COMUNICADO DE PRENSA


N° 24/03


CIDH FINALIZA VISITA IN-LOCO A HAITÍ

 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), principal órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA) con el mandato de fomentar y proteger los derechos humanos en el hemisferio, concluyó hoy una visita de cinco días a la República de Haití. La delegación de la Comisión estuvo integrada por la Sra. Marta Altolaguirre, Presidenta de la Comisión, el Sr. Clare K. Roberts, Vicepresidente y Relator para Haití, el Sr. Mario López Garelli, abogado y Especialista Principal en Derechos Humanos, y el Sr. Bernard Duhaime, Especialista en Derechos Humanos.

 

La Comisión visitó Haití del 18 al 22 de agosto por invitación del Estado y de conformidad con el mandato que le otorgan la Carta de la OEA y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como las resoluciones de la OEA CP/Res. 806 y AG/RES. 1841. La CIDH estuvo presente en las ciudades de Port-au Prince, Cap Haitian y Gonaïves para observar la situación de derechos humanos. En esta visita, la Comisión se centró más particularmente en la administración de justicia, el régimen de derecho y la impunidad.

 

Durante la visita, la delegación se reunió con funcionarios del gobierno de Haití y con representantes de la sociedad civil, las organizaciones políticas y las organizaciones de derechos humanos. La delegación se reunió también con el Primer Ministro, Sr. Yvon Neptune, el Ministro de Relaciones Exteriores, el Ministro de Justicia y Seguridad Pública, el Director General de la Policía Nacional, el Inspector General de la Policía Nacional, el Presidente de la Suprema Corte, el Presidente de la Corte de Apelaciones, el Fiscal General, el Presidente del Tribunal de Primera Instancia de Port-au-Prince, Cap-Haitien y Gonaïves, y el Comisario Departamental y Jefe de Policía de Cap-Haitien y Gonaïves. La delegación  se reunió también con el Defensor de los Derechos Humanos y con representantes de la Escuela de Magistrados. También se reunió en las tres ciudades con representantes de numerosas organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, de los Colegios de Abogados, de las asociaciones de jueces y de algunos partidos políticos.

 

La Comisión tomó nota de las dificultades que enfrenta actualmente Haití, más particularmente, de las graves penurias económicas y la persistente y tensa crisis política, como telón de fondo para observar el desempeño del Estado en relación con el respeto por los derechos humanos y la garantía del libre y pleno ejercicio de tales derechos a todas las personas bajo su jurisdicción.

 

Pese a ello, y como lo señaló reiteradamente en el pasado reciente, la CIDH se siente profundamente preocupada por la situación de derechos humanos de Haití, más específicamente con respecto al derecho a la libertad y la seguridad personales, el derecho a las garantías judiciales y el derecho a la protección judicial, consagrados por los instrumentos interamericanos de derechos humanos. La Comisión desea subrayar la importancia de estos derechos y su necesaria interrelación con el debido funcionamiento de las instituciones democráticas y la vigencia del régimen de derecho, como lo recalca la Carta Democrática Interamericana.

 

La CIDH considera que siguen existiendo en Haití graves problemas en cuanto al respeto por el derecho a la libertad y seguridad personales. Más específicamente, la Comisión observó que los arrestos no siempre se efectúan de acuerdo con la ley y los procedimientos aplicables y que las personas son posteriormente detenidas por períodos más prolongados que los admitidos por la legislación interna. Además, la Comisión ha observado que con frecuencia las personas tienen dificultades para recurrir a un tribunal competente que decida en torno a la legalidad de su arresto o detención.

 

Asimismo, la CIDH ha observado graves problemas en relación con el derecho de las personas a una audiencia, dentro de un plazo razonable, ante un tribunal competente, independiente e imparcial.

 

Preocupa también a la Comisión el número de personas detenidas en penitenciarías sin haber sido llevadas ante un juez. Se informó a la Comisión que nada menos que el 70% o el 80% de los detenidos de Haití no han comparecido ante un juez. Si bien la Comisión tomó nota de los esfuerzos considerables del Estado para capacitar a jueces y magistrados, entiende que es preciso empeñarse más para superar las demás limitaciones, a efectos de que el procesamiento en plazo de los arrestados sea la norma y no la excepción. Asimismo, la Comisión recomienda la aprobación de una ley que estructure adecuadamente la Escuela de Magistrados.

