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PRESENTACIÓN
DE LA LIC. MARTA ALTOLAGUIRRE, PRESIDENTA DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS (CIDH)
ANTE
LA COMISIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y POLITICOS
DE
LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS Washington,
D.C., 28 de febrero de 2003 Buenas
tardes. En nombre de la CIDH
quiero saludar y felicitar a los representantes de los Estados aquí
presentes por la atención prioritaria que han decidido prestar al tema de
la prevención, el combate y la erradicación del racismo y de toda forma de
discriminación e intolerancia, cumpliendo así con el mandato de la
Asamblea General de la OEA celebrada en junio de 2002.
También quiero extender mi saludo al Relator Especial de la ONU
sobre el Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia y Formas Conexas de
Intolerancia, señor Doudou Diene. Pese
a la proximidad del 59o período de sesiones de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, el señor Doudou Diene aceptó la invitación de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para exponer ante los
Comisionados durante el 117º período ordinario de sesiones y hablar sobre
su mandato, sus proyectos y su inquietud de contribuir a favor de una
estrategia regional de lucha contra el racismo y la discriminación. La
CIDH celebra que los órganos políticos de la OEA hayan decidido atender el
tema en especial, y hayan iniciado un debate de fondo para determinar los
pasos a seguir en el sistema hemisférico.
Asimismo, la Comisión reconoce al Gobierno del Brasil por el
liderazgo que viene asumiendo para impulsar iniciativas concretas en la OEA
y manifiesta su deseo de estrechar cooperación desde el enfoque que le
compete. Reitera su voluntad de
cooperación hacia ésta y otras iniciativas destinadas al progreso de los
derechos humanos, en el marco de su mandato La
Declaración y el Programa de Acción de Durban, instrumentos aprobados en
la III Conferencia Mundial contra el Racismo, así como otras decisiones
surgidas de la Conferencia Regional Preparatoria celebrada en Santiago,
reconocen las pronunciadas desigualdades, consecuencia del racismo y de la
discriminación. Es en ese contexto que la eliminación de tales conductas se
convierte en elemento indispensable para hacer efectivos las garantías y
derechos protegidos por el sistema universal y el sistema regional de
protección de los derechos humanos. La
Comisión está consciente de que, pese a algunos esfuerzos de la comunidad
internacional y de los gobiernos, el flagelo del racismo y de la
discriminación racial sigue siendo fuente de violaciones de los derechos
humanos. Es evidente cómo la
discriminación conlleva toda una serie de desventajas y situaciones de
violencia, que para el caso del individuo puede concretarse en una tragedia
personal, para un grupo puede tener el efecto de la marginación, y para una
nación puede significar un impedimento para superar la probreza, al mismo
tiempo que incide negativamente en la efectividad de las instituciones
democráticas. Concretamente,
el racismo y la discriminación racial menoscaban el Estado de Derecho y
entorpecen el proceso de desarrollo de los países del Hemisferio.
Por ello, reconocer su presencia y confrontar su origen, es una
batalla que debe ser librada por todos los medios idóneos y es por eso que
en el sistema regional deben adoptarse medidas prácticas, eficaces e
innovadoras para la protección de los derechos humanos de quienes sufren de
cualquiera de las formas de discriminación.
En este sentido, la Comisión desea expresar en este foro su convicción
sobre la necesidad de crear un instrumento específico regional para
combatir el racismo y todas formas de discriminación. Durante
la Conferencia Regional Preparatoria de la Conferencia Mundial, celebrada en
Santiago de Chile, los gobiernos americanos avanzaron sustancialmente hacia
el establecimiento de un marco conceptual que orientara la lucha contra la
exclusión social y la discriminación. De
esa manera, reconocieron el carácter multirracial, pluriétnico,
multicultural y multilingüístico de las Américas; sostuvieron que el
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las distintas formas
conexas de intolerancia agravan la condición de pobreza, marginación y
exclusión social de individuos, grupos y comunidades; reafirmaron el
compromiso de proteger y fomentar los derechos humanos y las libertades
fundamentales de los pueblos indígenas, los pueblos afrodescendientes, los
inmigrantes, las mujeres y las personas pertenecientes a grupos vulnerables.
Finalmente, reconocieron que el racismo y la discriminación racial
son un obstáculo para el desarrollo democrático y el Estado de Derecho en
el Hemisferio. En
la misma Conferencia, los Estados partes respaldaron la necesidad de crear
una Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial,
la Xenofobia y formas Conexas de Intolerancia para extender el alcance de
los instrumentos existentes, incluidas las disposiciones sobre nuevas formas
de manifestación del racismo que reflejen las particularidades del
continente americano y establezca en su contenido un mecanismo regional de
seguimiento. Señor
Presidente: en este marco
conceptual, deseo afirmar que el
combate al racismo, la discriminación y el impulso a la plena igualdad es
fundamental para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En
los últimos años, la CIDH ha ido incorporando progresivamente el
tratamiento puntual de este tipo de violaciones en su agenda, y ha ido
analizando situaciones de esa naturaleza, tanto a nivel colectivo en ocasión
de los informes de país como a nivel individual en el conocimiento de
peticiones y casos. Permítaseme
expresar que, en el análisis de varios casos individuales, la Comisión ha
manifestado que el principio de la no discriminación es uno de los puntales
que debe sostener todo sistema democrático y el sustento fundamental de
protección de la OEA. En ese
orden de ideas, la Comisión ha enfocado el tema de los derechos humanos de
los afrodescendientes, los indígenas, los migrantes y otros grupos
vulnerables. De la misma forma, la Comisión ha señalado en sus informes
que la falta de progreso, o peor aún, el retroceso en relación a los
derechos económicos, sociales y culturales, acentúa las desventajas que
afectan a esos grupos acentuando la pobreza entre ellos. Desde
esta perspectiva de renovado interés en el combate a la discriminación
racial, la Comisión expresa su apoyo al progreso normativo en materia de
derechos humanos tendiente a ampliar el grado de protección reconocido
internacionalmente y manifiesta su apoyo a la creación de una Convención
de lucha contra la discriminación racial en el Sistema Interamericano, la
que vendría a fortalecer la estrategia global y regional en esta materia. La
adopción en el sistema regional de instrumentos que reiteran o precisan
normas contenidas en instrumentos internacionales del sistema universal no
es un hecho nuevo. La propia
Convención Americana sobre Derechos Humanos fue aprobada 3 años después
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
sigue el mismo camino, y el Protocolo de San Salvador fue adoptado con
posterioridad al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. De
hecho, en el sistema internacional de protección de los derechos humanos es
común la existencia de normas paralelas sobre el mismo tema, que se
complementan. Esas normas no se
superponen, sino antes bien, reflejan ciertas particularidades de la región,
fortalecen la protección de derechos y amplían los mecanismos de
verificación, de acuerdo a los rasgos inherentes del sistema regional.
