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    CAPÍTULO I 
      
    INTRODUCCIÓN 
        
    1.        El 
    importante avance de la democracia experimentado en la región en las últimas 
    décadas ha determinado un cambio en la naturaleza de las labores de la 
    Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del carácter de sus relaciones 
    con los Estados del hemisferio. Hoy día, el movimiento (o proceso) 
    continental hacia una democracia --acorde con las normas de la Convención 
    Americana sobre Derechos Humanos y de la Declaración Americana de los 
    Derechos y Deberes del Hombre-- ha avanzado hasta el punto en que las 
    dictaduras configuran una anomalía y son estigmatizadas como una patología 
    política. Consideramos sin embargo que los problemas de derechos humanos no 
    terminan cuando un gobierno se torna democrático. Abusos policiales, 
    violaciones a las garantías del debido proceso, restricciones indebidas de 
    la libertad de expresión, carencia de independencia, imparcialidad e 
    ineficiencia en los poderes judiciales, entre otros, continúan constituyendo 
    problemas estructurales en la región que no se han superado con el 
    advenimiento de regímenes democráticos. Las elecciones periódicas y la 
    expansión de los regímenes democráticos no han  logrado  una 
    institucionalidad y cultura democrática suficientes para darle estabilidad y 
    cohesión a nuestras sociedades, obstaculizando el imperio de la ley, 
    afectando la vigencia de los derechos fundamentales de los habitantes y 
    generando un clima apto para la ocurrencia de crisis sociales con impacto 
    político-institucional.  
      
    2.        
    Durante los últimos años la región ha sido testigo de graves tensiones 
    institucionales en diversos países por la recurrencia de intentos de golpes 
    de Estado, y quiebres constitucionales. Esta situación continúa postergando 
    el logro de la estabilidad necesaria para hacer posible un sostenido 
    desarrollo político, social, económico y cultural de la región.  La Comisión 
    ha venido observando con preocupación un progresivo deterioro del Estado de 
    Derecho,  tendencia que no se ha revertido en el año 2003. En esta 
    oportunidad, la CIDH hace nuevamente un llamado a los Estados miembros a que 
    incrementen sus esfuerzos para la consolidación del Estado de Derecho, 
    evitando retrocesos que afecten la legitimidad y la legalidad de las 
    instituciones.    
      
              
    3.       En la región continuaron ocurriendo violaciones a derechos 
    fundamentales como la vida, la libertad y la integridad personal como 
    consecuencia, tanto de abusos de autoridad como de tolerancia por parte de 
    agentes del Estado.  La situación se agrava por el retraso y/o ineficacia en 
    el juzgamiento de estas violaciones. La impunidad constituye uno de los 
    principales obstáculos para la vigencia efectiva del Estado de Derecho. La 
    gobernabilidad democrática depende de la adopción impostergable de medidas 
    para mejorar la administración de justicia. Al mismo tiempo, la Comisión 
    desea resaltar que durante el año 2003 se han producido avances 
    significativos en la lucha contra la impunidad en los Estados miembros de la 
    Organización, incluyendo la derogación de las leyes de amnistía en un 
    Estado, la presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la 
    Reconciliación en otro, así como decisiones judiciales dadas por altos 
    tribunales que entre otras materias permitieron la extradición de una 
    persona acusada de cometer graves crímenes internacionales a un país 
    diferente de aquel en el que se habrían cometidos tales crímenes,  así como 
    la decisión permitiendo la reapertura de procesos penales para dar 
    cumplimiento a recomendaciones y sentencias de los órganos del sistema.   
    4.       A 
    pesar de estos signos alentadores y esfuerzos realizados, el año 2003 no ha 
    visto un mejoramiento sustancial en el  funcionamiento de la justicia que se 
    ve seriamente afectado por deficiencias de tipo estructural, tales como 
    presupuesto inadecuado, la imposibilidad de acceso de las personas de 
    escasos recursos o que los defensores oficiales no se encuentran, en 
    condiciones de ejercer sus funciones con eficacia.  La falta de estabilidad 
    de los jueces en varios países y las remociones de magistrados sin respetar 
    garantías mínimas del debido proceso constituyeron serios ataques a la 
    independencia del Poder Judicial en varios países. A esto se suma el 
    incremento de amenazas contra jueces, fiscales y testigos que se produjeron 
    en varios Estados acompañadas de insuficientes medidas de protección 
    adoptadas por el Estado en respuesta a tales amenazas. 
      
