COMUNICADO DE PRENSA


N° 26/04

 

 

COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Y UNICEF EXPRESAN PREOCUPACIÓN POR LA SITUACIÓN DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES VINCULADOS A PANDILLAS O MARAS EN EL SALVADOR, GUATEMALA Y HONDURAS

 

 
         La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) finalizaron la visita conjunta  que realizaron a El Salvador, Guatemala y Honduras. La Delegación de la CIDH estuvo integrada por su Relator para la Niñez, Comisionado Paulo Sergio Pinheiro,
[1] y por su Relator sobre Condiciones de Personas Privadas de Libertad, Comisionado Florentín Meléndez,[2] asistidos por personal de la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana. UNICEF estuvo representada por la Doctora María Jesús Conde, Asesora de Protección de la Infancia para América Latina y el Caribe. Los principales objetivos de la
visita fueron recabar información sobre la situación de niños, niñas y adolescentes vinculados a los grupos conocidos como “maras” o “pandillas”; y conocer las condiciones de vida de las personas privadas de libertad.

Al culminar su visita, la CIDH y UNICEF expresamos preocupación por la situación de los derechos humanos de miles de niños, niñas y adolescentes que forman o han formado parte de “maras” o “pandillas”. Al respecto, no desconocemos la situación de violencia e inseguridad que producen las “maras” o “pandillas”, y expresamos nuestra solidaridad con las víctimas de sus acciones. Al mismo tiempo, debemos resaltar que el derecho y la obligación de los Estados de velar por la seguridad pública no son incompatibles con el respeto por los derechos humanos.   

Muchos niños y niñas de los sectores más pobres de la población no tienen acceso a educación, alimentación, habitación, salud, seguridad personal, protección familiar y posibilidades de trabajo. Ante tal situación algunos optan por incorporarse a las “maras” o “pandillas” en busca de apoyo, protección y respeto. Luego de ingresar, tienden a vivir juntos en sus comunidades urbanas, con el objeto declarado de cuidarse y defenderse mutuamente, así como de defender el barrio en donde viven de “maras” o “pandillas” rivales. Muchos portan armas y se dedican a actividades delictivas, que incluyen homicidios, robos, hurtos y enfrentamientos armados con  otras “maras” o “pandillas”, que a menudo producen resultados fatales.

            Observamos que tanto la falta general de estadísticas confiables sobre la extensión del problema, como el manejo a menudo sesgado y mediático que recibe el tema de las “maras” o “pandillas”, generan en la opinión pública una situación de miedo y rechazo, que produce estigmatización social generalizada de todos los niños, niñas y adolescentes pobres, así como  discriminación, en un circulo vicioso que no contribuye a mejorar la situación.

Nuestras mayores preocupaciones respecto a la situación de los derechos humanos de los integrantes o ex integrantes de las “maras” o “pandillas” son las relacionadas con la pobreza extrema, asesinatos, violaciones a la integridad personal, detenciones arbitrarias, malos tratos, estigmatización y discriminación a que son sometidos.

Percibimos a la vez que la tendencia en las políticas públicas vigentes es la de abordar lo relativo a niños, niñas y adolescentes vinculados a “maras” o “pandillas” únicamente desde la perspectiva de la seguridad pública, a través de las instituciones represivas y sancionadoras de los Estados.

Al respecto, las políticas públicas en materia de derechos humanos de la niñez deben formularse con respeto de los principios generales de “protección integral” y del “interés superior del niño”. Estos principios deben inspirar todos los programas y servicios de educación, salud, protección, nutrición y bienestar de los niños y niñas tanto en la familia como en la comunidad. Las políticas estatales en la materia deben dirigirse a la satisfacción de necesidades fundamentales, a la creación de oportunidades de vida y al respeto a los derechos civiles y políticos, incluyendo el derecho a un juicio justo, a la defensa jurídica apropiada a lo largo del proceso y la aplicación de la privación de libertad como último recurso y para las infracciones más graves.

Un indicador muy importante del respeto a los derechos humanos es la manera en que la sociedad trata a los niños.  Una sociedad respetuosa de los derechos fundamentales provee libertad y dignidad a la niñez y crea condiciones en las que pueda desarrollar todas sus potencialidades.

En relación con las condiciones de detención observamos que a los detenidos asociados con las “maras” o “pandillas” se les da en general un trato caracterizado por el abandono, el hacinamiento, la falta de infraestructura adecuada, de sanidad y de acceso a cuidados médicos y psicológicos, así como por la falta de supervisión judicial y de proyectos específicos dirigidos a su rehabilitación. Durante la visita, asimismo, pudimos verificar que las condiciones de detención en las que se encuentran dichos niños y jóvenes son inferiores a las del resto de la población penitenciaria y que, en particular, en los últimos meses se han registrado hechos graves de violencia y pérdida de vidas humanas. Manifestamos asimismo nuestra preocupación por las condiciones de detención de las personas adultas, que incluyen hacinamiento, falta de condiciones sanitarias adecuadas y falta de recursos humanos y presupuestarios suficientes. 

En los próximos meses se preparará un informe sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes pertenecientes a “maras” o “pandillas” en los países visitados. La CIDH y UNICEF agradecen el alto grado de colaboración que han recibido durante esta visita, tanto por parte de las autoridades de los Estados de El Salvador, Guatemala y Honduras, como por parte de los niños, niñas y adolescentes con quienes se entrevistó, las organizaciones de la sociedad civil y  de la comunidad académica. Agradecemos asimismo el apoyo recibido de las oficinas locales de la OEA y de UNICEF en los países visitados.  

 

Tegucigalpa, 4 de diciembre de 2004.


 

[1] El Profesor Paulo Sergio Pinheiro participó también  en su calidad de Experto Independiente de Naciones Unidas  para el Estudio del Secretario General sobre Violencia contra los Niños.

[2] De conformidad con el reglamento de la CIDH, el Dr. Florentín Meléndez, de nacionalidad salvadoreña,  no participó en la visita a El Salvador.