La Convención Internacional para la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación Racial fue creada hace más de 30 años y reflejó las
preocupaciones de un momento histórico, cuando había especial preocupación
por el apartheid.
En el momento actual se enfrentan nuevas formas, manifestaciones y
expresiones de intolerancia, racismo y discriminación racial, que colocan
en el tiempo la necesidad de una Convención regional para combatir en forma
más eficaz estos nuevos matices de la discriminación, reflejando las
particularidades del continente americano. La
Comisión también observa que en los Estados americanos existe una gran
disparidad legislativa en cuanto a la tipificación de la discriminación
racial y del racismo, como figura penal, así como en relación a los
remedios y recursos para las víctimas de tales prácticas.
De esta forma, la Comisión entiende que el advenimiento de una
Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial, la
Xenofobia y formas Conexas de Intolerancia serviría también como marco
preferencial de los principios que deban guiar a los Estados miembros de la
OEA para adecuar su legislación
nacional a los pricipios establecidos para protección contra la
discriminación y el racismo, contribuyendo con ello a fomentar el respeto a
los derechos humanos en las Américas. El
desarrollo normativo de este tema en el sistema regional significaría
garantizar más y mejor los derechos ya reconocidos.
Los documentos de Santiago de Chile y de Durban deben servir como
marco conceptual y legal para las deliberaciones futuras sobre una Convención
y también es pertinente recomendar la consideración de la doctrina y
jurisprudencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la
Corte. Como
se dijo en pronunciamientos anteriores, si se tomara la decisión de crear
una Convención en el ámbito regional sería imperativo que el instrumento
incluyera la facultad de la Comisión para supervisar el cumplimiento de sus
preceptos, en forma similar al contenido aprobado por la OEA en la Convención
de Belém do Pará, la Convención sobre la Desaparición Forzada y el
Protocolo de San Salvador. Es
importante que el nuevo instrumento otorgue a las víctimas de discriminación
racial el derecho de petición individual que concretamente consolida la
capacidad procesal individual y amplía el marco de protección a los
derechos especialmente protegidos. Finalmente,
es fundamental que el proceso de análisis del proyecto de Convención sea
lo más abierto posible para contar con el beneficio de las distintas
visiones, en particular, las originadas en las organizaciones de la sociedad
civil, sobre todo las que cuentan con experiencia en la materia. La Comisión
entiende que la voz de las víctimas principales de la discriminación
racial en el Hemisferio debe ocupar un lugar importante. Asimismo,
es oportuno que los órganos de protección del sistema, la Comisión y la
Corte Interamericana, sean escuchados, dada su experiencia en la definición
y aplicación de normas de derechos humanos.
La Comisión, desde ya, se pone a disposición de ustedes para
asistir a los gobiernos en el proceso de deliberaciones sobre una eventual
convención. En
años recientes, los aportes de esta Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos
han contribuido significativamente en el desarrollo de estrategias para
impulsar temas de relevancia a las relaciones hemisféricas y la iniciativa
que hoy se presenta en este foro puede constituir otra destacada contribución. En
el marco del compromiso común de erradicar el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, a fin de
procurar mayor bienestar y promover sociedades tolerantes e incluyentes, la
Comisión Interamericana entiende que la CAJP puede impulsar esta iniciativa
por diversos mecanismos, uno de los cuales podría ser la creación de un
grupo de trabajo sobre la situación de los afrodescendientes en el
Hemisferio. Este grupo de
trabajo u otro mecanismo similar proporcionaría el espacio para discutir
las mejores estrategias para combatir la discriminación racial y superar
las secuelas de las que han sido víctimas los afrodescendientes en nuestra
región, tal como lo han reconocido los gobiernos participantes en la
Conferencia Regional en Santiago. Cabe
señalar que, a criterio de la Comisión, en dicho espacio será fundamental
el aporte a ese grupo de trabajo de los países con población
mayoritariamente afrodescendiente. Su
experiencia histórica podría ayudar a que se comprenda a cabalidad la
situación y a identificar las mejores estrategias para la construcción de
sociedades más respetuosas de la igualdad de todos los seres humanos.
La CIDH ofrece su asistencia técnica para trabajar con la Comisión
de Asuntos Jurídicos y Políticos en cualquier instancia que se determine
para atender de forma efectiva la situación de los afrodescendientes. Para
concluir, deseo reiterar el apoyo de la Comisión a los Estados miembros de
la OEA en esta iniciativa destinada a mantener vivo el espíritu que guió
los trabajos de Chile y a continuar el diálogo sobre una estrategia común
para la erradicación del racismo y la discriminación racial en nuestro
hemisferio. Muchas gracias. |