    5.       La 
    situación económica y social de la región no experimentó mejorías 
    destacables en el último año para garantizar los derechos económicos, 
    sociales y culturales. No hay posibilidad de fortalecer la gobernabilidad 
    democrática si no hay una política que propicie el pleno reconocimiento de 
    los derechos económicos, sociales y culturales, el crecimiento económico, la 
    reducción de las brechas sociales y el ejercicio pleno de la ciudadanía por 
    todas y todos los habitantes de la región (artículos 11, 12 y 13 de la Carta 
    Democrática Interamericana, Convención Americana, Preámbulo y Pacto de San 
    Salvador, Preámbulo). Solamente asegurando el éxito en el combate contra la 
    exclusión social se logrará alcanzar el objetivo central de la democracia, a 
    saber,  el pleno desarrollo del potencial humano y la incorporación de los 
    aportes de todos y cada uno de los habitantes al progreso colectivo. La 
    puesta en marcha de estrategias de inclusión social indisolublemente unidas 
    a la promoción, protección y respeto de los derechos humanos debe ser la 
    prioridad fundamental para los Estados.  Los Estados deben brindar especial 
    protección y estimular el desarrollo de quienes se encuentran en especial 
    situación de vulnerabilidad, en particular, los niños,  los pueblos 
    indígenas, los miembros de comunidades afrodescendientes en ciertas regiones 
    y los trabajadores migratorios y sus familias, mediante la creación o 
    fortalecimiento de los mecanismos legales e institucionales destinados a 
    combatir la discriminación. Asimismo, promover activamente la no 
    discriminación, la equidad y protección de los derechos humanos de las 
    mujeres 
      
              
    6.       En reiteradas oportunidades la CIDH ha indicado que las personas 
    dedicadas a la promoción y defensa de los derechos humanos y las 
    organizaciones a las que muchas de ellas se encuentran afiliadas cumplen un 
    papel crucial tanto en el litigio de casos vinculados a la vigencia de los 
    derechos humanos, así  como en los procesos de control de las instituciones 
    democráticas por parte de la sociedad civil.  En el año que concluye 
    lamentablemente los actos de amedrentamiento, desapariciones, atentados y 
    asesinatos perpetrados contra personas y organizaciones dedicadas a la 
    defensa de los derechos humanos continuaron produciéndose. Los Estados 
    miembros tienen la obligación de adoptar las medidas necesarias para 
    proteger la vida, la integridad personal y la libertad de expresión y 
    asociación de quienes trabajan por el respeto de los derechos fundamentales.
     
      
              
    7.       La Convención Americana, la Declaración de Principios de Libertad 
    de Expresión así como la Carta Democrática Interamericana resaltan la 
    importancia de la transparencia de las actividades gubernamentales y la 
    libertad de expresión y de prensa como componentes fundamentales en el 
    ejercicio de la democracia. A pesar de ello, los actos de hostigamiento, 
    persecución, represalia e instigación a la violencia contra la prensa 
    independiente, lejos de disminuir, han aumentado. El derecho a difundir 
    ideas de interés público mediante la prensa merece la especial protección de 
    la justicia y la falta de investigación efectiva de los crímenes cometidos 
    contra periodistas y otros actos que pretenden restringir indirectamente la 
    libertad de expresión generan temor de expresar críticas contra quienes 
    detentan el poder o denunciar abusos e ilícitos, socavando las bases mismas 
    de la democracia.  
      
              
    8.       La existencia de luchas internas afectan seriamente a sociedades en 
    la región y continúan verificándose graves violaciones al derecho 
    internacional, además de serios problemas humanitarios, tales como los 
    padecidos por los refugiados y desplazados internos. Existe la urgente 
    necesidad de dar pleno cumplimiento al derecho internacional de los derechos 
    humanos y observar las normas básicas del derecho internacional 
    humanitario.  Toda vez que se verifique la comisión de crímenes 
    internacionales, los Estados deben asegurar la vigencia del principio de 
    responsabilidad penal individual en el orden internacional y su complemento, 
    el principio de jurisdicción universal, con el fin de juzgar y sancionar a 
    los responsables.  
      
