillazos.  Entre las presas había una que padecía una enfermedad venérea, y varias de ellas eran homosexuales.  La propia celadora había matado a varios hombres y era también lesbiana, por lo cual trataba de buscar intimidades con las detenidas.

 

          14.          Otra señora en escrito también de fecha 19 de enero de 1963,76 dijo al respecto lo siguiente: 

         En la cárcel de Santa Clara en una pequeña celda, había 26 presas.  Veinte éramos presas políticas; las seis restantes presas comunes: entre éstas una prostituta y dos asesinas.  Allí estaba presa...,77 muchacha humilde de Sancti Spíritus, presa política. Estaba tan desesperada que un día trató de suicidarse con un cinto. Corrieron a tiempo las otras presas y lograron salvarla.  Después la dejaron en libertad, pero a los pocos días se suicidó en su casa dándose candela.

 

         15. En escrito de 19 de enero de 1963,78 la firmante expresó:

 

         El registro consistió en pasarme las asquerosas manos por todo el cuerpo. Al protestar me dijeron que no era suficiente: entonces me llevaron a otro cuarto, donde me obligaron a quitarme absolutamente toda la ropa hasta quedar completamente desnuda. 

          Tortura psicológica 

          A continuación siguen algunas denuncias sobre torturas psicológicas. 

          16.          Una estudiante de segundo año de Bachillerato, de 16 años de edad, hizo la siguiente denuncia en escrito de 19 de enero de 1963:79 

         Cuando llegamos al G-2 había más de 300 presas en un espacio en el que cabrían 60 personas. Casi no se podía respirar. A mi hermana y a mí nos llevaron a un pequeño cuarto, donde nos tuvieron separadas de las demás presas.  A mi hermana y a mi mamá les tomaron declaración a las 3 de la mañana; y a las 6 a.m. se llevaron a mi hermana para interrogarla.  El interrogatorio de mi hermana duró 3 horas, y durante ese tiempo varios de los miembros del G-2 estuvieron tratando de convencerme para delatar a supuestos conspiradores. Terminando el interrogatorio de mi hermana, me llevaron a mí. Comenzaron amablemente, pero cuando vieron que nada sabía me amenazaron con la cárcel para todos los míos y fusilamiento para un grupo de muchachos de Santa Clara que estaban presos. Pasaron dos días, durante los cuales siguieron trayendo presos de todas clases: tantos que casi no cabíamos en el lugar.  Tuvimos que acostarnos en el suelo, pues no había ni camas ni colchones, y prácticamente no podíamos dormir ya que se pasaban toda la noche levantando a las presas una a una, para interrogarlas. 

          17.          Una señora que fue condenada a varios años de prisión, pero que logró salir de Cuba, presentó la siguiente denuncia por escrito de fecha 7 de octubre de 1962:80 

         Como el agua la daban dos horas al día no alcanzaba para nada, y por ese motivo teníamos que dormir con el servicio sucio y el mal olor a veces era insoportable.  Lo que salía a veces por la llave del lavamanos no era agua, sino excremento, y se suponía que parte de esa agua la usáramos para tomar.  La comida, que la traían en los depósitos de basura, era pésima: un plato de arroz con “carne” rusa, cosa que sabían que no la comíamos, o arroz con chícharos, que no se podía comer.  El desayuno consistía en un vaso de leche, más agua que leche, con un pan duro como ladrillo.  Allí no se vivía como mujeres sino como animales, todas amontonadas.

 

         Una de las barbaries más grandes de las que fui testigo consistió en lo siguiente: nos encontrábamos en rebeldía por habernos quitado la visita de familiares sin justificación. La Sub-Directora llegó con un batallón de milicianos armados hasta los dientes, quienes comenzaron a disparar sus ametralladoras y pistolas, primero hacia el techo y las paredes y después en dirección a nosotros.  Estuvimos castigadas dos meses sin ver a nuestras familias, sin recibir correspondencia, sin tener un solo rayo de sol, con pocos alimentos y sin dejar que nadie se nos acercara.  Hasta al niño de 6 meses que vivía en nuestro pabellón se le dio el mismo castigo. 