 

Preocupan en particular a la Comisión las sustanciales limitaciones existentes a la independencia del poder judicial de Haití. La CIDH observó que la legislación y las prácticas administrativas del país, en especial las vinculadas a la designación, ascenso y sanción de magistrados y jueces y las relacionadas con los aspectos presupuestarios y administrativos de las instituciones judiciales pueden dar lugar a la dependencia del poder ejecutivo. Más alarmante es que la Comisión recibió información creíble conforme a la cual algunos jueces y magistrados han sido presionados por las autoridades, por bandas o grupos violentos y a veces armados que procuran incidir en el resultado de ciertos casos, en particular cuando se trata de materias con connotaciones políticas. Algunos jueces y magistrados han admitido inclusive que temen por su vida o integridad física cuando se ocupan de tales casos. Temores similares han sido expresados por defensores de los derechos humanos y abogados, quienes, junto a los jueces y magistrados, están en la primera línea de la protección de los derechos humanos.

 

En cuanto a las garantías del debido proceso, la CIDH observa que algunas personas sometidas a proceso penal no gozan del derecho a ser asistidas sin cargo por un traductor o intérprete, cuando no entienden o hablan el idioma del tribunal o la corte. Análogamente, algunas personas sometidas a proceso penal no gozan del derecho a la asistencia de un letrado por cargo del Estado, cuando el acusado no puede contratar su propio asesor dentro del plazo legal.

 

Además, la CIDH observó graves problemas en torno al derecho a la protección judicial. Preocupa en particular a la Comisión que en algunos casos las autoridades competentes no ejecuten las órdenes judiciales, en particular las órdenes de liberación. Análogamente, la CIDH observó que, si bien el Estado logró avanzar algo para poner fin a la impunidad en el tratamiento de ciertos casos, el problema sigue siendo grave. Aún no se han resuelto varios casos de notoriedad, en especial los relacionados con los hechos del 17 de diciembre de 2001 y los casos de Jean Dominique y Brignol Lindor, para nombrar sólo algunos.

 

También preocupan mucho a la CIDH los informes de la existencia en Haití de grupos armados que actúan fuera de la ley y con impunidad, a veces aterrorizando a la población de ciertas zonas. La Comisión considera que la incapacidad del Estado de garantizar la seguridad de la población en ciertas zonas del país y de poner fin a la impunidad y garantizar el derecho a la protección judicial atenta contra el régimen de derecho.

 

Corresponde señalar que un número sustancial de funcionarios del Estado negó la existencia de los problemas señalados, o culparon de ello a la crisis económica o a la parcialidad de la comunidad local de derechos humanos, de la prensa y de la oposición. La Comisión considera que el primer paso para mejorar la situación de derechos humanos de Haití es que el Estado y sus órganos reconozcan que algunas de sus prácticas pueden constituir violaciones de los derechos fundamentales de sus ciudadanos. En consecuencia, el Estado tiene que ser consciente de su deber de investigar efectivamente tales denuncias.

 

La Comisión se siente especialmente complacida por la activa participación de las personas que comparecieron ante ella, tanto de los organismos del Estado como de la sociedad civil, y reitera al respecto que, de conformidad con el Reglamento de la CIDH, el Estado debe otorgar las debidas garantías de protección a quienes brindaron a la delegación información, testimonios o pruebas.

 

La CIDH agradece al Gobierno de la República de Haití la asistencia en la preparación de la visita, las facilidades y las garantías de seguridad que le brindó. La Comisión agradece la hospitalidad del Gobierno y el pueblo de Haití. Asimismo, expresa su reconocimiento a las organizaciones no gubernamentales, las instituciones de la sociedad civil y las organizaciones internacionales, en especial la Misión Especial de la OEA en Haití, por el éxito de la visita. La Comisión desea reiterar su ofrecimiento de cooperar con los gobiernos del hemisferio para fomentar, garantizar y proteger los derechos humanos.

 

Port-au Prince, 22 de agosto de 2003