              
    9.       A continuación, la Comisión enumera las recomendaciones de carácter 
    general que considera oportuno formular a los Estados del Hemisferio y 
    espera que éstas sirvan como instrumento para el cumplimiento con los 
    objetivos de lograr la plena vigencia del Estado de Derecho: 
     
      
    I.        
    Continuar con sus esfuerzos para consolidar el imperio de la ley y el Estado 
    de Derecho a la luz de los estándares del sistema regional, evitando 
    retrocesos que afecten la legitimidad y la legalidad de las instituciones.
     
      
    II.       
    Adoptar las medidas necesarias para asegurar la independencia e 
    imparcialidad de los jueces, administrar justicia conforme a las normas del 
    debido proceso y fortalecer sus sistemas judiciales de modo de asegurar la 
    protección de la justicia para quienes se encuentran bajo su jurisdicción.
     
      
    III.      
    Adoptar medidas en favor de la vigencia de los derechos sociales, económicos 
    y culturales de los habitantes del hemisferio, tanto en forma individual 
    como colectiva.  
      
    
    IV.      Colaborar en la consecución de las metas 
    establecidas en los Planes de Acción de las Conferencias Mundiales 
    celebradas en la última década en el marco de las Naciones Unidas tales como 
    Tercer Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la 
    Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, Cumbre Mundial sobre la 
    Alimentación, Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los 
    Asentamientos Humanos, Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, Cuarta 
    Conferencia Mundial sobre la Mujer, 
    
    Conferencia 
    Internacional sobre la Población y el Desarrollo, Conferencia 
    Mundial de Derechos Humanos,
    Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el 
    Desarrollo, Cumbre Mundial en favor de la Infancia. 
      
    V.      
    Derogar las normas que permitan la discriminación y combatan de manera 
    decidida estas prácticas. 
      
    VI.      
    Ratificar todos los instrumentos del sistema interamericano de derechos 
    humanos.  En particular, urge a los diez Estados miembros que aun no lo han 
    hecho a ratificar la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 
      
    VII.     
    Adoptar las medidas necesarias para proteger la vida, la integridad personal 
    y la libertad de expresión de los defensores de derechos humanos. 
     
      
    VIII.    
    Adecuar el marco normativo conforme al cual se ejerce la libertad de 
    expresión en su territorio a la luz de los estándares de la Convención 
    Americana y la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión; a 
    desterrar las restricciones indirectas y en particular el hostigamiento 
    contra periodistas y otras personas que ejerzan su derecho a expresarse 
    libremente, así como asegurar la protección de la justicia en la difusión de 
    información y en la investigación y juzgamiento efectivos de crímenes contra 
    profesionales de la información.  
      
    IX.      
    Adoptar medidas eficaces para proteger el derecho a la vida, la integridad 
    física y la libertad de sus habitantes y garantizar que las violaciones 
    cometidas sean investigadas y reparadas. 
      
    X.      
    Reforzar la integridad y eficacia del sistema interamericano de derechos 
    humanos mediante el cumplimiento con la obligación de adaptar la legislación 
    interna a los derechos consagrados en los instrumentos adoptados en el marco 
    del sistema y su debida interpretación y aplicación por sus órganos, en 
    particular por los tribunales, el cumplimiento con los compromisos 
    internacionales y las decisiones y órdenes de la Comisión y de la Corte y la 
    dotación de los recursos financieros necesarios.   
      
    XI.      
    Asumir las obligaciones y abordar de manera urgente los desafíos plasmados 
    en estas recomendaciones con el fin de garantizar los derechos humanos de 
    los habitantes de la región y desarrollar las instituciones sobre las cuales 
    descansan la paz, la prosperidad, y el funcionamiento exitoso de la 
    democracia como forma de gobierno.   
      
    La Comisión 
    cumplirá el próximo año sus primeros cuarenta y cinco años de labor. En 
    estos años, la CIDH ha acompañado a las sociedades de las Américas en su 
    búsqueda de mejorar la situación de los derechos humanos de los habitantes 
    de nuestro hemisferio y la consolidación de la democracia. Empero, el camino 
    que queda por recorrer es aún amplio ya que aún no se ha logrado la 
    estabilidad democrática necesaria que permita la plena vigencia de todos los 
    derechos humanos, para todas y todos los habitantes de nuestra región.   
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