          18.          Una joven de 20 años, en escrito de fecha 27 de agosto de 1962,81 manifestó: 

         Me detuvieron y me llevaron a las oficinas del G-2 donde me encerraron en un calabozo, sola.  No tenía ni una silla, ni una cama donde sentarme.  Todo estaba lleno de polvo, sin luz eléctrica y sin baño.  Allí estuve desde por la mañana temprano hasta por la noche, y sufrí durante ese tiempo varios interrogatorios.  De allí me llevaron a la cárcel del lugar, de la cual me trasladaron al G-2 hasta 3 veces diarias para interrogarme, teniéndome los nervios destrozados, por no dejarme dormir ni descansar, ya que en muchas ocasiones en cuanto llegaba a la cárcel me volvían a llevar al G-2 para seguir el interrogatorio.  Esto continuó por espacio de un mes. 

          19.          Una señora, que sufrió prisión en la Provincia de Las Villas, en denuncia presentada con fecha 20 de enero de 1963,82 expresó lo siguiente: 

         ... y la comida, la poca que daban, estaba la mayoría de las veces en mal estado.  En muchas ocasiones encontramos dentro de ella “bichos” como gusanos y cucarachas. Debido a la mala alimentación se desató una epidemia de gastroenteritis. 

          20.          La abogada citada en el inciso 6, de este Capítulo IV, denunció en forma oral ante la Comisión lo siguiente: 

         Las madres presas no pueden ver a sus hijos mayores de siete años, pues sus carceleros consideran que los niños que pasen de esa edad son ya hombres.  Por lo tanto, la madre cubana mientras permanezca en prisión no puede recibir la visita de sus hijos que hayan cumplido dicha edad. 

          21.          El esposo y un hermano de una presa política, en escrito de fecha 22 de enero de 1963,83 hicieron constar lo siguiente: 

         La situación actual de las prisiones es desesperante y las condiciones en que se encuentran las mujeres encarceladas no podrán extenderse por mucho más tiempo, ya que además de que son privadas de la visita de sus familiares, se ven imposibilitadas de recibir alimentos y medicinas que podrían enviarse desde afuera.  Muchas presas, entre ellas la esposa y hermana de los firmantes, se hallan enfermas y no reciben atención médica. 

          22.          Una señora joven de 22 años, en testimonio escrito fechado el 19 de enero de 1963,84 relató el siguiente hecho: 

         Me llevaron a un lugar donde únicamente había árboles y muy oscuro.  Era de noche.  Allí amarradas las manos, estaba F.G.C. Me dijeron que no hablara.  Alguien en la oscuridad se dirigió a F.G.C. y le preguntó que si quería vendarse los ojos o no.  Él respondió que no. Dieron una orden y sonó una descarga cerrada. Él se desmayó. Yo comencé a dar gritos como loca.  Creí que lo habían fusilado ante mis ojos. Hoy F.G.C. está en New York, y no doy los nombres de los otros que estuvieron presos conmigo porque aún están en Cuba. 

            Cárceles antihigiénicas 

          Se transcriben a continuación, algunas de las denuncias sobre el estado higiénico de las cárceles. 

          23.          Una señora, que sufrió prisión durante los meses de abril y mayo de 1961, denunció en escrito de fecha 20 de enero de 1963,85 lo siguiente: 

         Nos pusieron en una galera como del tamaño y forma de un vagón de ferrocarril, sin más ventilación que una claraboya cerca del techo en uno de los extremos.  En vez de servicios sanitarios lo que había era un agujero en el piso, separado del resto de la habitación por un murito que no llegaba a la altura de una persona y sin puertas. Había tantos ratones que logramos que nos dieran una ratonera. En los días que pasé allí cayeron en ella 21 ratones. 

          24.          La joven mencionada en el inciso 10) de este Capítulo IV, en su escrito de denuncia hizo constar lo siguiente: 

         No teníamos patio, por lo cual nunca recibíamos el sol, no podíamos salir de la celda.  El lugar estaba lleno de grandes ratas, ratones, mosquitos, moscas, cucarachas y ranas. La cantidad de mosquitos era enorme y el tamaño sorprendente. Durante los primeros tiempos de mi estancia allí amanecía con todo el cuerpo tan lleno de ronchas, debido a las picadas, que parecía que tenía una erupción y los párpados se me hinchaban a tal extremo que no podía abrir los ojos.

 

          25.          Una estudiante del segundo año de ciencias físico-químicas, hizo el siguiente relato en escrito de fecha 19 de enero de 1963:86 

         Nos llevaron a un cuarto donde había 17 presas hacinadas. Ni camas, ni una colchoneta en el suelo donde tirarse, ni una almohada. Allí había una madre guajira con su bebita de 6 meses –hacía cuatro que estaba encarcelada—y también otra madre con una niña de 7 años, y asimismo una niña de 14 años.  Entre las presas se encontraba una doctora en Filosofía y otra en Pedagogía. Allí no había jabón, ni se conocía la limpieza. En aquel piso sucio de meses teníamos que sentarnos y dormir. No había ni una silla siquiera. Y así días y días sin saber nada del exterior. Lo único que oíamos eran unos gritos continuos. Decían que era una pobre loca que estaba en una habitación cercana. Nunca la vimos, ni supimos quién era: sólo conocimos sus gritos constantes. Aquello era un horror y un asco, que solamente de recordarlo me estremezco. 

          26.          Una reclusa en carta dirigida a una amiga, y cuya copia fotostática87 ha sido remitida a la Comisión, dijo lo siguiente: 

          Para mí cualquier lugar donde me lleven es igual, pues soy una presa. Nada ni nadie puede hacerme desfallecer, y mi espíritu y corazón permanecerán inalterables.  Más lejos no podemos estar; pero la distancia y las dificultades no han impedido que nos lleguen palabras de aliento... Yo acabo de pasar una gripe muy fuerte con varios días de fiebre.  Ha sido una epidemia dentro de las reclusas, pues el lugar donde estamos es pequeño y nos encontramos muy apretadas en las galeras... De aquí no puedo decirte cómo es el lugar, debido a que no hay ventanas, y lo que tenemos para ventilación son unos pequeños boquetes con rejas y están muy altos. Dicen que hay un mar precioso y vistas muy lindas...

 

 [ Indice | Anterior | Próximo ]  


65  Doc. No. 20 en los Archivos de la Comisión.

66  Doc. No. 21 en los Archivos de la Comisión.

67  Doc. No. 14 en los Archivos de la Comisión.

68  Doc. No. 27 en los Archivos de la Comisión.

69  Doc. No. 22 en los Archivos de la Comisión.

70  Doc. No. 57 en los Archivos de la Comisión.

71  Doc. No. 47 en los Archivos de la Comisión.

72  Doc. No. 19 en los Archivos de la Comisión.

73  Doc. No. 56-V en los Archivos de la Comisión.

74  Doc. No. 17 en los Archivos de la Comisión.

75  Doc. No. 16 en los Archivos de la Comisión.

76  Doc. No. 17 en los Archivos de la Comisión.

77  El caso de esta joven es denunciado también en otro escrito presentado a la Comisión (Doc. No. 19), en el cual se agrega que dicha joven “fue violada en la cárcel en más de una ocasión por distintas personas e inyectada con drogas para que hablara”, y que “después que se le pasaba el efecto de las drogas sus interrogadores le contaban lo mucho que se habían divertido con ella la noche anterior”.

78  Doc. No. 17 en los Archivos de la Comisión.

79  Doc. No. 18 en los Archivos de la Comisión.

80  Doc. No. 27 en los Archivos de la Comisión.

81  Doc. No. 56-V en los Archivos de la Comisión.

82  Doc. No. 19 en los Archivos de la Comisión.

83  Doc. No. 31 en los Archivos de la Comisión.

84  Doc. No. 17 en los Archivos de la Comisión.

85  Doc. No. 21 en los Archivos de la Comisión.

86  Doc. No. 19 en los Archivos de la Comisión.

87  Doc. No. 46 en los Archivos de la Comisión.